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viernes, 2 de octubre de 2015

¿quien es el muerto de la Pony malta?




He sentido dolor patrio, y no precisamente por el anuncio de los términos en los cuales se firmará la paz con las FARC, sentí dolor patrio por la ofensa vulgar  y despiadada que algún desalmado, inescrupuloso y quién sabe si hasta satánico u ateo hizo   con uno de los símbolos nacionales más emblemáticos, la pony malta.

La pony malta nos ha acompañado desde tiempo inmemoriales;  cuentan las leyendas muiscas que los caciques en los días de solsticio frecuentaban bañar el cuerpo de sus doncellas en burbujeante y carmín liquido de malta, y que su símbolo, el caballito rampante, fue el que confundió a los nativos cuando ingenuamente consideraron  los jinetes españoles con enviados celestiales.

Pero sin necesidad de ir más lejos podemos decir que la pony malta es la bebida más importante en el territorio nacional;  por  sus múltiples cualidades nos sirve para todo.  Si estamos enfermos de la barriga  o ahítos y con gases nada mejor que una pony malta para la mejoría.  Ni el Ensure, ni las dietas balanceadas ni mucho menos el Herbalife y sus congéneres “life” suplen las necesidades energéticas de las personas convalecientes en los hospitales,  no hay nada que reconforte  a un enfermo que una pony malta con un par de galletas Ducales.  Gracias a sus componentes altos en carbohidratos y enzimas enzimáticas es el remplazo ideal cuando la plata no alcanza para un almuerzo ejecutivo  o cuando la hora de la comida ya ha pasado y ningún restaurante de barrio popular queda con platos de arroz y sopa  para la venta;   media Colombia creció, progresó y se hizo grande gracias al poder nutritivo de la pony malta y un pan de mil,  por algo es la bebida de campeones.  También  es la bebida ideal para calmar la sed, hacer creer que estamos tomando cerveza con los amigos cuando nos estamos purgando,  tener algo espumoso en la boca mientras se espera una cita o simplemente porque sí.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Este mes el mundo se acaba...nuevamente


Creo que es como el décimo fin del mundo del cual he salido victorioso:   sobreviví al Y2K, al año 2000, al fin del mundo que venía con el cometa Hale-Bopp, sobreviví al apocalipsis del 2012, sobreviví al fin del calendario maya, sobreviví al holocausto nuclear de Skynet, sobreviví al fin del mundo mariano  y  a dos o tres fines del mundo de variopintas iglesias evangélicas;  también  a varios días de oscuridad en el  año 2014 y a los  del  agosto pasado en el 2015.  De modo que puedo decir con un poco de arrogancia y seguridad que sobreviviré al próximo fin del mundo previsto para los últimos días de este  mes.

De este nuevo fin del mundo  tuve noticias hasta hace poco.  Usualmente llegan a  mi muro de Facebook una o dos notas  apocalípticas por semana, a tal punto que simplemente  hago caso omiso y las  dejo pasar como bulo informático que son. Pero sucede que con “los sucesos catastróficos planetarios” de  este mes,  nuevamente está  tomando fuerza  la locura colectiva (al menos en la internet) y ya es usual escuchar en cualquier corredor u oficina el: “¿qué  habrá de cierto en que el mundo se acaba este final de septiembre?”.   Me imagino que para esas fechas los comentarios aumentaran gracias a programas radiales de temas no sé si ridículos o paranormales que en ocasiones vienen a ser lo mismo. Como toda noticia loca, esta calará  desde el más humilde analfabeta hasta el más pulcro especialista en lo que sea,  porque para creer en algo por descabellado que sea solo se necesita querer creer y omitir el pensamiento crítico.

¿Pero en que se fundamenta este nuevo fin del mundo?



Como todos,  tiene varios afluentes que nutren el cauce especulativo principal, y forman el río delirante que en silencio rápidamente se secará luego de pasada la fecha.  Verdades a medias que técnicamente son lo mismo que mentiras.
Para  los conspiranoicos y magufos,  el nuevo apocalipsis que se acerca se fundamenta en los siguientes hechos.

martes, 24 de febrero de 2015

Cronicas Ufologicas: Sexys mensajeras espaciales



La ufología es  de esas cosas ridículas que de una u otra forma cada quien  gusta llevar en su vida. Sobre este tema tanto se ha escrito y hay tanto que decir, que tratar de abarcarlo todo en una simple entrada, aparte de imposible, es  un irrespeto a esa parte irracional que llevamos dentro.  Por ello no pienso entrar en detalles,  ni en análisis,  ni polémicas, simplemente tomare un pequeño capitulo y lo traeré a colación.

Un día cualquiera leí en un sitio cualquiera que en las grandes ciudades muchas personas nunca habían visto la luna, mucho menos las estrellas; estaban tan sumergidas en sus vidas, inmersas en el agite diario, atrapadas por los grandes edificios y la niebla de los carros, que levantar la vista en la noche no era más que un sin sentido,  es más,  aun en estas tropicales y ecuatoriales tierras, muchos ven en aquellas titilantes luces solo un adorno nocturno, algo irrelevante, algo ajeno a sus  vidas, algo sin importancia.

