Ocasionalmente llegaba a mis
manos alguna revista de círculo de lectores con dos o tres años de atraso,
pero igual que revista de peluquería era ojeada en su totalidad. No estaba seguro quien las adquiría, si era
mi papá o alguno de sus amigos, o si ocurría
con ellas lo mismo que con los juguetes, los cuadernos y la ropa; se rotaban de generación en generación. A pesar de todo era un buen referente para saber cómo se estaba moviendo el mercado
editorial, que libros salían, cual casa
editora llevaba la delantera, si había un nuevo libro de Kama Sutra, cuantos
juegos de tenedores y cucharas podría obtener por comprar determinada colección,
en fin, se prestaba para imaginar cualquier cosa, como el tamaño de la
biblioteca que soportaría mi hipotética colección, inventarle una historia a
cada caratula que se promocionaba, aprender con lupa (literalmente) la última posición
que dejaban entrever las pagina abiertas del diccionario visual del sexo. (Aún existía
la moda afro). Y todo hasta ahí, eso de
comprar libros quedaría para años después.
Pero entre todos ellos había dos
que siempre llamaban mi atención, uno
era EL ENIGMA SAGRADO, de fondo rojo con una copa en su centro y dentro de ella
una calavera sonriente, y el otro era
CABALLO DE TROYA, que con el paso de los años fue aumentando como las películas
de Rambo; Caballo de Troya I, II. III…… y por supuesto, quien sería su escritor sino
el desconocido (para mi) JJ. Benítez.
No volví a tener noticias de él
por unos años, hasta que en una charla con una amiga en una esquina cualquiera,
al amparo de la soledad y la oscuridad, en los recesos que nos dábamos de los besos
babosos, exponíamos puntos de vistas
literarios (que cultos éramos, ala, Álvaro mutis y Bernardo hoyos comían chitos
al lado nuestro). Allí, ella aun con las pupilas dilatadas me
ilustraba sobre la obra cumbre de Benítez -el mejor periodista y escritor contemporáneo- "El Milagro De La Virgen de Guadalupe". Por suerte las charlas eran cortas, en otro
escenario hubiésemos terminado con apoplejía por hablar tanta barbaridad.
Pero el mal ya estaba hecho y el universo conjuró para que JJ. Benítez y yo tuviésemos nuestro primer encuentro (literario).
Cada fin de semana el grado 11 viajaba a la capital, a un curso de informática en el SENA (con orgullo puedo decir que yo hice un curso de D.O.S, que soy modelo pre Windows mis estimados párvulos) y a la salida, en el tiempo libre, era obligatoria la entrada a un supermercado de cadena y en aquellos tiempos remotos el YEP era lo máximo. Y allí en el estante de libros (si, el YEP tenía su sección de libros) estaba reluciente el Caballo de Troya III, con todo y Jesús alzando su dedo, señalándome, invitándome a desentrañar sus secretas enseñanzas. Como todo buen parroquiano promedio, dentro de las compras (masmelos o ropa en promoción) tenía que ir algo robado. Luego de aprender las técnicas y tácticas de mis compañeros yo opte por el libro, primero, porque ¿quién robaría un libro? (que ingenuo, mi lista de perdidas es alarmante) y segundo porque el libro me había escogido. Y sin entrar más en detalles, todas las huestes celestiales favorecieron el ilícito. He de confesarlo, nunca disfrute tanto algo mal habido. Me sumergí en las páginas aventurescas de aquel reportero español en tierra santa, escapando de los estúpidos servicios de inteligencia israelí, siguiendo pistas tipo Robert Langdon, para finalmente terminar una tarde lluviosa frente a la tumba del mayor en los campos de Arlington, a la sombra del níspero, dando infinitas gracias por su labor. A partir de allí, mi vida intelectual se partió en dos... y cuanto he tenido que esperar a que esta fractura soldara sin secuelas…creo.
Ingrese al nutrido club de
benitologos, me engullí varios tomos, iniciando al mejor estilo de Tolkien, con
el caballo de Troya III luego caballo de
Troya II y caballo de Troya I. luego salte a los astronautas de Yahvé, mis
enigmas favoritos, Ricky B, ovni alto secreto, caballo de Troya IV, la rebelión
de lucifer, SOS ovnis y por último la mitad de caballo de Troya V, sencillamente a estas alturas mi cerebro no
pudo más y se derrumbó. Conservó algunas
funciones del tallo y algunos automatismos que le permitieron a mi cuerpo
caminar, comer e ir a la facultad de medicina, pero el resto estaba en estado
de coma profundo. Luego de los rezos de
mi tía abuela y la intercesión de José Gregorio, pude volver en mí y retomar el camino.
Fueron necesarias arduas jornadas de descontaminación cerebral, leyendo libros de historia antigua, artículos de crítica, historia comparativa, artículos de astronomía y arqueología y bendito sea el internet, viendo videos y análisis de personas serias que se habían tomado la molestia de desmontar el circo que este señor había formado.
Hoy su estilo narrativo me resulta insoportable (el de los caballos de Troya) sus referencias históricas con descalabros imperdonables, sus apuntes científicos tan confusos (tal vez ese es el truco) que al día de hoy todavía no capto bien a que se refería con lo del swivels para viajar en el tiempo, si lo tomó de una investigación de física teórica seria o si simplemente está mamando gallo. Pero no todo fue malo, gracias a sus libros supe de la existencia de los evangelios apócrifos, no sé si truco mucho la cosa, diciendo que a María cuando era niña la llevaban a una nave nodriza, donde jugaba con los ET a la pelota (eso estaba en un dibujito) también conocí el caso UMMO, al grupo RAMA, a Sixto Paz y su corriente ufológica que por unos pocos años seguí. Y lo más importante, gracias a su descarado plagio pude llegar al libro de Urantia, una obra maestra de lo que sea que sea ese libro. Tan completamente enredado y psicodélico, tan místico y seudocientífico, tan ameno y revelador que por derecho propio tiene que estar en la sección de libros de lectura obligada, y si les resulta muy pesado pues simple esta la rebelión de lucifer que de la mano de Agurno y sinuhe nos darán un recorrido turístico por la historia de esta, la tierra, es decir Urantia, el 606 planeta del sistema de Satania, en la constelación de Norlatiadek, del universo local de Nebadon, del sector menor de Ensa, del sector mayor de Splandon en el séptimo superuniverso Orvonton….amen.
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