Winston cuenta que cuando niño, mientras salía de la escuela
y regresaba a su casa, caminando por las calles de Neiva en una fecha
indeterminada de un verano lejano, en su cabeza rondaban las palabras
combinadas en curiosa forma, leídas de
un texto literario entregado por su profesora de grado tercero. Sin saberlo había tenido su primera cita con
el eterno amor de su vida…la poesía.
A Winston como a todos los niños de aquellas épocas, le
gustaba jugar futbol en la cancha de su barrio y salir a montar bicicleta por
las pendientes de las poco congestionadas calles del barrio, pero también le gustaba leer
tiras cómicas y dejarse llevar
por las aventuras de escritores como Emilio Salgari, Julio Verne, Alejandro
Dumas y Robert Estivenson.
Al terminar el bachillerato se inscribió en la carrera de
comunicación social y periodismo de la
universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá,
donde gracias a los conocimientos recibidos pudo pulir sus letras y dar
nacimiento a grandes obras que luego
terminarían formando algunos de sus poemarios como “Anaquironona” o “Memorias de Alexander de Brucco”.
Por unos años trabajó en la ciudad de Neiva como periodista, pero finalmente decidió trasladarse a la
ciudad de Cartagena, al lado del mar, el mismo que siempre lo había cautivado.
Actualmente labora
como docente en la universidad de Cartagena,
donde entre murallas y días de sol
tiene tiempo para crear versos que evocan seres mitológicos en
oníricos escenarios.
Winston puede considerarse como uno de los grandes poetas
contemporáneos del Huila, desde 1996 ha escrito cerca de 20 libros
y ha ganado múltiples premios como
el Primer puesto del Concurso Nacional
de poesía de la Universidad de Antioquia 2001, Primer puesto IX Bienal Nacional
de Novela José Eustasio Rivera en 2004 y
Ganador del Concurso de Poesía del Instituto de Patrimonio y Cultura de
Cartagena 2013.
Sus obras son leídas en más de 80 países y se han traducido
a más de 10 idiomas.
*publicado revista güipas diario la nación 21-04-2019
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