¿Cómo será la vida sin echar de vez en cuando una ojeada al firmamento? Tal vez igual, tal vez no varíe mucho, pero personalmente me resultaría asfixiante no hacerlo, simplemente abrumador.  Y partiendo de allí, de todos aquellos que gustamos  ver estrellas, planetas, cometas y más, aunque poco sepamos que son, donde quedan, para donde van y ocasionalmente tratemos infructuosamente identificarlos y en el peor de los casos, fanfarronear con alguien  sobre aquello que no sabemos, para todos nosotros, en determinada época del año, es usual que algo de reojo nos llame la atención, y este algo es posiblemente una de las cosas más hermosas en un cielo nocturno oscuro y despejado;  el cumulo estelar de las Pléyades, una mancha luminosa en la bóveda celeste, que si bien la miramos está compuesta por cinco, siete o nueve estrellas (Taygeta, Pleione, Merope, Maia, Electra, Celaeno, Atlas, Alcyone) todo dependiendo de nuestra visión, colgada en un vecindario llamativo, con la cabeza de Tauro en uno de sus lados con sus características Híades y su estrella mayor Aldebarán, Orión el cazador formado por la roja Betelgeuse, la azul bellatrix, la indiscreta Rigel y la tímida Saiph, su cinturón característico, mejor llamado las tres marías (Alnitak, Alnilam y Mintaka)y colgando de él su espada mágica con su borrosa empuñadura, la nebulosa de Orión, un poco más lejos la deslumbrante Sirio y  la Vía Láctea.

jueves, 29 de enero de 2015

disfunción eréctil e infertilidad secundaria a Chicungunya.



Últimos estudios realizados al 80% de infectados por chicungunya en las instituciones de salud encargadas del manejo de la epidemia en Puerto Rico, encontraron  una clara  relación causa efecto entre la  aparición de la enfermedad y problemas de disfunción eréctil en hombres de 20 a 40 años.  Estudios anatomopatologicos  evidenciaron en el 85% de los casos,  lesiones causadas por el virus en la capsula de mielina de rama dorsal del nervio  pudendo, encargado del mecanismo de  erección,  llevando esto a una lesión posiblemente irreversible en la función eréctil del pene, de igual forma se encontraron lesiones de aspecto multiquistico en los ovarios del 64% de las mujeres infectadas en edad reproductiva,  con un alto nivel de virus encapsulados en membranas fosfolipidicas,  como consecuencia de ello se prevé una tasa de infertilidad cercana al 78% en este grupo de mujeres.

El ministerio de salud de Colombia a la cabeza del doctor Gaviria,  conformó un grupo técnico científico encargado de estudiar una serie de casos presentados en la ciudad de Neiva,  donde se han evidenciado lesiones de tipo necrótico en el pene   en 5 pacientes hospitalizados  por dicha infección, buscando hallar la relación con dicho virus y su adecuado manejo.

Como se pueden dar cuenta, es grave la situación que acabo de exponer, dado que toda ella es una completa mamadera de gallo, tiene el mismo nivel de evidencia y fiabilidad que todos y cada uno de los comentarios ridículos que escucho todos los días, en lo referente a esta enfermedad.
No pensaba escribir nada al respecto, pero ya me resulta tan irritante la situación, en la que con cuanta persona que me encuentro,  y en la cual necesariamente sale el tema de le epidemia, esta, luego de pedir asesoría medica exprés, termina  toda la charla con un escéptico  ¿pero eso si será verdad?

sábado, 13 de diciembre de 2014

¿Jesus era mujer?


Cuando llega la época de navidad, algunos compañeros de trabajo me preguntan si yo puedo celebrar dichas fiestas. Yo ni corto ni perezoso respondo que sí, que yo canto los villancicos en la novena, rezo la oración a san José o los gozos (todo por la merienda que se da) armo el arbolito, me gustan los pesebres y doy regalos a los niños.  Algunos me miran con desaprobación.  ¡Claro! Valiente ateo.  Ateo de ocasión.  En realidad no, para desgracia de muchos extremistas ideológicos, la navidad dejó de ser parte exclusiva de su credo y se convirtió en un agradable fenómeno cultural,  una época de catarsis, de reflexión sobre  lo hecho en el transcurso del año y sobre lo que se piensa hacer para el próximo.  Eso sin contar el reencuentro de familias y amigos, los anhelos infantiles embutidos en un consumismo brutal y toda aquella parafernalia que nos han vendido como “espíritu navideño”  que abarca desde el bonachón lapones hasta las melodías de Roberto Aicardi.   Muchos se desgarran las vestiduras por aquellas costumbres paganas que hoy de forma subrepticia adornan nuestros hogares,  se quejan de la hipocresía al recitar una novena sin el debido recogimiento (culpen a sor Bertilda Samper y fray Fernando de Jesús Larrea por crearla tan confusa pero a la vez tan agradable) y  maldicen ese mercado persa en el cual se convirtió todo,  allá ellos, yo la paso de mil maravillas.

