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viernes, 18 de octubre de 2019

Gerardo Meneses, el gran escritor de los pequeños




El niño Gerardito nació en la turbulenta década de los sesenta  en un pueblo al sur del Huila llamado Pitalito.  Era el menor de 11 hermanos y por lo mismo el consentido de la casa.  Desde muy pequeñito sintió una atracción mágica por los libros;  desde las cartillas de escuela que se heredaban del hermano mayor al hermano menor, con sus dibujos coloridos y  palabras que aún no lograba entender, hasta los libros que las profesoras de escuela tenían guardados en la biblioteca, con los cuales dejaba escapar su imaginación recreando en su mente las historias de los personajes fabulosos que allí aparecían.  Así trascurrían los días  en la  casa donde  vivía, rodeado  de  pájaros cantores  que se acercaban a comer los bananos que dejaban en las ramas de los árboles  y el aroma del café que su papa negociaba en el pueblo.

En la escuela normal superior de Pitalito descubrió que las letras serían el amor de su vida y sin que tuviese necesidad de pensarlo dos veces, una vez terminados sus estudios de secundaria viajó a Bogotá a estudiar literatura en la universidad Pedagógica Nacional de Colombia y posteriormente en la Universidad Surcolombiana, además fue  egresado del taller de escritores de la universidad central de Bogotá.




Una vez terminó sus estudios regresó a su pueblo a trabajar de  profesor en el colegio que le había visto crecer,  y allí, mientras enseñaba la importancia del español a sus pupilos, creaba personajes con base en sus recuerdos de infancia, las experiencias en distintos trabajos  y las opiniones y vivencias de sus alumnos,  así nacería su primer libro “Danilo Danilero cabeza de velero” y desde ese momento y por cerca de 15 años escribiría   más de  20 libros,  todos ellos enfocados en el  público infantil y juvenil,  obras que le han dado reconocimiento  no solo nacional sino también internacional, pues muchas de ellas fueron ganadoras de premios y concursos y publicadas en países como  México, Ecuador, España  y Cuba.

Actualmente sigue en su profesión  de maestro, oficio  que le llena de alegría y que le permite continuar con su labor literaria,  escribiendo en la casona  donde transcurrió su niñez, acompañado del aroma de las frutas de su tierra y el canto de los pájaros multicolores en las ramas de los árboles. 

*publicado en revista güipas diario la nación 24-03-2019

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