latecleadera

sábado, 4 de enero de 2020

Horóscopo 2020. predicciones, consejos y prevenciones.



Sin más preámbulo llega el horóscopo  2020.  las predicciones están hechas para ambos sexos, no se utilizó lenguaje inclusivo porque a mi grupo de psíquicos, especialistas paranormales, mediums y seres del bajo, medio y alto astral no les  gusta complicarse la vida con esas vainas.



Sagitario:


El 2020 estará regido por la influencia gravitacional de Saturno en conjunción con Venus en su recorrido por la eclíptica.  Las emanaciones áuricas de estas dos esferas celestes conjugaran a tu favor la biodisponibilidad de tus fluidos corporales en relación con el decrecimiento adquisitivo en tu rueda karmica. 
Este será el año de  nuevas aventuras, del riesgo innato ante cualquier negocio y la incertidumbre frente a las relaciones interpersonales.  Emanaciones fotonicas plutónicas a partir de marzo probablemente muevan la balanza de tu fortuna hacia el extremo que menos te convenga.  El 2020 será un año de precaución y probablemente de pérdidas;  pero no hay por qué preocuparse,  pues en cada perdida hay implícita una victoria, y entre más perdidas más victorias implícitas.  Tu destino en estos 366 días será el de derrotas tangibles y victorias discretamente anónimas.

lunes, 9 de diciembre de 2019

¿Están en Colombia invocando al diablo con el cacerolazo?



En las últimas semanas me causó curiosidad la reacción de cierto grupo de personas ante las protestas iniciadas en Colombia el 21 de noviembre, y particularmente con las interpretaciones que se le daban al cacerolazo.    Según algunos memes y post de dudoso origen compartidos por señoras posiblemente pensionadas por parte de su marido, estrato 6, con nulos estudios y fungiendo de periodistas;  esta forma de expresión y reclamo, a punta de ollas para el arroz y molinillos, solo eran una forma encubierta de invocación satánica de la cual se estaban valiendo los pluripotenciales y misteriosos conspiradores de la izquierda universal para desestabilizar el orden establecido.


Pero más gracia y asombro me causó, cuando efectivamente vi un video  donde un señor, posiblemente un pastor (aunque la imagen a su espalda de Jesús con una hostia en las manos, da para pensar que es católico),  afirmaba que el cacerolazo  era una acción satánica consagrada a Shango, y que este  es un demonio de los cubanos.  Un demonio espantoso según el mismo orador.   Y no contento con esto, denomina a todos los cacerolistas como tontos y estúpidos por permitir la entrada de este ser a su hogar, pero que gracias a la iglesia fuerte (no especifica cual)  y a las rodillas del pueblo bueno colombiano esto no se ha ido de peor.


Como es usual en estos tiempos, los grupos religiosos y en especial los de corte cristiano están llevando a sus seguidores a un estado de peligrosa estupidez,  tal vez nunca antes han visto su poderío económico tan amenazado y necesitan que su rebaño (literalmente ovejas o mejor borregos a su servicio) sean lo más obedientes posible.   Pero no voy a meterme en este cuento ahora (ya lo hice en otra entrada ¿y los ateos para qué? ) sino a explicar quién es este demonio que últimamente está invocando el pueblo latinoamericano con sus olletas.


Antes de todo Shango  no es un demonio,  es un dios de la cultura yoruba, un orisha, un dios africano, igual que Thor, que Visnú, que Yahvé y  que alguna de las advocaciones de la virgen María…  y guardando las proporciones y los escollos de integrar  la cosmogonía de los pueblos africanos, más o menos esta es su historia.


