Desde el 4 de mayo del 2014, día en el cual nació este blog, religiosamente he subido como mínimo una entrada al mes. Por temporadas (principalmente en sus inicios) el numero de publicaciones resultó ser bastante nutrido; tal vez por la facilidad, que se pierde con el tiempo, de opinar sobre lo que no se sabe.
los últimos años creo que han sido vergonzosos; lo poco que escribo lo hago casi obligado por la necesidad de no romper un ritual o una promesa nunca declarada, ya sin importar que tan relevante sea lo expresado, ya sin interesar si es leído, tan solo como un ejercicio de responsabilidad con uno mismo y una forma un tanto burda de vencer la procrastinación.
Es lo que hago ahora, son cerca de las 11 pm, a pocos minutos de finalizar agosto y luego de levantarme obligado de la cama, preguntándome si el cansancio y la falta de sueño son motivos suficientes para dejar esto a un lado.
Así que estoy aquí sentado, escribiendo lo primero que me llega a la mente, porque ni un solo tema interesante se me vino a la cabeza, -el síndrome de la hoja en blanco creo que lo llaman- conjurando con un sigilo algo chueco, la maldición del olvido.
Pero no tiene por qué ser así...que cada día de septiembre sea una historia nueva por contar, y que me bañe un océano de mierda si no soy capaz de lograrlo.
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