Y estando en este diáfano estado navideño, con un árbol de material sintético a mi lado adornado con luces y bolas rojas, tranquilamente me dedico a leer cuanta cosa postean en el Facebook, hasta que una de ellas llama mi atención.  La leo una vez, me rasco la cabeza, vuelvo y la leo y suelto una carcajada, nuevamente la leo y me pregunto ¿pero qué mierda estoy leyendo? Hace poco había leído sobre los tenebrosos tres días de oscuridad que se avecinan y de las diabólicas  bases sobre la que se edifica el día de las brujas.  Ahora estos locos del carajo venían a aguarme la navidad.  Según la nota, algo llamado “The physics of Christianity” de Frank Tipler, brindaba la explicación de lo que podría haber ocurrido para que se produjese el nacimiento virginal de Jesús.  Nuevamente un grupo de desquiciados religiosos buscaba dar sustento “científico” a una de sus historias fantásticas, se niegan a entender que todo lo que aparece en su libro sagrado y posteriormente en su manual de dogmas y prohibiciones solo se puede sustentar a través de la fe y de sus amigas la filosofía y la teología (y en los casos más bizarros con la metafísica) pretender darle asidero científico a sus leyendas solo es buscarle la quinta pata al gato.

jueves, 30 de octubre de 2014

Me cagaron el dia de las brujas



Tuve mi infancia en los aciagos años 80s, con mi peso rozando peligrosamente la línea del percentil más bajo del carné de crecimiento y desarrollo, y que gracias a la bienestarina nunca pasó de allí (la misma con la que ahora engordan los marranos) la  que sabe a pobreza y miseria según el catador de vinos de la revista SOHO. usando la ropa heredada de mis tíos, con dos o tres  remiendos, los zapatos casi rotos en la punta, un trompo y algunas bolas de cristal en los bolsillos y la medallita de la inmaculada concepción debidamente amarrada en mi cuello con una piola.  En resumidas cuentas un niño más de  pueblo.  Inolvidables y felices tiempos.  Y en aquel calendario que regía mi vida;  el cual iniciaba con las fiestas de año nuevo, pasando por la entrada a la escuela, la semana santa, las ferias del pueblo, el san pedro y por último la navidad, había un día que se colaba entre todos esos ilustres acontecimientos y cobraba singular importancia.  El 31 de octubre, el día de las brujas. 


En los días previos, las tiendas se llenaban de trajes y máscaras,  nosotros, simples mocosos que salían de clases, con la mirada perdida en los estantes, soñábamos con aquellos disfraces de personajes de la tv.  Yo sabía de antemano cual sería el mío, la eterna mascara del chapulín colorado, que año tras año me regalaban mis tíos abuelos;  inusualmente enorme para mi pequeña cabeza, con sus dos antenitas de vinil que rápidamente se perdían y ajustada fuertemente con un peligroso caucho que servía de resortera cuando  todo terminaba.   Ese día salíamos a la calle  portando solo esa careta de plástico tieso y frágil, en ocasiones levantando un poco la cabeza para ver por donde caminábamos y en otras  quitándola completamente para poder respirar  cuando el calor sofocaba.  Solo los niños de las familias pudientes salían con su traje completo, pero eso no nos importaba, lejos de envidiarlos, los admirábamos,  era grato estar en compañía de Mazinger Z, un Cantinflas improvisado, la máscara del chapulín colorado (yo) y un hombre lobo (la máscara claro está).  Se pedían dulces, muchos  viejos tenderos solo se dignaban a tirar mentas a la horda infantil, como quien tira maíz a las palomas; pero entre toda aquella algarabía y desorden se pasaba de lo mejor.  A quien le importaban los dulces si había la opción de corretear por las calles tratando de ser uno de los tantos superhéroes que salían en los muñequitos de la tv los sábados en la mañana.

miércoles, 22 de octubre de 2014

¿ Tres dias de oscuridad?



Ojeando los artículos de un reconocido diario de la región, para ser más exactos diré que ojeando los artículos del diario del Huila, un titular llamo mi atención  y al leer su contenido un escalofrió me recorrió de la cabeza a los pies.  Según la nota, el próximo 21 de diciembre un extraño fenómeno cósmico daría lugar a tres días de oscuridad,  así como lo oyen, tres largos días de oscuridad, que como los tres tristes tigres, nos pondría a comer trigo por tres tristes días (o noches en este caso).  Quede aterrado, no por el contenido de la noticia, pues esta era una completa pamplinada, quede aterrado por el hecho de ver como una mentira infantil puede calar tan profundo, a tal punto que aparezca como una nota cualquiera, con el mismo grado de relevancia que la noticia del desfalco al erario público de otro político más, el  asesinato de cualquier ciudadano de bien o la nueva carga tributaria impuesta por el gobierno.  Y lo que resultaba más chocante era el hecho,  por parte del periodista, de dar por sentado dicho fenómeno escudándose  en supuestos fundamentos científicos y académicos  y dando una voz de calma  ante dicho suceso;  al final solo serían tres días de oscuridad sin mayor trascendencia. 

Al leer eso varias ideas me llegaron a la cabeza. 

miércoles, 25 de junio de 2014

Las historias secretas de Roberto Tovar Gaitan





Por allá en los noventas, en  mis bellas épocas ufológicas y paranormales que abarcaron gran parte de mi adolescencia y parte de mi temprana adultez (¿sería por eso que no conseguía novia?? Entre otras muchas cosas más) emitían por alguno de los tres canales de televisión nacional un interesante programa, en el horario (10:30 a 11:30 am) que en el presente debe estar siendo acaparado por Jota Mario, alguna novela colombomexicovenezolana (como la santísima trinidad si no están los tres no funciona) o dios nos ampare y nos favorezca…el padre chucho.


