latecleadera

sábado, 3 de septiembre de 2022

El negocio de la virgen

 


Siempre me han gustado las ferias locales del libro que una o dos veces al año se realizan en la ciudad.  Obviamente no tienen nada que ver con las ferias internacionales llenas de eventos, mercadotecnia y escritores famosos, estas son simplemente ventas de libros nuevos y usados a precios módicos, lo de feria es para darle glamour.  En estos lugares he encontrado verdaderas joyas a precios risibles, y una de estas fue “el negocio de la virgen” de Moisés Garrido. Aunque está enfocado en el fenómeno marianista español, sus conclusiones se pueden aplicar a cualquier lugar del mundo.  Gracias a las entretenidas páginas de este libro, conocí sobre las apariciones de Garabandal, El Escorial y el súper híper famoso Palmar de Troya; todas ellas estafas del cielo a la tierra y en el caso del  Palmar de Troya abiertamente peligrosas.  No está de más decir (y a muchos no les gustará ni cinco) pero casos como el de  Lourdes, Fátima, Guadalupe o Medjugorje, son estafas ya oficializadas, algunas con cierto contenido sobrenatural, pero ante todo un inmenso interés político y económico.

La señora del Palmar de Troya


videntes de Garabandal

Señora del Escorial

Y es precisamente esto lo que me trae a la memoria un caso marianista colombiano: la virgen de Piendamó en el Cauca. Este lo recuerdo especialmente porque mis tíos abuelos me contaban que cuando estaba jóvenes, habían ido de peregrinación  a este sitio con la esperanza de poder ver a la madre del señor creador, pero solo habían logrado observar  tras la multitud a la que al parecer era la vidente.  Al final solo se quedaron con una pequeña piedra de la peña donde la santísima virgen había posado su sacra humanidad, eso sí, a un no tan  módico precio, (por lo que casi a modo de susurro decían que los habían estafado) y que en realidad era un fósil de una vértebra de vaya yo a saber que animal prehistórico.

"reliquia de Piendamó"

El caso como tal de Dorita la niña de Piendamó, guardó siempre la misma dinámica de las  apariciones marianas: Un ser femenino  mágico  se le aparece a una mujer (niña, adolescente o señora con problemas psiquiátricos) da una serie de mensajes absurdamente simples ajustados a la coyuntura local, en ocasiones semánticamente confusos, y cuando ya la romería es lo suficiente, la señora de los cielos solicita la construcción de una catedral en el sitio donde colocó sus posaderas. Si le asociamos a esto jornadas milagreras y la colaboración de hombres de pocos escrúpulos,   nacen emporios como el Palmar de Troya, y si estas empresas dan parte justa de sus ingresos a la iglesia católica, aparecen fenómenos como Lourdes, Guadalupe, Fátima y dos o tres más.  El caso colombiano no trascendió,  Dorita tuvo su cuarto de hora, aunque no se volvió millonaria  si le dio para vivir cómodamente en este país del sagrado corazón,  con los años mantuvo su perfil semi místico algo bajo y se terminó cazando y formando una familia como cualquier mortal.  

Señora de Piendamó

El libro lo presté, y como todo libro prestado, pues no se volvió a saber de él.



viernes, 2 de septiembre de 2022

Cómics existenciales de Corey Mohler

 


Hace unos días tomé prestado de una biblioteca un libro de cómics que me pareció gracioso: "comics existenciales" de Corey Mohler. No esperaba mucho, pero para mí sorpresa, lo disfruté desde la primera hasta la última página, y eso tomando en cuanta que como no soy filósofo, en algunas partes quedé perdido.  

Con un dibujo poco pretencioso, que en ocasiones me recordaba los primeros álbumes de Hergé, se dió un buen repaso a tal vez un centenar de filósofos, desde los famosos presocráticos hasta los casi desconocidos contemporáneos.

Medio broma, medio en serio se tocaron temas que por aquello de los cuarentas por estos días rondan en mi cabeza; como la muerte, el sentido de la existencia, la existencia misma y el sentido del sentido.  Y sin ningún tipo de pudor finalmente retrataban a todo este grupo de inminentes pensadores como lo que a efectos prácticos son: un montón de ñoños sin sentido práctico.

Dejo por acá algunos apartes por si se interesan y de paso se quieren ahorrar montones de hojas filosóficamente superfluas.







jueves, 1 de septiembre de 2022

¿Cómo va ese asunto literario?

Entre el año pasado y lo que va de este,  la movida artístico literaria ha estado medianamente agitada; creo que estoy mojando más prensa de lo debido, y no estoy completando y organizando lo que tengo regado por todos lados.

Hay un montón de acuarelas a medio camino sobre los libros de la biblioteca y unos óleos en sus bastidores esperando retoques y que honestamente no sé donde meter.  Pero a pesar de todo este desorden, ha quedado espacio para realizar algunas exposiciones, vender uno o dos cuadros (un coaching artístico dice que eso no se debe hacer, y como todo buen coaching, pues hay que creerle) y publicitar (mas por interés y como trabajo de algunos amigos) el libro que escribí con el apoyo del fondo de escritores huilenses en su convocatoria 2021.

A propósito de ese libro, no he hablado mucho de él por acá, porque en esencia es solo un retazo de todo lo que está en este blog, así que cualquier referencia viene siendo una redundancia.

y como apenas estoy calentando motores en eso de sentarme a escribir juicioso nuevamente en el blog, pues aprovecho que no tenía preparado nada para hoy y me hago publicidad así sin la más mínima vergüenza. 


miércoles, 31 de agosto de 2022

Procrastinar


Desde el 4 de mayo del 2014, día en el cual nació este blog, religiosamente he subido como mínimo una entrada al mes.  Por temporadas (principalmente en sus inicios) el numero de publicaciones resultó ser bastante nutrido; tal vez por la facilidad, que se pierde con el tiempo, de opinar sobre lo que no se sabe. 

los últimos años creo que han sido vergonzosos; lo poco que escribo lo hago casi obligado por la necesidad de no romper un ritual o una promesa nunca declarada,  ya sin importar que tan relevante sea lo expresado, ya sin interesar si es leído,  tan solo como un ejercicio de responsabilidad con uno mismo y una forma un tanto burda de vencer la procrastinación.

Es lo que hago ahora, son cerca de las 11 pm, a pocos minutos de finalizar agosto y  luego de levantarme obligado de la cama, preguntándome si el cansancio y la falta de sueño son motivos suficientes para dejar esto a un lado.

Así que estoy aquí sentado, escribiendo lo primero que me llega a la mente, porque ni un solo tema interesante se me vino a la cabeza,  -el síndrome de la hoja en blanco creo que lo llaman- conjurando con un sigilo algo chueco, la maldición del olvido.

Pero no tiene por qué ser así...que cada día de septiembre sea una historia nueva por contar, y que me bañe un océano de mierda si no soy capaz de lograrlo.

domingo, 31 de julio de 2022

Conan el destructor y Chac Mool

 


Uno siempre guarda cierto cariño hacia esas  clásicas películas de espada y hechicería, siendo para mí “Conan el destructor” una de las más representativas,  y lo es esencialmente por ser la primera que vi de cabo a rabo por allá  cuando cursaba 4 o 5 grado de primaria y que hasta la aparición del internet bien entrada la década de los noventas, pude volver a mirar.

Hay que decir que con los años los gustos cambian para bien, a diferencia de cuando tenía 10, ahora solo es sobre llevable por la carga de nostalgia; ya las peleas  no son épicas, ni los monstruos aterradores, ni la trama intrigante…los efectos especiales envejecen bien y el toque ochentero en la cinta es exquisito.

Pero había unas imágenes particulares que por alguna extraña razón quedaron guardadas en mi mente, y que hasta hace muy poco pude lograr encajar en todo ese intrincado neuronal mitologicomaniatico de mi cabeza.


Según el argumento de la película, el antiguo dios de los sueños llamado Dagoth, luego de ser derrotado en una batalla celestial, cayó a la tierra y su cuerpo fue convertido en una estatua de piedra que era adorada en la ciudad de Shadizar; requería para su resurrección  que su cuerno mágico fuera devuelto a su frente por las manos de una joven virgen que en el acto debería ser sacrificada, misión esta   promovida por las reina Tamaris.  No voy a entrar en detalles sobre cómo se desarrolla la historia, pero al final las cosas no terminan como la reina y el maligno dios deseaban.

miércoles, 29 de junio de 2022

Vergüenza (minicuento)

 

Mi abuelo odiaba la guerra y todo aquello que de ella  derivaba. Repetía a su manera las parábolas que salían del templo los domingos y cual  inquisidor  velaba para que  “el amor al prójimo” se cumpliera a cabalidad entre todos sus conocidos.

Desgraciadamente nunca volvió a dirigirme la palabra, cuando sin querer descubrí una vieja fotografía en donde posaba feliz alzando su fusil con bayoneta  y un cadáver a sus espaldas.

Aun en su final, desde el féretro, guardó cierta expresión de vergüenza, esa que deja el pasado que no debe removerse y que nunca se puede olvidar.



lunes, 30 de mayo de 2022

Mis libros perdidos: "Bestias fabulosas" de Richard Blythe

 



Son cerca de las 10 de la noche, el síndrome de la página en blanco está en todo su esplendor, y estoy a la espera de que unas nubes pasajeras sigan su camino y que a eso de la media noche permitan ver lo que algunos pronostican como  posiblemente la mayor lluvia de estrellas de los últimos años. 

Como no sé qué escribir y en algo tengo que ocupar estas dos horas, aprovecho y subo las imágenes de un viejo bestiario que solía leer en mis épocas de niñez en la biblioteca del pueblo y que tenía guardado justamente para momentos como este.

