latecleadera

martes, 25 de septiembre de 2018

Día nueve. Sonidos hospitalarios



Después de años de estar metido en hospitales y salas de urgencias, después de años de estar distante del mundo tras las paredes de las salas de cirugía,  hay sonidos que quedan grabados en el cerebro, como un tinitus indiferente que seguramente me acompañará hasta la muerte.



la gente dice que los hospitales y clínicas tienen  su olor particular,  me imagino que una extraña combinación entre el cloro y el yodo que ya me es completamente indiferente, tambien deben tener su sabor, un sabor desagradable, casi nauseabundo, porque para muchos la peor comida es la comida de un hospital (en mis epocas de interno fue esta comida la que me mantuvo en pie,  y a excepción de la lengua de vaca que en ocasiones daban al desayuno, debo decir que nunca desprecié uno de los platos).


y no podían faltar sus sonidos,  los monotonos  e irritantes pitidos de los aparatos hospitalarios, desde el grave murmullo del tocógrafo, hasta las escandalosas bombas de infusión, pasando por los fluctuantes bips de las maquinas de anestesia...todos ellos en perfecta armonía con las canciones noventeras de alejandro sanz o las insulsas rimas de ricardo arjona.



"el que tenga oidos que oiga"  Mateo 13: 9-14

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