Se llamaba en un principio "PAZ VERDE" allí, un hombre que nunca he conocido en persona, pero que orgullosamente tengo como amigo en Facebook (lo cual ya es mucho) dirigía el programa y cada cuanto, como profesor de colegio, armaba excursiones a sitios agrestes y salvajes de nuestra geografía colombiana.  De una manera amena y didáctica nos inculcaba (o al menos a mí) el amor y respeto por la biodiversidad de nuestro terruño. Años después rememoraría sus capítulos -al son de una canción rocanrolera que le servía de intro-  en las montañas de Colombia, en una vieja Land Rover que me servía de ambulancia, rodando sobre carreteras resquebrajas, trochas, ríos y quebradas cristalinas en busca de pacientes para brigadas de salud.

Tiempo después cambio sus paseos ecológicos y se fue inclinando hacia lo oculto y misterioso, ¿que lo llevaría a esto? Es todo un misterio, tal vez fue la rabia por no encontrar ni una miserable esmeralda en sus exploraciones a la laguna de Guatavita, donde como el profesor Cousteau, se metió con todo y cámara a sus profundas y turbias aguas, dejando registro solo de algas entrometidas y algún renacuajo curioso.  O tal vez encontró “algo” en alguno de los muchos bosques y montañas que recorrió.  Tal vez encaramado en la rama de un árbol, un ser semejante al Yoda de "star wars" le mostró el camino que debía seguir: "un camino nuevo  tomar debes, naves y extraterrestres tu misión serán”


Como todo jedi  que se respete, acató la orden de su maestro y paz verde de grabar dejó.

El nuevo programa se llamó "HISTORIAS SECRETAS"  y era fantabuloso desde su principio,  con un intro parecido al de la guerra de las galaxias o volver al futuro (aquí la memoria me falla) con imágenes de cajón de todo buen archivo ufológico.  Allí vi por primera vez las fotos y videos de los ocupantes de los platillos misteriosos que rondaban por todos lados, aquellos humanoides  grises de contextura infantil y oscuras intenciones. Supe de la existencia de Billy Meier y su mensaje de esperanza;  no estábamos solos, bajo el amparo de la preciosa Semjatse, Asket y Nera la tierra aun podía respirar tranquila, gracias a él las pléyades ya no eran solo un bonito manchón estelar si no un posible y plausible paraíso. Pero lo mejor de todo fue cuando quiso mostrarnos que no solo los gringos y los europeos tenían sus ET  tutelares, los colombianos también teníamos quien nos guiara hacia la luz, y para que se pusieran verdes de la envidia en el área 51, los teníamos en el mismísimo corazón de la cultura chibcha: en Tabio y Tenjo Cundinamarca,  allí, luego de un minucioso trabajo periodístico, nos llevó de la mano de los campesinos que veían aterrizar en las huertas de sus casas colosales discos metálicos y donde los más afortunados podían sentarse a las afueras de sus ranchos, bajo la luz de las estrellas y al calor de una fogata a platicar y platicar con estos intergalácticos seres de luz  llamados akpalus (o alphaluz como encontré después, pero prefiero el primer nombre, es  místico) 
lo más apoteósico de todo  fue cuando le siguió el rastro a un parroquiano que había sido raptado por una de aquellas naves y  llevado en cuestión de segundos de Pitalito a Boyacá (o al contrario?) fue examinado, preparado  y reprogramado para entregar un mensaje de paz, amor y esperanza a la humanidad, y por supuesto, también le fueron dados poderes como el de sanar. Por algunos capítulos, nuestro intrépido biólogo periodista siguió las andanzas de nuestro gurú latino, para finalmente descubrir que era un timador. Aún recuerdo la cara de decepción del presentador,  semejante a la mía al otro lado de la pantalla. Degenerados del carajo como se atreven a jugar con nuestras ilusiones.

Después de esto, guardó  los ovnis y extraterrestres en una caja de cartón y nos paseó por el mundo de los espantos y fantasmas de la candelaria, para ir desembocando en especiales de apariciones marianas, que como todos los de este tipo, eran demasiado milenaristas y apocalípticos para mis gustos; al final salió del aire y el programa reapareció meses después, pero esta vez con otro presentador y con otra temática: la de encontrar familias separadas por el destino, muchas lágrimas y gimoteo por todos lados.  Creo que este último sirvió de idea para un programa que años después conduciría un siniestro personaje…el padre chucho.


Pero ya dejando al lado a nuestro Rasputín criollo, si tuviese una impresora 3D y pudiese recrear las figuritas de mis superhéroes favoritos, una de aquellas figuritas sería la de Roberto Tovar Gaitán, podrá tener sus ideas locas y todo lo demás, pero a mi parecer  merece compartir el palco con algunos superhéroes, ¿Cuáles? Pensé en Clark Kent o Peter Parker, por aquello del periodismo, pero no creo que le hayan picado arañas radioactivas, a lo mucho, mosquitos con malaria  y hasta donde sé, parece cachaco  no de Kriptón, ni Ganimedes, ni mucho menos de las pléyades, aunque vaya uno a saber, en estos días uno no sabe que anunaki puede tener al lado.

