latecleadera

viernes, 2 de septiembre de 2022

Cómics existenciales de Corey Mohler

 


Hace unos días tomé prestado de una biblioteca un libro de cómics que me pareció gracioso: "comics existenciales" de Corey Mohler. No esperaba mucho, pero para mí sorpresa, lo disfruté desde la primera hasta la última página, y eso tomando en cuanta que como no soy filósofo, en algunas partes quedé perdido.  

Con un dibujo poco pretencioso, que en ocasiones me recordaba los primeros álbumes de Hergé, se dió un buen repaso a tal vez un centenar de filósofos, desde los famosos presocráticos hasta los casi desconocidos contemporáneos.

Medio broma, medio en serio se tocaron temas que por aquello de los cuarentas por estos días rondan en mi cabeza; como la muerte, el sentido de la existencia, la existencia misma y el sentido del sentido.  Y sin ningún tipo de pudor finalmente retrataban a todo este grupo de inminentes pensadores como lo que a efectos prácticos son: un montón de ñoños sin sentido práctico.

Dejo por acá algunos apartes por si se interesan y de paso se quieren ahorrar montones de hojas filosóficamente superfluas.







jueves, 1 de septiembre de 2022

¿Cómo va ese asunto literario?

Entre el año pasado y lo que va de este,  la movida artístico literaria ha estado medianamente agitada; creo que estoy mojando más prensa de lo debido, y no estoy completando y organizando lo que tengo regado por todos lados.

Hay un montón de acuarelas a medio camino sobre los libros de la biblioteca y unos óleos en sus bastidores esperando retoques y que honestamente no sé donde meter.  Pero a pesar de todo este desorden, ha quedado espacio para realizar algunas exposiciones, vender uno o dos cuadros (un coaching artístico dice que eso no se debe hacer, y como todo buen coaching, pues hay que creerle) y publicitar (mas por interés y como trabajo de algunos amigos) el libro que escribí con el apoyo del fondo de escritores huilenses en su convocatoria 2021.

A propósito de ese libro, no he hablado mucho de él por acá, porque en esencia es solo un retazo de todo lo que está en este blog, así que cualquier referencia viene siendo una redundancia.

y como apenas estoy calentando motores en eso de sentarme a escribir juicioso nuevamente en el blog, pues aprovecho que no tenía preparado nada para hoy y me hago publicidad así sin la más mínima vergüenza. 


miércoles, 31 de agosto de 2022

Procrastinar


Desde el 4 de mayo del 2014, día en el cual nació este blog, religiosamente he subido como mínimo una entrada al mes.  Por temporadas (principalmente en sus inicios) el numero de publicaciones resultó ser bastante nutrido; tal vez por la facilidad, que se pierde con el tiempo, de opinar sobre lo que no se sabe. 

los últimos años creo que han sido vergonzosos; lo poco que escribo lo hago casi obligado por la necesidad de no romper un ritual o una promesa nunca declarada,  ya sin importar que tan relevante sea lo expresado, ya sin interesar si es leído,  tan solo como un ejercicio de responsabilidad con uno mismo y una forma un tanto burda de vencer la procrastinación.

Es lo que hago ahora, son cerca de las 11 pm, a pocos minutos de finalizar agosto y  luego de levantarme obligado de la cama, preguntándome si el cansancio y la falta de sueño son motivos suficientes para dejar esto a un lado.

Así que estoy aquí sentado, escribiendo lo primero que me llega a la mente, porque ni un solo tema interesante se me vino a la cabeza,  -el síndrome de la hoja en blanco creo que lo llaman- conjurando con un sigilo algo chueco, la maldición del olvido.

Pero no tiene por qué ser así...que cada día de septiembre sea una historia nueva por contar, y que me bañe un océano de mierda si no soy capaz de lograrlo.

domingo, 31 de julio de 2022

Conan el destructor y Chac Mool

 


Uno siempre guarda cierto cariño hacia esas  clásicas películas de espada y hechicería, siendo para mí “Conan el destructor” una de las más representativas,  y lo es esencialmente por ser la primera que vi de cabo a rabo por allá  cuando cursaba 4 o 5 grado de primaria y que hasta la aparición del internet bien entrada la década de los noventas, pude volver a mirar.

Hay que decir que con los años los gustos cambian para bien, a diferencia de cuando tenía 10, ahora solo es sobre llevable por la carga de nostalgia; ya las peleas  no son épicas, ni los monstruos aterradores, ni la trama intrigante…los efectos especiales envejecen bien y el toque ochentero en la cinta es exquisito.

Pero había unas imágenes particulares que por alguna extraña razón quedaron guardadas en mi mente, y que hasta hace muy poco pude lograr encajar en todo ese intrincado neuronal mitologicomaniatico de mi cabeza.