Shango nació como humano, eso sí con una ascendencia divina.  Fue el cuarto rey de la mítica ciudad de Oyo, en Nigeria, según algunos, fue enviado a este mundo para encarrilar el desordenado pueblo de aquel entonces, y para hacerlo  tuvo que ser  de mano firme y posiblemente corazón grande,  esto le ganó cierta fama de tirano,  pero a grandes rasgos no le fue mal en su gobierno.  Un día,  accidentalmente,  mientras hacía uso de sus poderes extraordinarios desencadenó una tormenta  con la cual destruyo  su palacio y de paso a muchas de sus esposas e hijos que se encontraban  en el, y no soportando esta desgracia se colgó de un árbol.  Muchos de sus contradictores se alegraron por esto y celebraron, pero en los días una serie de tormentas asolaron la región y sus habitantes comprendieron que era la furia del rey contra sus enemigos, se ofrecieron sacrificios en su honor y finalmente sus seguidores gritaron que el él nunca había muerto colgado.  Después de esto Shango fue considerado como un orisha y su culto se extendió en toda África como el dios de la tormenta, el trueno y el rayo, posiblemente sincretizándose sobre un culto anterior, el del dios solar Jakuta.


Y son precisamente estos sus atributos principales, esas fuerzas meteorológicas que lo entronizaron como el  dios de la virilidad, el dios de la fuerza y la justicia, el dios que puede dar vida y muerte sin distinción, el señor de los muertos y el inframundo.


Este personaje institucionalizo el culto a los ancestros, el oggum de donde se desprende la santería (religión sincrética cubana, no ritual satánico) y forma parte de las deidades más poderosas del santoral yoruba.   Se le representa con un pilón en la mano símbolo de la comunicación entre los dos mundos y elemento donde se preparan sus hechizos y rayos; una maraca, símbolo del trueno; un hacha de doble filo en su cabeza símbolo de la justicia o el azar en la vida (como quiera tomárselo) y sus colores característicos son el rojo y el blanco (como papa Noel) la iglesia católica lo sincretizó con santa Bárbara, patrona de las tempestades,  y algo bonito de su culto, es que las mujeres en señal de respeto ante su presencia,  de rodillas  apoyan sus pechos en sus manos y los elevan a este dios.



Según algunas tradiciones y un muy buen libro escrito por un colombiano; Manuel Zapata Olivella,  Shango castigó al pueblo africano por su desobediencia con el exilio y esclavitud en tierras americanas,  pero también, una vez cumplida su pena, elige e inspira  los grandes líderes de la revolución y liberación del pueblo africano,  por ello, tal vez no sea tan descabellada la aseveración del fanático religioso del video:  ante un pueblo ya no africano sino latinoamericano oprimido hasta los huesos, la esencia de Shango brota de la tierra magra y se mezcla con el fuego que cae del cielo, al compás de los golpes de cacerolas, llamando al pueblo a comprender que su castigo ya ha finalizado y que es hora de un nuevo renacer.

Salve Shango, el gran putas



sábado, 30 de noviembre de 2019

El colibrí, un ave extraordinaria.



De todas las aves con las que te puedes encontrar, sin lugar a dudas una que siempre llamará tu atención es el colibrí   -bien sea por su colorido plumaje o por su increíble capacidad de vuelo-  será un animalito que tendrá tu mirada puesta en él hasta que se esfume a gran velocidad por sobre algún arbusto.

En el mundo existen cerca de 300 especies, de las cuales unas 150 se pueden encontrar en Colombia.  Los hay tan pequeños que no sobrepasan los 5 cm y tan grandes que llegan hasta los 20 cm,  pero en esencia son aves que necesitan ser chicas ¿sabes por qué?



Precisamente por una de sus características más sobresalientes;  su increíble capacidad de vuelo:  pueden volar hacia arriba, abajo, adelante, a los lados,  para atrás y en suspensión,  acrobacias estas que ninguna otra ave  puede realizar,  y para lograrlo requiere que sus alas funcionen a mil (literalmente)  un colibrí bate sus alas aproximadamente unas 60 a 70 veces por segundo, y para realizar  este portento requiere que su corazón lata a una frecuencia de entre 1200 y 1500 veces por minuto y que respire unas 200 veces por minuto.  ¡Increíble cierto!  Pero para  que su cuerpo funcione a estas velocidades, primero requiere que este sea pequeño (para así consumir menos energía) y segundo tener un flujo continuo de alimento…el néctar de las flores,  este le da la energía necesaria para sobrevivir.   Estos amiguitos consumen aproximadamente 5 veces su peso en néctar y algunos insectos pequeños al día.  Por ello necesitan visitar centenares de flores al día,  el resto del tiempo lo pasan en reposo sobre alguna rama o durmiendo.  Para no “quemar” todas sus reservas calóricas mientras duermen bajan su metabolismo hasta un punto cercano al sopor,  por ello si en algún momento vez a uno de estos animalitos en el suelo recógelo con cuidado y espera que se recupere para que nuevamente tome vuelo,  



