latecleadera

Mostrando entradas con la etiqueta algo de ciencia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta algo de ciencia. Mostrar todas las entradas

viernes, 31 de julio de 2015

Las cincuenta cosas mas grandes que nos rodean



El recuerdo más lejano que tengo de Plutón es un jueguito de mesa que se reclamaba con no sé cuántas envolturas de pasabocas yupis, igual que hoy,  en esos días estaba de moda star wars  y el jueguito en cuestión era un sistema solar en espiral, cuyo punto de partida era el Sol, pasaba por Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, cinturón de asteroides (que devolvía al inicio) Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y la meta quedaba un cuadrito después de Plutón.  (Sobra decir que había naves de la república por varias casillas y el halcón milenario que daba un empujón al jugador).  Luego estaban las tareas de la escuela con un sistema solar en una tabla, burdamente pintados los planetas, sus orbitas elípticas delineadas con aserrín y pegante y nombres de caligrafía defectuosa. Por último la maqueta del colegio, cada planeta era una bola de plastilina  clavada en un alambre y pegada a una nueva tabla (extraña relación entre la carpintería y la astronomía).

Los planetas los empecé a distinguir en horas de la madrugada cuando por algún motivo tenía que levantarme antes de la salida del sol y en lo alto y aun con la vista adormecida veía un Venus fulgurante acompañado de estrellas que juraría nunca había visto en el anochecer.  Júpiter y Saturno llegaron luego de pesquisas en mapas estelares,  cuando notaba su cambio de posición en la bóveda celeste tras noches y noches de observaciones furtivas a ojo pelado en el patio de mi casa, esperando cazar una supernova, una cefeida, o como mucho si contaba con suerte un ovni. Finalmente tuve la posibilidad de comprar un modesto (muy modesto) telescopio y desviar la mirada de los atlas estelares al oscuro profundo galáctico.  Tras semanas de búsqueda y cansado de ver la luna, enfoque al gigante Júpiter y sus cuatro lunas galileanas -dichoso como nunca- y días después, pasada la media noche,  Saturno entró al campo visual telescópico.  Esperaba verlos más cerca, inmensos, mas definidos, pero 60 mm de diámetro no soportaban mucho. Marte fue mi gran decepción, durante noches soñé viendo sus polos congelados, sus tormentas de arena planetaria, el rojizo de su superficie contrastado con el fondo de estrellas, pero la noche que lo pude captar, solo vi un manchocito naranja mal definido y ya.  Mercurio solo como una estrella discreta en el horizonte al llegar el anochecer, Urano y Neptuno, aun en libros, tampoco me hago ilusiones, pero Plutón, ese planeta rezagado estaba por completo alejado de mis posibilidades, excluyendo las recreaciones que muchos artistas hacían de él, solo era un puntico como cualquiera de los miles que un telescopio había capturado  un día que estaba aquí y otro allá.  Tal cual aparecía en los tratados de astronomía, y ni que decir de la foto tomada por el Hubble,  dos esferas luminosas en un fondo azul pixelado.

Pasaron los años y por cosas de científicos locos fue degradado de planeta a planetoide o planeta enano, el sistema no contaba con nueve planetas sino con ocho, y noticias sensacionalistas proclamaban cada tanto que se había descubierto el décimo (en realidad noveno) planeta…curiosamente más allá de Plutón.   Algunos amigos algo místicos y desquiciados adicionaban a la maqueta del sistema solar el planeta Nibiru, un poco mayor que la tierra, que pasaba no sé cada cuántos años rozando la tierra, arrasando a los pecadores y de paso trayendo de nuevo a los annunaki, nuestros verdaderos creadores…pero este ya es otro cuento.

Muchos aún conservan en su estructura mental el diseño del sistema solar tal cual no lo enseñaron en la escuela.  Un sol pequeño pero brillante en el centro, y nueve bolitas a su alrededor con ligeras variaciones de tamaño, y después del último y minúsculo planeta rocoso un vacío infinito…

Hoy después de la llegada de la sonda new horizons  a Plutón y luego de ver las imágenes en alta definición de un cuerpo estelar semejante a la luna, no está de más echar un vistazo a la organización del sistema solar, para hacernos una ligera idea de que lo que es grande es muy grande, de que la luna no es la luna más grande, que la luna es más grande que algunos planetas y que hay lunas más grandes que la luna… en fin aquí van los 50 cuerpos estelares más grandes que nos rodean.

jueves, 29 de enero de 2015

disfunción eréctil e infertilidad secundaria a Chicungunya.



Últimos estudios realizados al 80% de infectados por chicungunya en las instituciones de salud encargadas del manejo de la epidemia en Puerto Rico, encontraron  una clara  relación causa efecto entre la  aparición de la enfermedad y problemas de disfunción eréctil en hombres de 20 a 40 años.  Estudios anatomopatologicos  evidenciaron en el 85% de los casos,  lesiones causadas por el virus en la capsula de mielina de rama dorsal del nervio  pudendo, encargado del mecanismo de  erección,  llevando esto a una lesión posiblemente irreversible en la función eréctil del pene, de igual forma se encontraron lesiones de aspecto multiquistico en los ovarios del 64% de las mujeres infectadas en edad reproductiva,  con un alto nivel de virus encapsulados en membranas fosfolipidicas,  como consecuencia de ello se prevé una tasa de infertilidad cercana al 78% en este grupo de mujeres.

El ministerio de salud de Colombia a la cabeza del doctor Gaviria,  conformó un grupo técnico científico encargado de estudiar una serie de casos presentados en la ciudad de Neiva,  donde se han evidenciado lesiones de tipo necrótico en el pene   en 5 pacientes hospitalizados  por dicha infección, buscando hallar la relación con dicho virus y su adecuado manejo.

Como se pueden dar cuenta, es grave la situación que acabo de exponer, dado que toda ella es una completa mamadera de gallo, tiene el mismo nivel de evidencia y fiabilidad que todos y cada uno de los comentarios ridículos que escucho todos los días, en lo referente a esta enfermedad.
No pensaba escribir nada al respecto, pero ya me resulta tan irritante la situación, en la que con cuanta persona que me encuentro,  y en la cual necesariamente sale el tema de le epidemia, esta, luego de pedir asesoría medica exprés, termina  toda la charla con un escéptico  ¿pero eso si será verdad?

sábado, 13 de diciembre de 2014

¿Jesus era mujer?


Cuando llega la época de navidad, algunos compañeros de trabajo me preguntan si yo puedo celebrar dichas fiestas. Yo ni corto ni perezoso respondo que sí, que yo canto los villancicos en la novena, rezo la oración a san José o los gozos (todo por la merienda que se da) armo el arbolito, me gustan los pesebres y doy regalos a los niños.  Algunos me miran con desaprobación.  ¡Claro! Valiente ateo.  Ateo de ocasión.  En realidad no, para desgracia de muchos extremistas ideológicos, la navidad dejó de ser parte exclusiva de su credo y se convirtió en un agradable fenómeno cultural,  una época de catarsis, de reflexión sobre  lo hecho en el transcurso del año y sobre lo que se piensa hacer para el próximo.  Eso sin contar el reencuentro de familias y amigos, los anhelos infantiles embutidos en un consumismo brutal y toda aquella parafernalia que nos han vendido como “espíritu navideño”  que abarca desde el bonachón lapones hasta las melodías de Roberto Aicardi.   Muchos se desgarran las vestiduras por aquellas costumbres paganas que hoy de forma subrepticia adornan nuestros hogares,  se quejan de la hipocresía al recitar una novena sin el debido recogimiento (culpen a sor Bertilda Samper y fray Fernando de Jesús Larrea por crearla tan confusa pero a la vez tan agradable) y  maldicen ese mercado persa en el cual se convirtió todo,  allá ellos, yo la paso de mil maravillas.