Quise etiquetarlo como el agente Mulder, pero no, no me cuadraba, así que al personaje que más se me asemejó fue a Tintín, claro, ni es de Bélgica, ni es joven, tampoco tiene un perro llamado milu, pero si es un reportero (o biólogo o periodista o lo que sea) arriesgado y en busca del misterio, para mí con eso basta.

viernes, 30 de mayo de 2014

San agustin entre charlatanes, mercachifles y marcianos





He visitado  san Agustín muy a mi pesar, en solo dos ocasiones;  la primera, en el colegio cuando cursaba noveno, en bus mochilero y vomitando hasta los hígados,  tanto de ida como de venida.

 -Eso se le va quitando a medida que crezca-

Dijo el doctor a mi tía cuando le consultó mi problema de ver un carro y ya estar mareado con una bolsita negra en la boca. Y en efecto, el sabio galeno tenía razón.  La segunda visita fue en el 2012, en vísperas del fin del mundo, tal como lo profetizaban los mayas, pero en esta ocasión,  de conductor y acompañado de mi esposa y mi hijo.

Siempre me ha gustado el sur del Huila: sus poblaciones desprenden cierto aire colonial, sus paisajes repletos de árboles con salvajinas ondulantes, su historia de orgullo y resistencia.  Y al sur, al sur, al sur como la canción, San Agustín.

Fue un viaje relámpago, planeado 24 horas antes para que nada lo cancelara, con aguacero a la salida de Neiva, desayuno de pandeyuca y avena en Gigante, la foto obligada en la ceiba de la independencia, compra de achiras en Altamira, foto con la gaitana en Timana, almuerzo en la casa de un tío en Pitalito y desembarco victorioso a las 2 de la tarde en la plaza de San Agustín. Y aquí es donde empieza todo… no reservé hotel ni nada por el estilo, llegué al pueblo, asomé la cabeza por la ventana, saqué la lengua y dejé que el viento jugara con mis orejas, luego busqué un hotel donde quedarme; los recuerdos que tenía eran vagos,  habían pasado más de 15 años desde la última vez, por suerte el poblado es pequeño;  lo recorrí lo mejor que pude y no encontré algo que me gustara.  Mi esposa me recordó que a la entrada un guía había levantado la mano al ver mi cara de despistado y yo, orgulloso y altanero me había hecho el de la vista gorda y había seguido derecho.  De modo que como las animas,  recogí mis pasos y regresé. Allí un hombre cincuentón y bonachón, de sonrisa sempiterna en su rostro indígena y portando orgulloso una chaqueta y un carné que lo acreditaba como guía turístico me llevó al hotel que, me imagino,  tenía acordado con el dueño  a las afueras del pueblo, algo modesto  pero agradable, y me enseñó el itinerario del día.  Esa tarde fuimos al parque arqueológico y al bosque de las estatuas, el museo por desgracia estaba cerrado por remodelación. Y junto a Pedro (por ponerle nombre pues no lo recuerdo) empezamos el recorrido. Aquí es donde respiro profundo y suelto mi indignación.  

La cultura de San Agustín es considerada una de las más importantes culturas indígenas de Colombia, abarca un extenso periodo de tiempo, desde los primeros indicios de uso de herramientas  cerca del  año 3000 AC, su edad de oro entre los  años  50 y 700 DC hasta su progresiva desaparición entre el 800 y el 1500. Dejaron un legado lítico y escultural simplemente abrumador, una cosmovisión y cosmogonía aún en fase de estudio, su herencia es algo que  identifica sobre muchas cosas al pueblo opita.  Y yo estaba allí, al lado del guía que aclararía todas esas dudas que llevaba encima por años, cuando junto a cada estatua, con su risa bonachona, me explicaba con la misma complejidad y profundidad de mis maestras de escuela (sin ofenderles en lo más mínimo) me votaba datos erróneos, comparaciones  traídas de los cabellos y en algunos instantes dejaba escapar algunos tópicos muy new age. Al final decidí no  pervertir mis ínfimos conocimientos arqueológicos con tanta charlatanería y me adelante con mi hijo que la estaba pasando de mil maravillas tomándose fotos con cuanta piedra veía en el camino.
Pero la tapa de todo llegó  cuando entre charla y charla con mi esposa terminó ofreciéndonos dos figuritas de oro producto de la guaquería, que curiosamente él como guía turístico y vigía del patrimonio arqueológico estaba promoviendo.  Durante un buen tramo nos habló sobre esta bella labor, sobre la fortuna que significaba encontrar un entierro, sacar sus reliquias y venderlas al mejor postor, nos comentó casos de éxito en ventas y por si acaso nos dejó la  puerta abierta en caso de requerir en algún momento alguna  antigüedad - porque aquí estamos para servirle.-


El día siguiente no fue diferente, esta vez el recorrido fue a caballo y con un guía un poco más serio, que nos explicó lo poco explorada que se encuentra la zona.

 -todas estas montañas están llenas de tumbas – me dijo,

-es más , aquí sobre el terreno en el que estamos parados hay una-

¿Y por qué no la excavan, por que no la estudian? Pregunte extrañado.  