en ocasiones cuando viven en  una ciudad o en un sitio escaso de flores sus reservas energéticas se agotan y entran en este estado catatónico.  Puedes darle una manito a estas curiosas aves colocando en el jardín de tu casa un bebedero para colibrís,  ellos te lo agradecerán eternamente.

 dios Huitzilopochtli, «Colibrí zurdo del sur» deidad del sol y la guerra azteca.

 

viernes, 18 de octubre de 2019

Lucía Casanova, la doctora corazón de los niños




Lucía despierta todos los días a las cinco de la mañana, desayuna arepas con café  y le rasca la oreja a su amiga luna, su perrita Beagle  que la acompaña a correr y hacer ejercicio antes de que el sol asome.    Mientras se prepara para salir al trabajo escucha música, todo tipo de música… bueno,  excepto la popular que es el género que menos le gusta.

Lucía nació en Neiva aunque pasó algunos años de su infancia en el municipio de Suaza.  fue una destacada  alumna del Colegio Claretiano y al graduarse  de bachiller  tenía claro lo que quería ser de grande…  quería estudiar medicina;  siempre lo había soñado,  desde muy niña cuando solo contaba con tres o cuatro años  jugaba a curar sus muñecas y sentía en su pecho el deseo innato de ayudar a los demás.

Fueron seis años de estudio para graduarse como médica en la Universidad Surcolombiana, luego otros cuatro años  para graduarse como cirujana… como se dio cuenta que le faltaba aprender unas cositas, estudió dos años más  en la universidad Javeriana de Bogotá para titularse como cirujana cardiovascular y como lo que le gustaba eran los niños, estudio un  año más  para finalmente ser  cirujana cardiovascular pediátrica… según cuenta,  por el momento tiene pensado y si le queda tiempo,  estudiar docencia universitaria y como para variar de temas, hacer algunos cursos de culinaria.



Mientras tanto todos los día llega a su oficina…una clínica  llena de lámparas inmensas en los techos, maquinas súper modernas,  escalpelos y medicamentos de nombres extraños,  dispuesta a ayudar a todos los niños que sufren problemas del corazón.   Lucía es hoy aquello  a lo que jugaba hace varios años en la sala de su casa…. La doctora corazón de los niños surcolombianos


*publicado en revista güipas diario la nación 12-05-2019

José Alfredo Cedeño, el rey que manda a bailar




José Alfredo Cedeño recuerda que cuando  chico, en las ocasionales fiestas que se hacían en su casa, era tomado de la mano por su padre y llevado al frente de un grupo de personas mayores para que lo escucharan cantar, y él ni corto ni perezoso los deleitaba con su interpretación de los éxitos musicales del momento.   Poco tiempo después, al cumplir  los 10 años,   como recompensa por su colaboración en las labores de la finca  le fue regalada su primera guitarra,  instrumento musical del cual  nunca más se separaría y quien lo acompañaría en las buenas y en las malas.

Su primera canción “quiero ser feliz”  la compuso a los 14 años   y estaba dedicada a una niñita que le quitaba el sueño  en su pueblo natal Iquira, por allá en la década de los ochentas, y sin que él se lo imaginara, se convertiría en uno de sus más grandes éxitos.

Luego de graduarse de bachiller viajó a la ciudad de Neiva y en la capital hizo parte de importantes orquestas de música tropical como “la cheverísima”, “la séptima dimensión”, “el grupo bache” y tendría su propia orquesta,  donde  sería conocido como “rey Cedeño”.

Sus canciones más conocidas y que seguramente todos en algún momento de nuestra vida hemos escuchado  y posiblemente bailado (o ver bailar a nuestros padres) son: “quiero ser feliz” “te amaré” “entre dos juegos” y “me enamore otra vez”.