Y estando en este diáfano estado navideño, con un árbol de material sintético a mi lado adornado con luces y bolas rojas, tranquilamente me dedico a leer cuanta cosa postean en el Facebook, hasta que una de ellas llama mi atención.  La leo una vez, me rasco la cabeza, vuelvo y la leo y suelto una carcajada, nuevamente la leo y me pregunto ¿pero qué mierda estoy leyendo? Hace poco había leído sobre los tenebrosos tres días de oscuridad que se avecinan y de las diabólicas  bases sobre la que se edifica el día de las brujas.  Ahora estos locos del carajo venían a aguarme la navidad.  Según la nota, algo llamado “The physics of Christianity” de Frank Tipler, brindaba la explicación de lo que podría haber ocurrido para que se produjese el nacimiento virginal de Jesús.  Nuevamente un grupo de desquiciados religiosos buscaba dar sustento “científico” a una de sus historias fantásticas, se niegan a entender que todo lo que aparece en su libro sagrado y posteriormente en su manual de dogmas y prohibiciones solo se puede sustentar a través de la fe y de sus amigas la filosofía y la teología (y en los casos más bizarros con la metafísica) pretender darle asidero científico a sus leyendas solo es buscarle la quinta pata al gato.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Doce monos



En ocasiones despertaba en la madrugada  algo sobresaltado, era el mismo sueño, para muchos podría pasar como pesadilla, para mí un anhelo remoto, enclaustrado en lo más profundo de mí ser.  Despertaba recordando aquellos artefactos metálicos que descendían de nubes tormentosas en medio de un cielo azul solar.  Siempre se posaban frente a mí, expectantes, misteriosos.  me acercaba y los tocaba, rozaba con mis dedos sus botones, sus ángulos y antenas, para finalmente verlos nuevamente partir al infinito celeste - en una onírica alteración temporal-  en un anochecer cuando las primeras estrellas se asomaban, la brisa fría movía las copas de los arboles con pocas hojas y muchas flores y los aromas de la cocina de las casas cercanas lo inundaban todo;  nadie se percataba de nada, todo el mundo seguía absorto en su vida, en lo cotidiano de su existir, mientras, yo veía como un punto luminoso irregular se confundía en las nacientes constelaciones.  Se convertiría en un delirio nocturno recurrente, podrían cambiar sus formas, desde simples esferas plateadas no mayores a un balón de futbol a gigantescas  ciudades angulosas y silentes, pasando por discos luminosos, catálogos de naves peliculeras, aviones de diseño anti aerodinámico y finalmente un cohete que entre nubes de gases de ignición descanso su estructura en el patio de mi casa, entre los arboles de golgota, naranjos y orquídeas.  Solo en esa ocasión vi uno de sus ocupantes; por fortuna mi cerebro me protegió de duendes verdes, zoomórficos invasores, seres de luz mesiánicos, enanos cabezones o nórdicos profetas. Aquel tripulante que simplemente se limitó a bajar de su aparato era un humano, alto como seria cualquier hombre ante los ojos de un niño, forrado en su traje espacial blanco  con insignias desconocidas, con sus instrumentos de investigación y navegación saliendo del equipo que llevaba en su espalda  y un enorme casco que desprendía visos iridiscentes al incidir los rayos solares sobre él.  Se acercó, solo necesito unos pasos, y bajó su imponente humanidad a mi altura, el visor era oscuro como el espacio, tras el no pude ver nada, no había nadie que me hablara, nadie que me interrogara con su mirada, solo vi una imagen, la del único viajero estelar, vi mi reflejo  sobre aquel cristal, vi la cara de un niño lleno de curiosidad.  El astronauta se irguió de nuevo, me dio la espalda, entró al cohete y nuevamente, entre el destello de las toberas, las nubes de humo diseminándose por todas partes y el estruendo de los motores arrancando,  se elevó  dejándose caer en un azul infinito.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Interstellar, en el filo del tiempo.



Nunca había visto un agujero negro en el cine, y  fue por ello -desconociendo absolutamente todo  lo demás de la  película- que estaba a la espera de su llegada a la cartelera;  después me entere que era la nueva obra de Christopher Nolan, el mismo que había reivindicado la imagen de Batman, devolviendo la dignidad pisoteada por tantas interpretaciones chillonas del superhéroe, y del mismo Nolan que había sacado a Inception, el ladrón de sueños en el cual se convirtió Leonardo di caprio luego de ahogarse en el océano entre los restos del Titanic.