Según el argumento de la película, el antiguo dios de los sueños llamado Dagoth, luego de ser derrotado en una batalla celestial, cayó a la tierra y su cuerpo fue convertido en una estatua de piedra que era adorada en la ciudad de Shadizar; requería para su resurrección  que su cuerno mágico fuera devuelto a su frente por las manos de una joven virgen que en el acto debería ser sacrificada, misión esta   promovida por las reina Tamaris.  No voy a entrar en detalles sobre cómo se desarrolla la historia, pero al final las cosas no terminan como la reina y el maligno dios deseaban.

miércoles, 29 de junio de 2022

Vergüenza (minicuento)

 

Mi abuelo odiaba la guerra y todo aquello que de ella  derivaba. Repetía a su manera las parábolas que salían del templo los domingos y cual  inquisidor  velaba para que  “el amor al prójimo” se cumpliera a cabalidad entre todos sus conocidos.

Desgraciadamente nunca volvió a dirigirme la palabra, cuando sin querer descubrí una vieja fotografía en donde posaba feliz alzando su fusil con bayoneta  y un cadáver a sus espaldas.

Aun en su final, desde el féretro, guardó cierta expresión de vergüenza, esa que deja el pasado que no debe removerse y que nunca se puede olvidar.



lunes, 30 de mayo de 2022

Mis libros perdidos: "Bestias fabulosas" de Richard Blythe

 



Son cerca de las 10 de la noche, el síndrome de la página en blanco está en todo su esplendor, y estoy a la espera de que unas nubes pasajeras sigan su camino y que a eso de la media noche permitan ver lo que algunos pronostican como  posiblemente la mayor lluvia de estrellas de los últimos años. 

Como no sé qué escribir y en algo tengo que ocupar estas dos horas, aprovecho y subo las imágenes de un viejo bestiario que solía leer en mis épocas de niñez en la biblioteca del pueblo y que tenía guardado justamente para momentos como este.

Con ustedes

Bestias fabulosas de  Richard Blythe  ilustrado  por Fiona French y Joanna Troughton

domingo, 17 de abril de 2022

Óleo de mujer con sombrero

 


Por allá en los inicios de la década de los noventa, los fines de semana en la tarde daban una novela juvenil mexicana llamada alcanzar una estrella, que por mucho que los cuarentones de hoy se niegue a aceptar,  todos veíamos por inercia o simple interés.  La cosa es que una ramificación de la rosa y musical historia central trataba sobre los conflictos entre un padre multimillonario (papá del personaje principal) y un hijo díscolo, que posiblemente aburrido de tanto control y opulencia abandonó su hogar y se desvaneció en los arrabales de ciudad de México, viviendo de lo que siempre había querido ser… un gran pintor.  Como todo buen artista plástico, si desayunaba no cenaba, pero a pesar de todo, poco a poco fue levantando fama y curiosamente uno de sus principales mecenas era precisamente su padre, quien sin saberlo sentía un interés particular por sus cuadros de tendencia abstracta (eso se lo explicó a una señora que le preguntó sobre esos mamarrachos dibujados en un lienzo que ocupaba toda la pared posterior de su oficina: “es un increíble y anónimo artista, sus obras son magistrales”…bueno, nunca dijo eso, solo lo recreo porque más o menos eso fue lo que quiso decir).  Pero como el tema de esta entrada no es esa novela ni sus dilemas, solo lo tomo como referencia para explicar el hecho de que al terminar de ver ese capítulo, y lejos de soñar en ser un cantante galán; caminando a eso de las 5 pm por la calle que conducía a la casa de mi abuela, mientras miraba las montañas inmensas que quedaban frente a mí, de un verde oscuro progresivo con la nitidez atmosférica ideal que deja la lluvia reciente y un leve contraste e iluminaciones de niebla en filamentos y vapores algodonosos sobre pastizales y maleza, me prometí que sería un pintor, un gran pintor como el personaje de la novela, con un estudio inmenso repleto de lienzos, pinceles y tarros llenos de color…lo del papá ricachón y los demás problemas los dejaría para una futura reencarnación.  Y desde ese día, cada noche, en la mesita de madera de mi habitación y antes que todas las luces de la casa se apagaran y el cazador celestes se levantara en lo alto del firmamento acompañado del ulular de las lechuzas y las risotadas de las brujas, lápiz en mano y buscando aprovechar cada espacio de las hojas de un cuaderno con paginas limpias del año anterior, dibujaba pequeños bocetos de lo que serían mis futuras y magistrales obras de arte.

jueves, 31 de marzo de 2022

Mis libros perdidos: El universo de Virgilio Brenna



En la biblioteca de mi pueblo habían tres o cuatro libros de astronomía, algunos con coloridas y detalladas imágenes de planetas, cúmulos y galaxias que nutrieron mi incipiente anhelo de explorador estelar hasta bien entrada mi adultez, cuando muy a mi pesar, descubrí que esas fantásticas fotos solo eran el producto de un laborioso trabajo de astrofotografía y que nunca las vería tal cual con un telescopio, por más que aumentara el diámetro del espejo principal.  Pero como en mis épocas de adolescente no sabía eso, algunas páginas (unas pocas decenas) terminaron en mis archivos personales como material de consulta, principalmente en lo relacionado con mapas estelares y más datos relevantes para mi calenturienta mente de ñoño, no hay que olvidar que eran principios de los noventa y el internet y el flujo libre de información aún estaban en pañales.