-La gente no quiere, el gobierno tampoco, no hay plata para eso.-

 Este al menos tenía algo de inconformismo por el abandono, pero como el anterior exaltaba la labor del guaquero, desconocía gran parte de la historia de aquel pueblo, era como hablar con un abuelo sobre espantos e indios, no con un guía avalado por las autoridades, y como dato curioso y para cerrar mis interrogatorios, le pregunté en un museo campestre rodeado de cartas de tarot, esencias e imágenes de la cultura egipcia y azteca (¿?) 

- ¿estas cerámicas de aquí más o menos que antigüedad tienen? ¿A qué época corresponden?  Me miro de soslayo y me respondió:

-esas vasijas son viejas…muy viejas.                                                                 

Al día de hoy desconozco si el parque arqueológico de san Agustín solo es un sitio para ir de paseo, tomar la foto obligada al lado de tal o cual estatua, fumar marihuana al gusto y montar a caballo disfrutando el paisaje,  o si es, aparte de todo esto, un sitio serio de estudio e investigación.  Uno de los lugares emblemáticos de nuestra cultura en manos de mercachifles y palabreros. Qué podremos esperar  allí si sus propios habitantes, los descendientes de los escultores y alfareros olvidan su pasado y venden su memoria al mejor postor como prostitutas de mala muerte.

Ese fue el lunar del viaje, quisiera creer que todas esas figuritas de oro y de piedra que circulan en el mercado negro son solo falsificaciones en busca de ingenuos, y que los verdaderos tesoros están aún ocultos (como lo comentaba el segundo guía) a la espera de mentes brillantes.

El resto fue agradable, en sus restaurantes me sentí como un rey y la comida fue exquisita, había hoteles y cabañas para todos los gustos, la fiesta nocturna prometía mucho (pero con un niño de 6 años poco se puede parrandear)  sus gentes amables, caballos de paciencia infinita, escenarios de naturaleza sublime.  A san Agustín he ido dos veces y no veo la hora de ir unas cuantas más, pero esta vez sin la compañía de un guía.


¿Y los marcianos donde quedaron???  Quedaron en el pasado, cuando estos,  luego de alcanzar la plenitud de su civilización viajaron a la tierra y se cruzaron con los homínidos de aquellos remotos tiempos, eso antes (¿o después?) que cayera la segunda luna que teníamos,  que luego de chocar contra la tierra  formaría el continente de lemuria y la Atlántida.  Está escrito en las piedras, está plasmado en el lavapatas, allí se puede ver la evolución desde marcianos a simios luego a simios marcianos, luego a humanos con poquito rabo, luego a humanos más marcianos  que simios y por ultimo a nosotros tal como estamos hoy.  Eso es lo que dice este autor huilense  a mucho honor, Elias Falla Duque,  que al mejor estilo de Erik von daniken postuló su propia teoría de alienígenas ancestrales. Si lo que escribió lo hizo en serio o en broma, no estoy seguro, solo sé  que un  día vi sus otros dos libros y me dio “cosita” comprarlos.  Pero soy un hombre valiente y sé que los leeré.

nota del 2015

leí los libros...y lo que escribió no lo escribió en broma,   su ultimo desvarío fue considerar que una de las esculturas representa   un implante craneal cuya función es alterar las ondas cerebrales  para bloquear el instinto animal y abrir los canales akasicos...  y lo peor es que muchos  se creen este cuento.

domingo, 25 de mayo de 2014

Oh siervo, hermano mio...si tu supieras....



Un día cualquiera  una señora con rostro de angustia y manos inquietas ingresó al centro de salud del pueblo en el que trabajaba  y  con voz baja  me pidió humildemente que visitara a su padre (¿o esposo? No recuerdo bien) que se encontraba en delicado estado de salud en su casa.  Eran buenos tiempos y buenos lugares, lejos de los dominios de auditores, EPS, jefes psicorrigidos y agendas contrarreloj.  Envolví el fonendo en el tensiómetro y salí con aquella mujer en busca del paciente. No quedaba lejos, era un caserío pequeño de calles empolvadas, gentes apacibles, rodeado de montañas abruptas, bosques floridos, aves cantoras, insectos multicolor, ríos cristalinos y como diría Nacho Vidal, dos o tres guerrilleros ocultos en matorrales.

Entré a la casa, una casa vieja como pocas,  subimos al segundo piso donde el anciano yacía.  La señora en tono preocupado me explicó que a don Juan (para darle un nombre) hacia pocos días lo habían operado de la próstata  por un cáncer avanzado  y  desde la noche anterior el dolor abdominal se había intensificado, quería saber si podría haber sido alguna complicación secundaria al procedimiento.  

Juan tenia mal semblante, caquéctico y estuporoso  respiraba con dificultad en la cama.  Hice algunas preguntas de rigor (debí haber realizado la anamnesis completa me hubiese ahorrado sorpresas) tomé  los signos vitales  y lo descubrí para observar la herida quirúrgica.  Temía estuviese cursando con alguna infección de sitio operatorio o sepsis abdominal.  Su abdomen excavado y de piel acartonada subía y bajaba con cada respiración,  pero no había nada, ni una sola herida. 

-¿Le hicieron la prostatectomia transuretral?  Pregunté entre duda y aseveración.

Ella, mirándome confundida por tanta palabrería técnica no me dijo nada, solo  dejó escapar una expresión de  interrogación.  

– Le sacaron la próstata por el pene con un tubito-  aclaré. 

Y  me contestó de forma contundente.  