A mi corto parecer la película es el antiguo y universitario arte de copiar y pegar llevado a la perfección, una armónica amalgama de cintas previas  de ciencia ficción, y es precisamente por esto que la considero una de las mejores películas de ciencia ficción.  Su falta de originalidad permitió que tomase lo mejor de otras y creara una obra maestra.  Sin renegar de ellas, ya era hora que apareciera algo diferente a las historias moralistas, con su organigrama de corte militar estadounidense propio  de Star Wars, Star Trek o los Guardianes de la Galaxia. Ya no más confederaciones, senadores, imperios y comerciantes intergalácticos.

miércoles, 22 de octubre de 2014

¿ Tres dias de oscuridad?



Ojeando los artículos de un reconocido diario de la región, para ser más exactos diré que ojeando los artículos del diario del Huila, un titular llamo mi atención  y al leer su contenido un escalofrió me recorrió de la cabeza a los pies.  Según la nota, el próximo 21 de diciembre un extraño fenómeno cósmico daría lugar a tres días de oscuridad,  así como lo oyen, tres largos días de oscuridad, que como los tres tristes tigres, nos pondría a comer trigo por tres tristes días (o noches en este caso).  Quede aterrado, no por el contenido de la noticia, pues esta era una completa pamplinada, quede aterrado por el hecho de ver como una mentira infantil puede calar tan profundo, a tal punto que aparezca como una nota cualquiera, con el mismo grado de relevancia que la noticia del desfalco al erario público de otro político más, el  asesinato de cualquier ciudadano de bien o la nueva carga tributaria impuesta por el gobierno.  Y lo que resultaba más chocante era el hecho,  por parte del periodista, de dar por sentado dicho fenómeno escudándose  en supuestos fundamentos científicos y académicos  y dando una voz de calma  ante dicho suceso;  al final solo serían tres días de oscuridad sin mayor trascendencia. 

Al leer eso varias ideas me llegaron a la cabeza. 

miércoles, 4 de junio de 2014

Lluvias y tormentas de estrellas.



Hace muchos muchos años existió en la tierra un hombre al que dios en su infinita sabiduría decidió probar.  Llamando a filas  ángeles, arcángeles, serafines, querubines, tronos, potestades, virtudes, dominios y ángeles caídos, a cada uno  le encomendó la tarea de hacerle imposible su efímera vida en este valle de lágrimas.  Este hombre amante de la estadística y los números (por tal razón no es Job, si alguien pensaba que era el) sentado en un rinconcito de su hogar, transcribió una a una todas las leyes que hoy por hoy rigen nuestro diario vivir.  Tardó años en esto y cuando ya vio terminado su trabajo salió de su escondite, se dirigió a una video tienda, alquiló las 13 temporadas con sus 3500 capítulos de padres e hijos, y cuenta la leyenda  que en el capítulo 2033 su cuerpo maltrecho no aguanto más y se volatilizo ante la mirada estupefacta de sus verdugos celestiales. Nadie sabe dónde fue a parar; algunos físicos teóricos formulan hipótesis basándose en algunas pruebas del acelerador de partículas de suiza, donde dicen que entró a un universo paralelo, posiblemente en la séptima dimensión…donde toca el trombón.  

Este hombre era Murphy, el de las leyes de Murphy (otros afirman que era un capitán de la fuerza aérea de los USA que por allá en  los años cuarenta, ante la incompetencia de alguno de sus subalternos dijo aquella frase  “si algo pueda salir mal, saldrá mal”  pero estas solo son conjeturas).   ¿Y a qué viene todo esto?  A las famosas lluvias de estrellas,  aquel fenómeno meteorológico que ocurre unas pocas veces al año, que sirve de relleno en las noticias y que a pocos nos importa.

