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jueves, 31 de marzo de 2022

Mis libros perdidos: El universo de Virgilio Brenna



En la biblioteca de mi pueblo habían tres o cuatro libros de astronomía, algunos con coloridas y detalladas imágenes de planetas, cúmulos y galaxias que nutrieron mi incipiente anhelo de explorador estelar hasta bien entrada mi adultez, cuando muy a mi pesar, descubrí que esas fantásticas fotos solo eran el producto de un laborioso trabajo de astrofotografía y que nunca las vería tal cual con un telescopio, por más que aumentara el diámetro del espejo principal.  Pero como en mis épocas de adolescente no sabía eso, algunas páginas (unas pocas decenas) terminaron en mis archivos personales como material de consulta, principalmente en lo relacionado con mapas estelares y más datos relevantes para mi calenturienta mente de ñoño, no hay que olvidar que eran principios de los noventa y el internet y el flujo libre de información aún estaban en pañales.


De todos esos textos uno que llamaba la atención era “el universo” un título poco pretencioso y bastante obvio para el tema, pero que tenía una particularidad…era el único que postulaba de forma bastante convincente las distintas etapas del desarrollo de la vida en los planetas rocosos del sistema solar y algunos satélites de los gigantes gaseosos; y no solo se limitaba a suponer que algunas bacterias aisladas estuviesen pegadas de alguna roca,  en sus ilustraciones recreaban claramente una exuberante vegetación, casi tropical, rodeando cráteres y lagos lunares o marcianos.  Por aquel entonces, si eso aparecía en un libro de uno de los estantes destinados a los temas de ciencias naturales, era algo que por simple deducción debería ser cierto.

Como a medida que uno se vuelve viejo los intereses cambian y algunas cosas importantes se dejan a un lado, por varios años perdí el rastro de ese libro, suponiendo que en las distintas modificaciones y cierres de la biblioteca hubiese terminado en la basura, pero cual sería mi sorpresa cuando en una de las pocas visitas a la biblioteca del colegio (heredera de todos los libros cuando algún gobierno local declaró que eso de tener un espacio público para tener arrumes de hojas era una pérdida de tiempo y recursos) y luego de una breve charla con la siempre eterna bibliotecaria “carmelita”, por curiosidad pedí información sobre algunos viejos amigos de celulosa, y esta, luego de una breve pesquisa, los sacó de un rincón y me los entregó.  Como  no los podía robar ni tampoco arrancar sus hojas, pedí permiso para llevarlos a casa, fotografiarlos  y devolverlos con prontitud.

Y este es el resultado.  Sobre el autor poco he podido averiguar, solo sé que era (o es) un capitán pensionado de la marina italiana,  con dos o tres libros más dedicados al tema y algunas referencias en revistas de ciencia y astronomía de la década de los 60 y 70, en las que exponía su idea del desarrollo de vida compleja en los distintos cuerpos del sistema solar, principalmente en nuestro satélite natural… eran años de sueños y esperanza en el ámbito científico, a tal punto que en el mismo libro sus últimas páginas se dedican a la colonización lunar prevista para finales de la década de los 80…sobran palabras.























































 

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