- no doctor fue una operación de las normales-

-¿Segura?-

-Sí, segura.-

Volví los ojos al abdomen tratando encontrar la linea de la incisión o como mucho una pequeña cicatriz del procedimiento; pero no había nada, ni una miserable estría que me diera una pista. Rápidamente repasé  todo lo poco que sabía sobre urología y por ningún lado encontraba el tipo de procedimiento que se le habían realizado. 

¿A qué horas se inventaron una nueva técnica? Pensé

tendré que pasar por la vergüenza y decirle a la señora que eso era nuevo para mí, como cuando la gente llegaba con fórmulas de medicamentos de marca comercial y uno como fiel producto del sistema solo los conocía por su nombre genérico. Le miré la espalda, la región lumbar, los muslos, la ingle, y por enésima vez su región abdominal y nada, no había nada. 

La señora al verme cual mecánico pintando uñas, sonriente (¿?) me aclaró:

No doctor, es que a él lo operaron espiritualmente, el siervo Gregorio le sacó la próstata espiritualmente.


Mil cosas pasaron por mi mente, mientras mi cara de estúpido bien podría haber servido como meme de Facebook.   Respire profundo y le dije que yo de ese “campo” de la medicina  poco sabía.  

Juan  solo estaba en manejo paliativo para dolor, un cáncer metastásico había hecho de las suyas  y el pobre viejo tenía los días contados. Les di algunas recomendaciones sobre el manejo del paciente terminal y ajusté la dosis de analgesia que sabiamente “el siervo” había suspendido.  Eran personas sencillas, honestas,  que en la desesperada búsqueda de una alternativa ante lo inevitable habían caído en manos inescrupulosas.   Nunca le dije que el viejo no había sido operado, que todo había sido un macabro acto de teatro, suficiente era tener un ser amado agonizante como para también cargar la culpa de haber sido un nuevo ingenuo estafado.  Juan murió a los dos días. 

–contra la voluntad de dios no hay santo que valga- me comentó la señora.

Qué pensaría José Gregorio Hernández si hoy saliera de su tumba en Caracas y viera el circo que se formó alrededor de su nombre.  Figurita obligada en consultorio de brujos y charlatanes, él,  vestido de traje negro, bigote pulcro, cabeza coronada con un simpático sombrero y expresión alegre, acompañado de ángeles pisando culebras, divinos niños rosaditos y cristos sanguinolentos. ¿Qué pensaría al escuchar su novena milagrera auspiciada por curas y curanderos?.  Qué cara pondría al ver la mafia innominada de médiums y sanadores que haciendo uso de su buena fama, sacan pulmones, tumores, malas sangres, aires malos, lagartijas, cálculos, enderezan huesos  y extraen próstatas a moribundos mientras familiares inocentes entregan sus ahorros a hermanos y hermanas de la misma mala madre. Mercaderes de pobreza más que material intelectual.  Y para completar el cuadro y en aras de la buena rentabilidad del negocio, la santa madre iglesia, decide darle nuevos títulos post mortem que el probablemente nunca llegó a imaginar.  Como el muerto no se puede defender,  el brujo y el cura hacen fiestas en su ausencia.


José Gregorio fue un inminente médico de la sociedad venezolana de finales del siglo XIX principios del XX, científico consumado, impulsó el desarrollo de la ciencia y la educación en su país.  Católico ferviente y posiblemente un sacerdote frustrado, combinó sabiamente aquellas dos corrientes, entregando su caudal de conocimiento al servicio del más necesitado, imitando las acciones de algunos santos y cumpliendo los principios que promulgaba su doctrina. Murió en un accidente de tránsito, como peatón, cuando, me imagino, eso era cosa poco usual (quien contra la voluntad de dios)

Que bueno sería que lo bajaran de los estantes de brujos, viejitas locas y sacerdotes engreídos, y colocaran aquella figurita de traje negro, sombrero redondo y carita feliz en el sitio que le corresponde. Al lado de Galeno, Hipócrates y Esculapio en las facultades de salud.

jueves, 22 de mayo de 2014

J.J Benitez y la historia de Jesucristo viajando en naves espaciales.



Ocasionalmente llegaba a mis manos alguna revista de círculo de lectores con dos o tres años de atraso, pero igual que revista de peluquería  era ojeada en su totalidad.  No estaba seguro quien las adquiría, si era mi papá  o alguno de sus amigos, o si ocurría con ellas lo mismo que con los juguetes, los cuadernos y la ropa;  se rotaban de generación en generación.  A pesar de todo era un  buen referente para  saber cómo se estaba moviendo el mercado editorial, que libros salían,  cual casa editora llevaba la delantera, si había un nuevo libro de Kama Sutra, cuantos juegos de tenedores y cucharas podría obtener por comprar determinada colección, en fin, se prestaba para imaginar cualquier cosa, como el tamaño de la biblioteca que soportaría mi hipotética colección, inventarle una historia a cada caratula que se promocionaba, aprender con lupa (literalmente) la última posición que dejaban entrever las pagina abiertas del diccionario visual del sexo. (Aún existía la moda afro).  Y todo hasta ahí, eso de comprar libros quedaría para años después. 