Todos en algún momento de la vida en un descuido hemos visto cruzar por el firmamento en una noche despejada una estela  de luz bien sea blanca, azul, roja o amarilla, un fulgor luminoso que no dura más de dos segundos,  que como niños de preescolar nos hace exclamar entusiasmados ¡acabó de pasar una estrella fugaz! ¿La vio? y depende de la compañía las respuestas serian: 
-si es un niño  ¿Dónde? ¿Dónde?
- si es la esposa, novia o amante -¿y pediste un deseo? 
- Y si es un amigote – hay tan mariquita-.  
De todas formas no deja de ser algo curioso y agradable y según algunos entendidos en el tema, augurio de buena suerte. 


De modo que cuando nos enteramos que tal noche habrá una fantabulosa lluvia de estrellas, los más fanáticos cuadramos la agenda, nos alistamos para la trasnochada (pues nunca es temprano, siempre es de la media noche en adelante) les comunicamos la noticia a los integrantes de la familia que quieran o no serán participes del evento, y muy a las 10 pm con  equipaje en el baúl del carro, botellitas de agua, paquetes de todito y chitos  se inicia el viaje al lugar de observación astronómica, idealmente un desierto lejos del bullicio y la luz de la ciudad.    Una vez allí, luego de cruzar kilómetros de carreteras solitarias, so riesgo de ser víctimas de la patasola o la madremonte (palabras textuales de una  amiga en uno de aquellos viajes) se arma el sitio de observación, se le informa al niño que llegamos. Pero este en lo más profundo del sueño, hace caso omiso a todo. Y pacientes con la mirada puesta en lo alto, maravillados por el manto estelar sobre nuestras cabezas, esperamos la caída de los primeros meteoros.  Y es en este preciso momento en donde entra a participar Murphy.

El muy infame también postulo sus leyes para la astronomía,  aquí les dejo algunas:

-Un lugar de observación no tendrá más de dos de las condiciones siguientes: Cielos oscuros, horizontes sin obstáculos, suelo firme, o servicios.

Las combinaciones de las anteriores, para cualquier sitio y noche dados, serán exactamente las opuestas de las que serían más útiles para el mayor número de personas.

-La distancia al lugar de observación es directamente proporcional al número de piezas importantes que habrás olvidado llevar.

-La calidad del cielo [incluyendo tiempo, número de nubes, etc...] variará de forma inversamente proporcional al día de la semana que sea; es decir la mejor época de visión caerá invariable en una noche de trabajo, limitando el tiempo disponible para disfrutarlo.

-Durante los más raros acontecimientos astronómicos, tales como tránsitos, ocultaciones asteroidales, o un cometa que pase cerca, le enviarán indudablemente fuera de la ciudad en viaje de negocios, o sucederá un acontecimiento importante de la familia. Cuando no esté sucediendo nada en su vida, nada nuevo sucederá en el Cielo.

-En el caso de que no estuviera fuera de la ciudad, o dedicado a actividades familiares de naturaleza aplastantemente banal, y además el cielo estuviera despejado, el acontecimiento transcurrirá a uno o dos grados de la Luna Llena.

-La posibilidad de que se enciendan luces, linternas, faros, luces interiores o pilotos traseros es directamente proporcional al número de obturadores abiertos y al número de observadores que hayan empezado su adaptación a la visión nocturna.

-Los oculares sufren una atracción magnética irresistible hacia el cemento, a diferencia de los tornillos y tuercas pequeñas que sufren una atracción magnética irresistible hacia la hierba alta.

-Todos los apagones suceden en noches nubladas o de Luna Llena.

-La cantidad de nubosidad es directamente proporcional al deseo del astrónomo de observar.

-La cantidad de nubosidad es directamente proporcional a la disponibilidad del astrónomo para observar.

-La cantidad de cobertura nubosa es inversamente proporcional al porcentaje iluminado de la Luna.

-Bajo cielos parcialmente nublados, las nubes cubrirán exactamente esos objetos que tenga más ganas de observar, dejando otras áreas totalmente libres de nubes.