lunes, 28 de febrero de 2022

Lecturas universitarias

 


Varias veces he escuchado a los estudiantes inconformes por la pesada carga académica de algunos semestres, lo extenso de los temas a tratar diariamente y la falta de tiempo para poder estudiarlos.  Honestamente nunca les he creído y considero que solo son excusas para justificar su mala organización de tiempo. 


Para explicar algo mi punto de vista hice el siguiente ejercicio.

Según fuentes genéricas de Google,  la velocidad promedio de lectura oscila entre las 200 y 300 palabras por minuto, con una comprensión de un 80%.  Pero como estamos en Colombia bajamos esa velocidad a unas 150 palabras por minuto, algo así como la  esperada en un niño de 6 grado (esperada...) En un universitario pensaría que fuese mayor...pero digamos que la pandemia, la situación sociopolítica, el hambre y mas cosas de nuestra patria amada dejan el las cifras ahí, con una comprensión de un 70%.  velocidades menores se reportan en niños de escuela.

En promedio cada tema diario equivale en un libro a unas 15 hojas, que es lo mismo que 30 páginas y en cada página se calcula unas 300 palabras (las conté personalmente) por lo tanto el tema tendría unas 9000 palabras, que a una velocidad estándar criolla clase media asalariada me da algo así como 60 minutos. No está de más decir que estoy excluyendo imágenes (algunas ocupan una página completa). Adicionamos  otros 30 minutos de descanso visual, ingesta de agua, y respuesta a mensajes urgentes de wasap.  Así tentativamente se requiere hora y media de estudio por materia.  Un semestre con dos materias pesadas y dos rellenos saldrían a 4  horas de estudio. 8 horas de sueño, 3 horas para comida, 1 hora de transporte, 6 horas de clase y dos horas de visita conyugal.  Quedarían los fines de semana libres para ir a la playa, camping, glamping o simple consumo de alcohol, pues con tanta lectura y dedicación académica entre semana los repasos están de más.

Fin.



jueves, 27 de enero de 2022

600000 almas

 

600.000 almas

Cuando niño solía cada noche, bajo el silencio que brindaba la casa vieja luego que las altas estrellas estuviesen lo bastante encumbradas,  escribir sin falla y tratando evitar al máximo perder algún detalle, el sueño que un día antes había sabido vivir en aquellos universos oníricos alternos.

En ellos era verdaderamente yo; ubicuo, vaporoso, difuso y volátil.  Me expandía por tierras imposibles al lado de anónimos rostros que susurraban sus vidas entre canticos de pájaros multicolores ocultos en árboles pintados como acuarelas de cuento infantil.

Allí reposé mis deseos, mis impulsos y todo aquello que bien quería ser y debería llegar; en una redundancia significativa fueron los sueños el lugar ideal para dejar sembrados los sueños y que estos echaran raíces y levantaran, cual majestuoso tronco seco, presto a ser leña que sirviera para atizar los miedos y maldiciones del futuro.

Luego, con el paso de los días y los años,  poca tinta se corrió sobre aquellas historias y como justa y lógica causal, cada realidad experimentada tras los globos oculares ocultos en la oscuridad se disipaba en el olvido que de lo más profundo de una bola ígnea dejaban llegar los rayos de sol.  Algo así como si el preámbulo del inicio del fin de la existencia, fuera el hecho de olvidar aquello que no era, para de forma gradual y letal, cuando llegase el momento adecuado, ir cortando con finura de mariposa la vida que sin sentido se desgranaba diariamente en complejas prisiones llamadas ciudad.

Las canas me trajeron la respuesta del olvido: que el sueño que vive pero nunca nace, lo hace porque queda extraviado entre los caminos que trazan las neuronas en su pulsátil haber, sin lograr llegar a una zona llamada como animal mitológico marino.  Aquello que rebase la velocidad del caballo acuático verá la luz de la superficie y será decisión del soñante si con glifos o letras permitirá su fútil inmortalidad.

Hoy, años después de la primera línea que escribí, solo recuerdo, que poco antes de ser lo que creo soy, en una casa cualquiera, a una hora cualquiera, con anónimas sombras corrientes a mi lado, escuchaba una noticia que helaba los huesos. En tierras relativamente lejanas algo poco claro hasta ese momento había ocurrido, algo bien podría ser de origen natural o humano, pero que lo único que dejaba como certeza era que en ello, más de 600.000 almas habían dejado su luz vital.