Jorge Villamil nació en vísperas de las fiestas de san Juan
y san Pedro en la finca “el Cedral” de Neiva,
y tal vez fue por esto que ya
desde el vientre de su madre seguía el compás
de los bambucos y pasillos junto a las
coplas y rajaleñas alegres y pícaras de
los campesinos de aquellas épocas.
Como la música siempre fue su eterna compañera, a los 4 años
aprendió a tocar guitarra en un maltrecho tiple que uno de los jornaleros de la
finca le había prestado.
Esos primeros años de vida marcarían lo que sería su futura
obra musical, rica en referencias a los
paisajes huilenses y sus costumbres y algunas de ellas enmarcadas con cierto
toque de melancolía.
A los 10 años fue enviado a estudiar a la ciudad de Neiva, dos años después fue trasladado al colegio
Antonio José de Sucre en Garzón para finalmente terminar la escuela e iniciar
el bachillerato en el colegio Antonio Nariño de Bogotá.
Cuando terminó sus estudios secundarios, y para seguir la
tradición familiar, ingresó a la facultad de medicina, curiosamente allí fue
dando forma a su espíritu artístico y dio nacimiento a sus primeras composiciones
musicales.
Luego de varios años de estudios y trabajos se graduó como médico
ortopedista y traumatólogo, irónicamente
para esas mismas fechas su padre moriría
y su amada hacienda entraría en decadencia producto de la guerra bipartidista
que se encontraba en su furor por aquellos años.
Aparte de ser un gran compositor, fue un reconocido médico,
trabajó como mediador entre las guerrillas
y el gobierno, y como si fuera poco
participó en la creación del festival
nacional del bambuco.
Sus obras son reconocidas en todo el mundo y centenares de
artistas han tenido el honor de interpretarlas; de sus más de 200 composiciones
no nos es difícil reconocer temas como espumas,
el barcino, oropel, llamaradas,
acuérdate de mí y muchas más, que ya hacen parte del acervo cultural no solo
del Huila sino de toda Colombia.
Jorge Villamil murió en la ciudad de Bogotá en el año 2010
luego de una penosa enfermedad, pero
hasta su último día evocó aquellas tierras opitas que siempre lo habían
inspirado.
*publicado en revista güipas diario la nación 14-04-2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario