De todas las aves con las que te puedes encontrar, sin lugar a dudas una que siempre llamará tu atención es el colibrí -bien sea por su colorido plumaje o por su increíble capacidad de vuelo- será un animalito que tendrá tu mirada puesta en él hasta que se esfume a gran velocidad por sobre algún arbusto.
En el mundo existen cerca de 300 especies, de las cuales
unas 150 se pueden encontrar en Colombia.
Los hay tan pequeños que no sobrepasan los 5 cm y tan grandes que llegan
hasta los 20 cm, pero en esencia son
aves que necesitan ser chicas ¿sabes por qué?
Precisamente por una de sus características más
sobresalientes; su increíble capacidad
de vuelo: pueden volar hacia arriba,
abajo, adelante, a los lados, para atrás
y en suspensión, acrobacias estas que ninguna
otra ave puede realizar, y para lograrlo requiere que sus alas
funcionen a mil (literalmente) un colibrí
bate sus alas aproximadamente unas 60 a 70 veces por segundo, y para realizar este portento requiere que su corazón lata a
una frecuencia de entre 1200 y 1500 veces por minuto y que respire unas 200
veces por minuto. ¡Increíble
cierto! Pero para que su cuerpo funcione a estas velocidades,
primero requiere que este sea pequeño (para así consumir menos energía) y
segundo tener un flujo continuo de alimento…el néctar de las flores, este le da la energía necesaria para
sobrevivir. Estos amiguitos consumen aproximadamente 5
veces su peso en néctar y algunos insectos pequeños al día. Por ello necesitan visitar centenares de
flores al día, el resto del tiempo lo pasan
en reposo sobre alguna rama o durmiendo. Para no “quemar” todas sus reservas calóricas
mientras duermen bajan su metabolismo hasta un punto cercano al sopor, por ello si en algún momento vez a uno de
estos animalitos en el suelo recógelo con cuidado y espera que se recupere para
que nuevamente tome vuelo,
en ocasiones cuando
viven en una ciudad o en un sitio escaso
de flores sus reservas energéticas se agotan y entran en este estado
catatónico. Puedes darle una manito a
estas curiosas aves colocando en el jardín de tu casa un bebedero para
colibrís, ellos te lo agradecerán
eternamente.
dios Huitzilopochtli, «Colibrí zurdo del sur» deidad del sol y la guerra azteca. |
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