latecleadera

sábado, 22 de septiembre de 2018

Día seis. Por qué no hubo día cinco





Lo curioso de ponerse metas a corto plazo es esa capacidad para no cumplirlas,  diré a mi favor que no fue por procrastinación sino porque no hubo tiempo,  ayer llegué a casa a las 3 am luego de una cirugía de 6 horas: una transposición musculotendinosa, se sacó el grácil del muslo derecho y se implantó en el brazo derecho por encima del bíceps braquial  en un paciente con lesión completa del plexo braquial derecho, todo para ganar algo de flexión del codo…

Quería escribir pero tenía clase a las 8 y también sueño y hambre…y una inusual y leve cefalea.
Queda en el tintero escribir sobre una joya literaria que justamente ayer (antier) cayó en mis manos… eso lo dejaré para mañana (siendo más preciso hoy pues son las 2 am y apenas empiezo a ver un clásico del terror zombi)



jueves, 20 de septiembre de 2018

Día cuatro. Ofelia



foto sin relación aparente: una naranja hinchada como ofelia.


Ofelia era una mujer gorda, pero de  una obesidad extraña, de aquellas en las que parece que la persona quiere salirse de la piel.    Era una gordura moderada pero  chocante, o al menos así me parecía.  Sus piernas eran gordas, sus brazos eran gordos, sus manos y sus dedos eran gordos, su cara era gorda, y pensándolo mejor, más que gordas, todas las partes de su cuerpo parecían hinchadas, con una piel lisa y brillante a punto de romperse en cualquier lado, cubierta de multitud de manchas  color café.  Andaba descalza apoyada sobre un bastón, con vestidos monocromáticos de tela gruesa, tenía un cabello corto y cano algo desordenado   y una sonrisa imborrable, pero no una sonrisa de felicidad, era una sonrisa de esas que quedan clavadas en la cara como una eterna mueca. 

Eran frecuentes las visitas a la casa de la abuela, yo debería ser muy pequeño pues aún vivía  ahí.  Siempre que llegaba saluda a todo el mundo, me miraba y con voz melosa me decía que me iba a llevar a vivir con ella  para luego soltar una carcajada;  que detestable aquella manía de los adultos, todos quería llevarme a sus casas como si yo fuese el cachorro de un perro al  que todo el mundo quería robar.  Yo la evitaba escondiéndome detrás de mi abuela o en el mejor de los casos alejándome del lugar,  pero de una u otra forma era inevitable  más de una vez a la semana  encontrarla bien sea en la casa o en la calle.  Le gustaba recorrer el pueblo  pidiendo limosna, pero siempre tenía un momento para amargarme el rato.   Me daban miedo sus palabras, me daba miedo su risa, me aterraba su boca llena de dientes amarillos incompletos, me asustaban sus ojos hinchados y el brillo de su piel ante los rayos del sol.

Cierto día, un día cualquiera,  yo salí  de la casa de la abuela  con rumbo desconocido, como todos los rumbos que tomaba de niño;  después de la esquina de don Luis monje el mundo era una completa aventura.  Estaba caminando tranquilo, pensando en conseguir uno de aquellos sobrecitos que traían dentro un polvo mezcla de leche y azúcar que se servían en la palma de la mano y se comía a lengüetazos, al mejor estilo de los perros.  En esas estaba cuando llegué a la esquina, extrañamente en la casa que debería estar allí, la casa de un  anciano de apellido cabrera, de cabeza calva y gafas enormes, en ese sitio ya no había casa, solo había un enorme solar cercado por alambres de púas y unos dos o tres arbustos, en el centro se levantaba una alberca enorme de cemento.  Cuando me asomé por entre un espacio que dejaban los arbustos,  vi metidos en la alberca a todos mis tíos:  estaban Felio, Carlos, Gonzalo, Ángela y  Esperanza, estaban felices, vestidos solamente con pantalonetas de baño, amontonados para caber dentro, empapados y sonrientes, y oh sorpresa, vi a Ofelia igual de contenta, encaramada en una pequeña butaca, sacando agua con un mate de otra alberca más pequeña que estaba  a su lado y dejándola caer bruscamente sobre las cabezas de mis tíos, que con los ojos entreabiertos y escupiendo agua soltaban carcajadas.  Yo estaba perplejo, aterrado, ¿Cómo era posible que se estuviesen divirtiendo? De pronto ellos me vieron y me llamaron,  me gritaron que me quitara la ropa rápido y me bañase con ellos, Ofelia me miró y con su típica mueca, zalameramente me invito a la fiesta. Como era de suponerse yo no acepte y salí corriendo  asustado,  luego como por arte de magia abrí mis ojos y vi a mi abuela arreglando tranquilamente una ropa en la cama de al lado… todo había sido un mal sueño.