Pero rey Cedeño no solo ha compuesto música tropical y balada,   a finales de los 90 incursionó en el rock con el  grupo Ekhymosis (sí, el mismo de  Juanes) y actualmente trabaja en proyectos que abarcan géneros como el reggae, la cumbia, el flamenco  y salsa.


Definitivamente rey Cedeño es todo un rey de la música opita.


*publicado en revista güipas diario la nación 05-05-2019

Winston Morales, de lector de cómics a poeta.



Winston cuenta que cuando niño, mientras salía de la escuela y regresaba a su casa, caminando por las calles de Neiva en una fecha indeterminada de un verano lejano, en su cabeza rondaban las palabras combinadas en curiosa forma,  leídas de un texto literario entregado por su profesora de grado tercero.  Sin saberlo había tenido su primera cita con el eterno amor de su vida…la poesía.
A Winston como a todos los niños de aquellas épocas, le gustaba jugar futbol en la cancha de su barrio y salir a montar bicicleta por las pendientes de las poco congestionadas calles del barrio,  pero también le gustaba  leer  tiras cómicas y  dejarse llevar por las aventuras de escritores como Emilio Salgari, Julio Verne, Alejandro Dumas y Robert Estivenson.

Al terminar el bachillerato se inscribió en la carrera de comunicación social  y periodismo de la universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá,  donde gracias a los conocimientos recibidos pudo pulir sus letras y dar nacimiento a grandes obras  que luego terminarían formando algunos de sus poemarios como “Anaquironona”  o “Memorias de Alexander de Brucco”.

Por unos años trabajó en la ciudad de Neiva como periodista,  pero finalmente decidió trasladarse a la ciudad de Cartagena, al lado del mar, el mismo que siempre lo había cautivado.

Actualmente  labora como docente en la universidad de Cartagena,  donde  entre murallas  y días de sol   tiene tiempo para  crear  versos que evocan seres mitológicos en oníricos escenarios.

Winston puede considerarse como uno de los grandes poetas contemporáneos del Huila, desde 1996 ha escrito cerca  de 20 libros  y ha ganado  múltiples premios como el Primer puesto del  Concurso Nacional de poesía de la Universidad de Antioquia 2001, Primer puesto IX Bienal Nacional de Novela José Eustasio Rivera en 2004 y  Ganador del Concurso de Poesía del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena  2013. 



Sus obras son leídas en más de 80 países y se han traducido a más de 10 idiomas.

*publicado revista güipas diario la nación 21-04-2019

Jorge Villamil, el compositor de las américas




Jorge Villamil nació en vísperas de las fiestas de san Juan y san Pedro en la finca “el Cedral” de Neiva,  y tal vez fue por esto que  ya desde el vientre de su madre  seguía el compás  de los bambucos y pasillos junto a las coplas y rajaleñas alegres y pícaras  de los campesinos de aquellas épocas.

Como la música siempre fue su eterna compañera, a los 4 años aprendió a tocar guitarra en un maltrecho tiple que uno de los jornaleros de la finca le había prestado.

Esos primeros años de vida marcarían lo que sería su futura obra musical,  rica en referencias a los paisajes huilenses y sus costumbres y algunas de ellas enmarcadas con cierto toque de melancolía.
A los 10 años fue enviado a estudiar a la ciudad de Neiva,  dos años después fue trasladado al colegio Antonio José de Sucre en Garzón para finalmente terminar la escuela e iniciar el bachillerato en el colegio Antonio Nariño de Bogotá.

Cuando terminó sus estudios secundarios, y para seguir la tradición familiar, ingresó a la facultad de medicina, curiosamente allí fue dando forma a su espíritu artístico   y dio  nacimiento a sus primeras composiciones musicales.

Luego de varios años de estudios y trabajos se graduó como médico ortopedista y traumatólogo,  irónicamente  para esas mismas fechas su padre moriría y su amada hacienda entraría en decadencia producto de la guerra bipartidista que se encontraba en su furor por aquellos años.

Aparte de ser un gran compositor, fue un reconocido médico, trabajó como  mediador entre las guerrillas y el gobierno,  y como si fuera poco participó en la creación del  festival nacional del bambuco.