Pero entre todos ellos había dos que siempre llamaban mi atención,  uno era EL ENIGMA SAGRADO, de fondo rojo con una copa en su centro y dentro de ella una calavera sonriente,  y el otro era CABALLO DE TROYA, que con el paso de los años fue aumentando como las películas de Rambo;  Caballo de Troya I, II. III……   y por supuesto, quien sería su escritor sino el desconocido (para mi) JJ. Benítez.

No volví a tener noticias de él por unos años, hasta que en una charla con una amiga en una esquina cualquiera, al amparo de la soledad y la oscuridad, en los recesos que nos dábamos de los besos babosos,  exponíamos puntos de vistas literarios (que cultos éramos, ala, Álvaro mutis y Bernardo hoyos comían chitos al lado nuestro).  Allí,  ella aun con las pupilas dilatadas me ilustraba sobre la obra cumbre de Benítez -el mejor periodista y escritor contemporáneo-  "El Milagro De La Virgen de Guadalupe".  Por suerte las charlas eran cortas, en otro escenario hubiésemos terminado con apoplejía por hablar tanta barbaridad.


Pero el mal ya estaba hecho y el universo conjuró para que JJ. Benítez y yo tuviésemos nuestro primer encuentro (literario).  

Cada fin de semana el grado 11 viajaba a  la capital, a un curso de informática en el SENA (con orgullo puedo decir que yo hice un curso de D.O.S, que soy modelo pre Windows mis estimados párvulos) y a la salida, en el tiempo libre, era obligatoria la entrada a un supermercado de cadena y en aquellos tiempos remotos  el YEP era lo máximo.  Y allí en el estante de libros (si, el YEP tenía su sección de libros) estaba reluciente el Caballo de Troya III, con todo y Jesús alzando su dedo, señalándome,  invitándome a desentrañar sus secretas enseñanzas.   Como todo buen parroquiano  promedio, dentro de las compras (masmelos o ropa en  promoción) tenía que ir algo robado.  Luego de aprender las técnicas y tácticas de mis compañeros yo opte por el libro, primero,  porque ¿quién robaría un libro? (que ingenuo, mi lista de perdidas es alarmante) y segundo porque el libro me había escogido.  Y sin entrar más en detalles, todas las huestes celestiales favorecieron el ilícito.  He de confesarlo, nunca disfrute tanto algo mal habido. Me sumergí en las páginas aventurescas de aquel reportero español en tierra santa, escapando de los estúpidos servicios de inteligencia israelí, siguiendo pistas tipo Robert Langdon, para finalmente terminar una tarde lluviosa frente a la tumba del mayor en los campos de Arlington,  a la sombra del níspero, dando infinitas gracias por su labor.  A partir de allí, mi vida intelectual se partió en dos... y cuanto he tenido que esperar a que esta fractura soldara sin secuelas…creo.


Ingrese al nutrido club de benitologos, me engullí varios tomos, iniciando al mejor estilo de Tolkien, con el caballo de Troya III  luego caballo de Troya II y caballo de Troya I. luego salte a los astronautas de Yahvé, mis enigmas favoritos, Ricky B, ovni alto secreto, caballo de Troya IV, la rebelión de lucifer, SOS ovnis y por último la mitad de caballo de Troya V,  sencillamente a estas alturas mi cerebro no pudo más y se derrumbó.  Conservó algunas funciones del tallo y algunos automatismos que le permitieron a mi cuerpo caminar, comer e ir a la facultad de medicina, pero el resto estaba en estado de coma profundo. Luego de los rezos de  mi tía abuela y la intercesión de José Gregorio, pude volver en mí  y retomar el camino.


Fueron necesarias arduas jornadas de descontaminación cerebral, leyendo  libros de historia antigua, artículos de crítica, historia comparativa, artículos de astronomía y arqueología y bendito sea el internet, viendo videos y análisis de personas serias que se habían tomado la molestia de desmontar el circo que este señor había formado.   

Hoy su estilo narrativo me resulta insoportable (el de los caballos de Troya) sus referencias históricas con descalabros imperdonables, sus apuntes científicos tan confusos (tal vez ese es el truco) que al día de hoy todavía no capto bien a que se refería con lo del swivels para viajar en el tiempo, si lo tomó de una investigación de física teórica seria o si simplemente está mamando gallo.   Pero no todo fue malo, gracias a sus libros supe de la existencia de los evangelios apócrifos, no sé si truco mucho la cosa, diciendo que a María cuando era niña la llevaban a una nave nodriza, donde jugaba con los ET a la pelota  (eso estaba en un dibujito) también conocí el caso UMMO,  al grupo RAMA, a Sixto Paz y su corriente ufológica que por unos pocos años seguí.  Y lo más importante, gracias a su descarado plagio  pude llegar al libro de Urantia, una obra maestra de lo que sea que sea ese libro.  Tan completamente enredado y psicodélico, tan místico y seudocientífico, tan ameno y revelador que por derecho propio tiene que estar en la sección de libros de lectura obligada,  y si les resulta muy pesado pues simple esta la rebelión de lucifer que de la mano de Agurno y sinuhe nos darán un recorrido turístico por la historia de esta,  la tierra, es decir Urantia, el 606 planeta del sistema de Satania, en la constelación de Norlatiadek, del universo local de Nebadon, del sector menor de Ensa, del sector mayor de Splandon en el séptimo superuniverso Orvonton….amen.