Ofelia murió tiempo después, no sentí tristeza, tampoco alegría, solo recuerdo que alguien en la casa me dijo que por fin se había acabado mi tormento…y no lo voy a negar, quien dijo eso  tenía razón.

fredy recordado como Federico


miércoles, 19 de septiembre de 2018

Día tres. tres mujeres para un día normal.

imagen sin ninguna relación # 1 "anochecer cualquiera"


Una mujer alta y delgada, de senos pequeños, caderas poco pronunciadas, culo esbelto y manos eróticamente angelicales, luego de responder el interrogatorio de rigor de la consulta,  me preguntó de un modo que yo quise entender un poco coqueto, qué podría aplicarse en aquella leve erupción de su labio superior: Le dije que era  herpes y le recomendé el aciclovyr y cremas humectantes.  Minutos después la vi salir  en una moto de bajo cilindraje, abrazada de un hombre cualquiera bajo un sol infernal de medio día.

En la tarde quise ser malvado, o en términos más precisos quise no ser una buena persona, aceptar lo recibido como algo natural en un mundo de injusticias.  Al diablo los otros, harto estaba de condescenderme de ellos por nada.

Esa misma tarde también abrimos el pecho de una mujer anciana, que por descuido o ignorancia había dejado crecer un quiste dérmico entre sus dos tetas emergiendo macabramente de la piel que cubría el esternón; estaba infectado, con un halo de  rubor a su alrededor.   Al incidir la hoja del bisturí sobre la zona en cuestión, una bola de pus y sebo putrefacto brotó, un hedor insoportable inundó la sala dejándonos impregnados.  Realizamos la resección del saco y  cubrimos  la herida abierta con gasas furacinadas.

Por último,  mientras conducía camino a casa  ya iniciando la noche, frente a mí un carro   dejaba ver en su asiento trasero la típica imagen del niño (o en este caso  niña) no mayor a siete años, de cabello oscuro, ojos grandes y mirada malévola, quien mientras el semáforo cambiaba de color, me hacía muecas con su rostro  infantil y me sacaba la lengua en tono burletero.  Que gracioso, me imagine esa misma niña, décadas después  convertida en una mujer delgada, con arrugas  incipientes, implantes mamarios estrambóticos, un culo redondo e irrisorio y un abdomen plano de cadáver…y yo, riéndome mentalmente por sus venéreas nuevas adquisiciones.

imagen sin ninguna relación #2 "yo aburrido"


martes, 18 de septiembre de 2018

Día dos. fallida deidad apocalíptica.



devorador de mundos.  oleo sobre lienzo 90x70 cm   

El problema con las buenas ideas es que se diluyen fácilmente en los segundos.  Solo queda iniciar de nuevo.

En teoría era el devorador de mundos,  que días antes aun no emergía de los jardines  nocturnos con arbustos de ramas secas y flores ondulantes según la brisa del verano.

Quedan las bestias de mirada fija, el ímpetu de la deidad sideral y los  bosques germinando en su dorso. 

Lunas verdes, serpientes cósmicas,  estrellas en caída y preámbulos de sueños remotos en espera de ser digeridos.

Es solo un primer intento.

lunes, 17 de septiembre de 2018

Día uno. no procrastinaras.

foto cortesía Edwin Tamayo



Llevo tiempo sin escribir en el blog,  tal vez porque me he vuelto demasiado minucioso con lo que decido subir, tal vez porque lo que me parece fabuloso en la noche al salir el sol me resulta absurdo,  tal vez porque el tiempo no me alcanza, tal vez porque doy más pinceladas que párrafos, tal vez porque soy un procrastinador ferviente.