Sus obras son reconocidas en todo el mundo y centenares de artistas han tenido el honor de interpretarlas; de sus más de 200 composiciones no nos es difícil reconocer temas  como espumas, el barcino, oropel,  llamaradas, acuérdate de mí y muchas más, que ya hacen parte del acervo cultural no solo del Huila sino de toda Colombia.



Jorge Villamil murió en la ciudad de Bogotá en el año 2010 luego de  una penosa enfermedad, pero hasta su último día evocó aquellas tierras opitas que siempre lo habían inspirado.

*publicado en revista güipas diario la nación 14-04-2019

La Gaitana, una leyenda de resistencia.






Hay historias  más antiguas que las contadas por los abuelos en las noches de verano, tan antiguas  que remontan los siglos y pasan de generación en generación como un susurro que llega a los oídos de los soñadores y les recuerda que el orgullo de una nación  no se pierde con el tiempo. 

Esta es la historia de La Gaitana, una mujer que imitando a los semidioses griegos,  se transformó de una simple mortal a  una leyenda con aires de mito.

Cuentan  que se llamaba Guatepan,  vivía en la región de Guacacallo,   en lo que hoy es el municipio de  Timana,   pertenecía a la nobleza local del pueblo  Andaki,  un grupo indígena más interesado en las labores agrícolas  y en adorar sus dioses  que en la guerra.  Se dice que era viuda y que tenía un hijo  llamado  Timanco. 

Sombras pasaron por sus ojos cuando escuchó sobre las incursiones de hombres de otros mundos, cegados por la avaricia y el deseo del oro.   Fue tal su precaución  que  ordenó a su pueblo  ocultar todos los tesoros y cubrir las estatuas de sus dioses,  buscando no cayeran bajo la mano destructora del español.

Pero no todo pudo estar bajo su control,  su amado hijo fue capturado por  los conquistadores, quienes  ofendidos por la negativa de Timanco  para postrarse ante sus intereses,  decidieron condenarlo a la hoguera.

La Gaitana luego de ver morir sus hijo juró vengarse de los asesinos, y en una campaña militar y política propia de los grandes guerreros de la historia,  logró crear una gran alianza entre todos los cacicazgos de la región: paeces, pijaos, yalcones y muchos más unieron sus menguadas fuerzas y con la ayuda del gran cacique  Pigoanza lograron replegar los ejércitos invasores y capturar su comandante, el capitán Pedro De Añasco, el cual fue entregado a la enfurecida cacica, quien desbordó todo su dolor en el castigo del verdugo de su hijo, logrando vengar su muerte.  Pero con esto no encontró paz consigo misma, por un tiempo comandó la resistencia indígena frente a los españoles, pero cuando vio que su derrota estaba cerca, prefirió acabar con su existencia lanzándose desde un alto peñasco antes que doblegarse al dominio del conquistador.



Es en este punto cuando su historia y su nombre se transforman en  leyenda, símbolo  de la mujer aguerrida y  del orgullo del pueblo opita.

*publicado en revista güipas diario la nación 31-03-2019

Gerardo Meneses, el gran escritor de los pequeños




El niño Gerardito nació en la turbulenta década de los sesenta  en un pueblo al sur del Huila llamado Pitalito.  Era el menor de 11 hermanos y por lo mismo el consentido de la casa.  Desde muy pequeñito sintió una atracción mágica por los libros;  desde las cartillas de escuela que se heredaban del hermano mayor al hermano menor, con sus dibujos coloridos y  palabras que aún no lograba entender, hasta los libros que las profesoras de escuela tenían guardados en la biblioteca, con los cuales dejaba escapar su imaginación recreando en su mente las historias de los personajes fabulosos que allí aparecían.  Así trascurrían los días  en la  casa donde  vivía, rodeado  de  pájaros cantores  que se acercaban a comer los bananos que dejaban en las ramas de los árboles  y el aroma del café que su papa negociaba en el pueblo.

En la escuela normal superior de Pitalito descubrió que las letras serían el amor de su vida y sin que tuviese necesidad de pensarlo dos veces, una vez terminados sus estudios de secundaria viajó a Bogotá a estudiar literatura en la universidad Pedagógica Nacional de Colombia y posteriormente en la Universidad Surcolombiana, además fue  egresado del taller de escritores de la universidad central de Bogotá.