-De las diez noches de mejores condiciones de visibilidad del año, tendrá que asistir a algún acontecimiento nocturno dentro de casa al menos durante ocho de ellas.

-Según vayan mejorando las condiciones de visibilidad, irán aumentando las demandas de su cónyuge para que vuelva a la cama.

-En invierno, la temperatura es siempre al menos 10 grados menor que aquella para la que se había vestido.

-Durante el verano, la cantidad de mosquitos es siempre un diez por ciento superior a lo que se ha previsto -y para lo que se haya untado con repelente-

-Ley de la Observación Selectiva: La siguiente supernova surgirá en una galaxia que usted observó en la anterior noche despejada.

-Ley de la Declinación Selectiva: El acontecimiento astronómico más interesante del año ocurrirá en una declinación que estará por debajo del horizonte de su lugar de observación.

-Ley de la Vegetación Selectiva: El árbol del vecino se desplazara siempre hacia el lugar exacto necesario para ocultar el objeto que quiere ver.

-Ley del Césped (Variante astronómica): Un elemento óptico que cae lo hará siempre con la cara convexa hacia abajo, excepto si se halla tapado o se tira con el propósito expreso de probar esta ley.

-Ley de la Visión Lateral: El meteorito más brillante de la noche caerá detrás de usted, siendo visible solamente a la gente con quien usted esté hablando en ese momento. (esto se cumple para todos los observadores, incluyendo aquellos con quién estaba usted hablando).

-Principio de la Radiación Lunar: Los observadores de cielo profundo hallaran que las noches más claras serán aquellas en las que haya Luna Llena, cuando la radiación lunar es suficiente para eliminar las nubes y la calima.

-Enigma de la Luz Solar: Con la única excepción de los eclipses solares totales, los diez acontecimientos astronómicos más interesantes del año ocurrirán cuando el sol esté sobre su horizonte, a menos que esté lloviendo.

 De modo que aquella nube lejana en el horizonte, cubrirá el 90% del firmamento en la hora pico de caída de meteoros.  Y así ocurrirá una y otra vez en el transcurso del año,  a excepción de la vez en la cual no se fue, en esa noche, hasta naves extraterrestres se avistaran. Pero como en astronomía nada está dicho, siempre habrá una próxima vez, y si no se ven estrellas fugaces, planetas o nebulosas, al menos si se podrá disfrutar de un agradable paseo familiar a altas horas de la noche. 

Para los interesados les dejo aquí el calendario de “inviernos estelares”

Julio 5 –  Ocultación de Marte por la Luna visible en México, América Central,         Colombia, Venezuela , Ecuador, Perú y Bolivia