Con ustedes

Bestias fabulosas de  Richard Blythe  ilustrado  por Fiona French y Joanna Troughton

domingo, 17 de abril de 2022

Óleo de mujer con sombrero

 


Por allá en los inicios de la década de los noventa, los fines de semana en la tarde daban una novela juvenil mexicana llamada alcanzar una estrella, que por mucho que los cuarentones de hoy se niegue a aceptar,  todos veíamos por inercia o simple interés.  La cosa es que una ramificación de la rosa y musical historia central trataba sobre los conflictos entre un padre multimillonario (papá del personaje principal) y un hijo díscolo, que posiblemente aburrido de tanto control y opulencia abandonó su hogar y se desvaneció en los arrabales de ciudad de México, viviendo de lo que siempre había querido ser… un gran pintor.  Como todo buen artista plástico, si desayunaba no cenaba, pero a pesar de todo, poco a poco fue levantando fama y curiosamente uno de sus principales mecenas era precisamente su padre, quien sin saberlo sentía un interés particular por sus cuadros de tendencia abstracta (eso se lo explicó a una señora que le preguntó sobre esos mamarrachos dibujados en un lienzo que ocupaba toda la pared posterior de su oficina: “es un increíble y anónimo artista, sus obras son magistrales”…bueno, nunca dijo eso, solo lo recreo porque más o menos eso fue lo que quiso decir).  Pero como el tema de esta entrada no es esa novela ni sus dilemas, solo lo tomo como referencia para explicar el hecho de que al terminar de ver ese capítulo, y lejos de soñar en ser un cantante galán; caminando a eso de las 5 pm por la calle que conducía a la casa de mi abuela, mientras miraba las montañas inmensas que quedaban frente a mí, de un verde oscuro progresivo con la nitidez atmosférica ideal que deja la lluvia reciente y un leve contraste e iluminaciones de niebla en filamentos y vapores algodonosos sobre pastizales y maleza, me prometí que sería un pintor, un gran pintor como el personaje de la novela, con un estudio inmenso repleto de lienzos, pinceles y tarros llenos de color…lo del papá ricachón y los demás problemas los dejaría para una futura reencarnación.  Y desde ese día, cada noche, en la mesita de madera de mi habitación y antes que todas las luces de la casa se apagaran y el cazador celestes se levantara en lo alto del firmamento acompañado del ulular de las lechuzas y las risotadas de las brujas, lápiz en mano y buscando aprovechar cada espacio de las hojas de un cuaderno con paginas limpias del año anterior, dibujaba pequeños bocetos de lo que serían mis futuras y magistrales obras de arte.

jueves, 31 de marzo de 2022

Mis libros perdidos: El universo de Virgilio Brenna



En la biblioteca de mi pueblo habían tres o cuatro libros de astronomía, algunos con coloridas y detalladas imágenes de planetas, cúmulos y galaxias que nutrieron mi incipiente anhelo de explorador estelar hasta bien entrada mi adultez, cuando muy a mi pesar, descubrí que esas fantásticas fotos solo eran el producto de un laborioso trabajo de astrofotografía y que nunca las vería tal cual con un telescopio, por más que aumentara el diámetro del espejo principal.  Pero como en mis épocas de adolescente no sabía eso, algunas páginas (unas pocas decenas) terminaron en mis archivos personales como material de consulta, principalmente en lo relacionado con mapas estelares y más datos relevantes para mi calenturienta mente de ñoño, no hay que olvidar que eran principios de los noventa y el internet y el flujo libre de información aún estaban en pañales.

lunes, 28 de febrero de 2022

Lecturas universitarias

 


Varias veces he escuchado a los estudiantes inconformes por la pesada carga académica de algunos semestres, lo extenso de los temas a tratar diariamente y la falta de tiempo para poder estudiarlos.  Honestamente nunca les he creído y considero que solo son excusas para justificar su mala organización de tiempo. 


Para explicar algo mi punto de vista hice el siguiente ejercicio.

Según fuentes genéricas de Google,  la velocidad promedio de lectura oscila entre las 200 y 300 palabras por minuto, con una comprensión de un 80%.  Pero como estamos en Colombia bajamos esa velocidad a unas 150 palabras por minuto, algo así como la  esperada en un niño de 6 grado (esperada...) En un universitario pensaría que fuese mayor...pero digamos que la pandemia, la situación sociopolítica, el hambre y mas cosas de nuestra patria amada dejan el las cifras ahí, con una comprensión de un 70%.  velocidades menores se reportan en niños de escuela.

En promedio cada tema diario equivale en un libro a unas 15 hojas, que es lo mismo que 30 páginas y en cada página se calcula unas 300 palabras (las conté personalmente) por lo tanto el tema tendría unas 9000 palabras, que a una velocidad estándar criolla clase media asalariada me da algo así como 60 minutos. No está de más decir que estoy excluyendo imágenes (algunas ocupan una página completa). Adicionamos  otros 30 minutos de descanso visual, ingesta de agua, y respuesta a mensajes urgentes de wasap.  Así tentativamente se requiere hora y media de estudio por materia.  Un semestre con dos materias pesadas y dos rellenos saldrían a 4  horas de estudio. 8 horas de sueño, 3 horas para comida, 1 hora de transporte, 6 horas de clase y dos horas de visita conyugal.  Quedarían los fines de semana libres para ir a la playa, camping, glamping o simple consumo de alcohol, pues con tanta lectura y dedicación académica entre semana los repasos están de más.

Fin.