Una vez terminó sus estudios regresó a su pueblo a trabajar de  profesor en el colegio que le había visto crecer,  y allí, mientras enseñaba la importancia del español a sus pupilos, creaba personajes con base en sus recuerdos de infancia, las experiencias en distintos trabajos  y las opiniones y vivencias de sus alumnos,  así nacería su primer libro “Danilo Danilero cabeza de velero” y desde ese momento y por cerca de 15 años escribiría   más de  20 libros,  todos ellos enfocados en el  público infantil y juvenil,  obras que le han dado reconocimiento  no solo nacional sino también internacional, pues muchas de ellas fueron ganadoras de premios y concursos y publicadas en países como  México, Ecuador, España  y Cuba.

Actualmente sigue en su profesión  de maestro, oficio  que le llena de alegría y que le permite continuar con su labor literaria,  escribiendo en la casona  donde transcurrió su niñez, acompañado del aroma de las frutas de su tierra y el canto de los pájaros multicolores en las ramas de los árboles. 

*publicado en revista güipas diario la nación 24-03-2019

Dueto ensueños…Opitas de corazón.




Eduardo era un paisa de nariz grande, cabello rubio y ojos verdes
.
Jaime  era un opita de ojos pequeños, cabello oscuro  y sonrisa de oreja a oreja.

Eduardo venia de cañasgordas en Antioquia, había estudiado odontología en la Universidad Nacional, le gustaban los deportes como el futbol y la natación  y ya llevaba sus primeros pinitos en el mundo de la música participando fugazmente en programas  concurso de canción  en la tv   como: ‘La Nueva Estrella de la Canciones’ de Jorge Barón Televisión,  ‘Cuanto Vale su Actuación’ dirigido por Fanny Mickey  y  ‘Compre La Orquesta’ de Fernando González Pacheco.

Jaime era de San Agustín, bachiller normalista de Pitalito, había terminado sus estudios de licenciatura en educación física en la Universidad Surcolombiana, además era maestro en educación del arte de la Universidad de Cuba y  trabajaba como docente en el CEINAR.   Su amor por la música lo había llevado a formar parte de la agrupación “alma huilense” del maestro José Ignacio Olave.

Eduardo  y Jaime se conocieron una noche de agosto, cuando eran jurados del concurso de canto “ISS de oro” realizado por el seguro social,    en un intermedio de    la celebración    fueron invitados a cantar ante el público que los acompañaba.  Acordaron interpretar dos temas,  y para sorpresa de todos, incluyendo la de ellos mismos,   armonizaron tan bien que continuarían reuniéndose y ensayando por varias oportunidades, para finalmente en el año 1991 crear el dueto “ensueños”.

Desde ese instante  su carrera como artistas dio increíbles frutos;  grabaron 8 discos que incluían cerca de 114 canciones, todas ellas  bambucos, pasillos y sanjuaneros;  siendo 20 temas de su autoría.  Participaron en reconocidos concursos de música colombiana y ganaron varios premios como  el Primer puesto en la categoría duetos del Festival Mono Núñez  en 1993, el Primer puesto en la categoría duetos en el Festival Garzón y Collazos en 1996, fueron Nominados al "Gran Premio Mono Núñez" en 1994 y 2001 y ocuparon el Primer puesto “duetos Antioquia le canta a Colombia" en 1998.   

Pero todo no podía ser dicha, en lo mejor de su carrera Eduardo enfermó  y falleció en la ciudad de Neiva en noviembre del 2008, eso sí, hasta que su cuerpo resistió, cantó  con su amigo del alma  aquellos pasillos que tanto lo enamoraban.


Jaime decidió continuar con el legado musical; por un tiempo junto al joven nicolas gutierrez conformó el dueto “mi maestro y yo”,  luego se dedicó por completo a su proyecto musical "grupo de voces CANORAS estudiantiles SEMILLITAS" con el cual busca llevar en alto la música colombiana a todo el mundo.


* publicado en revista güipas del diario la nación 17-03-2019