 Julio 7 –   Conjunción de la Luna y Saturno

 Julio 28 –   Lluvia de meteoros de las Delta Aquaridas

Agosto 2 –   Conjunción de la Luna, Marte y Saturno

 Agosto 4 –   Conjunción de la Luna y Saturno

 Agosto 12 -  Lluvia de meteoros de las Perseidas

 Agosto 17 –   Conjunción de Venus, Júpiter y el Cúmulo de La Colmena en Libra

Septiembre 27-  Conjunción de la Luna y Saturno

Octubre 8 –   Eclipse total de Luna visible en América, Asia y Australia

 Octubre 21 –   Lluvia de meteoros de las Orionidas

 Octubre 23 –  Eclipse parcial de Sol visible en América del Norte

 Octubre 25 –  Conjunción de la Luna y Saturno

Noviembre 17 –  Lluvia de meteoros de las Leónidas

Diciembre 13 –  Lluvia de meteoros de las Gemínidas

 Diciembre 22 - Lluvia de meteoros de las Ursidas

miércoles, 14 de mayo de 2014

En la orilla del oceano cosmico




A mediados de los ochentas, no recuerdo los días ni la hora, encendía el televisor Toshiba a blanco y negro y me dejaba llevar por las imágenes y las historias que narraba un hombre de aspecto flemático, de cabello oscuro y lacio revuelto por la brisa del mar.  Era la serie COSMOS, y aquel hombre de semblante sereno era Carl Sagan.  Cursaba por esos días algún grado entre 1° y 5° de primaria, y a pesar del esfuerzo de mis profesoras, nunca llegarían a mi ideas tales que abarcaran galaxias, supernovas, secuencias evolutivas desde una simple protocelula hasta un simio, ni viajes de gemelos en el tiempo.   Sin que  contáramos  con los conocimientos básicos para entenderlo, Sagan, de una forma amena, ágil y casi poética,  presento ante nosotros  un universo complejo, vasto, lleno de misterios y cosas extraordinarias, y lo mejor de todo, entendible, aun para un niño de escuela.  Sin quitar mérito al plan de estudios vigente en aquel entonces, COSMOS, junto al TESORO DEL SABER y NATURALIA  se convirtieron en  “maestros virtuales” que inclinaron mi mente y la de muchos otros al mundo de la ciencia y sus maravillas.

Años después revisando los estantes de una librería,  tamaña sorpresa me lleve al ver allí en compañía de ejemplares de pablo Coelho y Deepak Chopra la edición de COSMOS, para ser más exactos la 21° edición, de editorial planeta, y dos o tres estantes después, su segunda parte UN PUNTO AZUL PALIDO (no necesariamente segunda parte).  No tenía ni idea que aquella serie de televisión que había llamado tanto mi atención como mazinger z o los Transformers, estaba a mi disposición en papel.  Nuevamente rememore las peripecias del Voyager, seguí la secuencia que llevo a Miller a recrear el caldo primigenio, especule sobre qué tan habitable seria titán, y nombre dos o tres galaxias cuyos nombres ya había olvidado.


Actualmente se emite una nueva serie, un remake de la serie de  los ochentas, en esta ocasión presentada por Neil Degrase Tyson (alumno de Sagan), en ocasiones tratando de imitar  la original no sé si buscando capturar audiencia o simplemente como tributo al fallecido Carl.   De lo único que si se puede estar seguro, es que el COSMOS original difícilmente podrá ser reemplazado,  con todo y sus limitaciones visuales y técnicas, y con las dudas que hace treinta años se tenían, no deja de ser un documental de culto para muchos, y para los más frikis, también están los libros.  

miércoles, 7 de mayo de 2014

Haga su propio telescopio en 3 pasos....




Construye  un telescopio reflector con materiales caseros…. eso es lo que dice el libro, tal vez el  mejor manual en lo referente a manufactura de telescopios newtonianos.  Pero antes de comentar sobre esta joya del trabajo manual, me daré el gusto de poner la historia en contexto.


Por el motivo que sea, todos en algún momento alzamos  la mirada en una noche de luna nueva  y con asombro y curiosidad hemos visto aquella multitud de puntitos brillantes llamados estrellas  (de 3000 a 6000 dependiendo del sitio,  las condiciones meteorológicas  y las “buenas vistas” del observador)  y unos cuantos hemos caído en el embrujo de querer conocer sus nombres, presumir con la punta del dedo que tal con cual  forman tal constelación, y en el mejor de los casos dar una explicación cosmológica a todo aquel desorden (en este punto es probable que ya nadie presta atención o simplemente no nos crean).  La mayoría dejará la cosa ahí, y al salir el  sol solo quedará el recuerdo de una noche oscura y bonita.  Otros,  tercos cual semovientes,  quedaremos con las dudas latentes y nos atiborraremos de información astronómica de primera, segunda y hasta tercera mano (en orden sería: libros de astronomía, dos o tres atlas del cielo nocturno, la colección de Carl Sagan.  De segunda mano serían esos eternos programas  de Nat geo, Discovery o History, que escupen datos y datos,  todos  muy bonitos pero que al final lo dejan a uno en las mismas, y de tercera mano serían los serios y entretenidos  documentales de alienígenas ancestrales,  las notas del noticiero RCN  o lo último en cosmología, cosmogonía, cosmoagonia y astrología que  cuentan compañeros de estudio o trabajo).  

Es en este punto,  después de considerarme todo un digno operario del telescopio de canarias,  en el que realizo la mejor inversión de mi vida, me consigo lo último en guarachas en telescopio,  de esos que llegan por temporadas a la panamericana o los que se encargan a amigos igual de cultos a uno.  Así que a eso de las 5 pm tengo ante mis ojos un reluciente y  pulcro artilugio,  azul oscuro, salido de una caja con fotos de Júpiter  y galaxias lejanas multicolores, con números que indican aumentos de cientos de veces, capaces de capturar la estrella más esquiva o el vello púbico más tímido de cualquier vecina.  Y al caer la noche, con nuestro mapa estelar en mano y el objetivo puesto al infinito ( y más allá) escudriñamos con curiosidad 100% infantil el firmamento,  ¿y que vemos? Nada…. Un fondo oscuro y estrellitas ocasionales algo desenfocadas.   Claro, no era de esperar que viésemos la galaxia del sombrero o la nebulosa del cangrejo de una, con mirada científica revisamos nuestro mapa estelar (el que viene con el atlas tamaño familiar que nos costó un ojo de la cara) hacemos unos cálculos mentales, ajustamos dos o tres manijas y nuevamente  a desentrañar los misterios del cosmos... ¿Y que vemos?  Nada… un fondo oscuro con estrellitas ocasionales desenfocadas.   Y así  pasamos minutos u horas,  dependiendo del espíritu aventurero del observador, para al final, luego de estar solos -pues el público inaugural ha preferido ir a ver la novela- Ver a lo lejos la eterna compañera, la luna.  Tardamos unos minutos en ubicarla (como carajos es posible que no sea capaz de hacerlo) y como recompensa ante la perseverancia, con orgullo observamos sus cráteres, mares y cadenas montañosas.  No todo fue tan malo.  En las noches siguientes presumiremos ante un nuevo público enseñando la lunática figura, mostrando al Júpiter inquieto y al esquivo Saturno.   Por unos minutos todo será ¡¡ohhhh!!  ¡¡ahhhhh!! ¡¡que bonita!!  ¿es de verdad???,  y ya.  Pero cuando la novela empiece y el astrónomo incipiente quede solo con su aparato, volverá de nuevo esa desesperación de no encontrar nada, solo el fondo oscuro con lucecitas borrosas. Y pasaran los días, y los libros, y los amigos, y las expresiones maniacas de Giorgio tsoukalos (si tan solo viera  una nave) para luego  tal vez con un golpe de suerte enterarnos  que lo que creíamos  seria el hermano menor del Hubble, es en realidad un pequeño juguete  con un objetivo de 60 mm de diámetro,  algo que solo me permitirá  definir algo de nombre astronómico pero más bien anatómico….ustedes  entienden.  Dejaremos a nuestro amigo a un lado, solo para ocasiones especiales o para cuando llegan las visitas curiosas…no todo está perdido.   


Es aquí cuando llega este libro EL TELESCOPIO DEL AFICIONADO de Jean Texereau, el manual  que a modo de cartilla de nacho lee, todo aquel que quiera iniciarse en el mundo de los artilugios astronómicos debe leer.  Allí se dará un breve repaso de óptica con dos o tres ecuaciones que no entenderá, le despejará algunas dudas prácticas  y le entregará un pequeño listado de elementos requeridos para construir el tan anhelado telescopio reflector de 250 mm. Luego le explicará pasó a paso como elaborar desde el espejo hasta la montura con todo y tornillos,  y  al final,  a  modo de libro de Jaime duque linares, felicidad garantizada.  Personalmente después de leerlo, busque los materiales y solo encontré  los 2 butacas, (en la que me sentaría y en la que dejaría el espejo listo para el abrasivo)   lo demás, seré honesto, puse poco empeño en conseguirlo.  pueda que algún día lo consiga,  es posible que lo construya (muchos ya lo han hecho, hay centenares de páginas web donde niños y ancianos muestran orgullosos sus creaciones) o es probable que bote la toalla después de pelarme los dedos en el esmerilado,  ahorre unos meses y me compre uno ya completico en una tienda astronómica.   
"albert II" dibujo de Diego Fournier