Por ello y tomando el ejemplo del hijo de una antigua amiga de colegio,  que por razones que desconozco y que poco me importa conocer,  ha decidido todos los días durante un año subir a su canal de YouTube un poema.   Sin lugar a dudas un verdadero enamorado de la poesía, que tan buen o mal poeta sea  queda a decisión de su público, pero sin lugar a dudas un acto de admirable compromiso y pasión por lo que desea;   debe ser esa fe y esperanza en la humanidad que aún se conserva en los años de juventud.  

aquí el enlace para los interesados en su poesía

Como yo ni soy buen poeta,  ni guardo ningún tipo de fe en la humanidad,  he decidido subir solo una entrada diaria al blog durante un mes,  creo que más como reprimenda y compromiso ante tantos días de vehemente pereza intelectual.

El problema con estos retos literarios es que hay días en los cuales la mente esta en blanco,  no estoy muy seguro si hoy es uno de esos,   por ello, y ante las dudas me limitaré a realizar un mini diario de acuerdo a las horas canónicas…veamos que tal me va.

Maitines:  durmiendo interrumpidamente,  tirado en un sofá en posición fetal,  que según me comentaron unas instrumentadoras que a esas horas pasaban, despertaron en ellas ese instinto maternal  propio de las mujeres con hijos; de esa hora solo recuerdo el sonido de  puertas cerrándose ruidosamente,  bombillas encendiéndose y apagándose a cada rato y una cafetera burbujeante y molesta; lejos un par de señoras del aseo hablan sobre la necesidad de mantener firme la fe en Cristo en el diario vivir…es casi como una pesadilla.



Laudes: suponiendo que el sol apareciese en el horizonte a las 6 am,  a esa hora fuera de los muros de la clínica la lluvia arrullaba todas esas almas impúdicas que horas antes habían fornicado hasta el cansancio.  Yo mientras tanto leía el tercer capítulo de un libro sobre santería, en este se explicaba el mecanismo mediante el cual los babalaos realizan sus distintos conjuros.

Prima: ya en casa, luego de desayunar y en espera que el sueño me venciera me limitaba a descargar música para la memoria USB del radio del carro,  victorioso pude descargar tres álbumes de Porter y algunas canciones de Juan son.

Tercia: durmiendo plácidamente en la cama de mi hijo,  sé que tuve un buen sueño, de que trataba no lo sé,  la información de lo soñado parece ser que no utilizó las vías que pasan por la amígdala, es probable que nunca lo recuerde, o tal vez lo haga el día que se active alguna vía neuronal alterna, de esas que siempre guardan todo.

Sexta: junto a mi esposa y mi hijo menor en una carretera con poco tráfico, un precioso día para viajar

Nona: bajo la sombra del samán octogenario,  cigarras escandalosas cantaban en arboles menos transitados aprovechando el inusual silencio de un pueblo en una tarde de domingo.



Vísperas: estamos en la vieja casa,  veo en lo alto de un firmamento que a cada minuto se limpia de nubes  la conjunción de varios planetas y  la luna,  sobre el techo venus parece descansar mientras las ramas de los árboles del jardín juegan con sus destellos.



Completas: todos duermen,  incluida la perra que está bajo la mesa y los cachorros que se encuentran en el patio,  yo estoy sentado en la silla de siempre, mirando las paredes de la casa, escuchando a Queen y preguntándome ¿Qué he de escribir?


miércoles, 22 de agosto de 2018

Senderos. Sin título No 7.

 "medianoche de bestias nocturnas a la madrugada del domingo, dia del Señor" Acuarela


Siempre hay un solo camino, un camino ligeramente estrecho, un camino rodeado de árboles transitorios que rebotan sus hojas secas entre sus ramas,  un camino que desprende polvo a un pasado que segundo a segundo se olvida, un camino de hierbas semi secas que  agitan sus fértiles cabelleras al ímpetu del viento que calmo se desliza sobre ellas.

Es el camino que conduce a todas partes, el camino que depara cada situación y cada  espacio a la vuelta de cada curva.

Es el camino nocturno resplandeciendo bajo  haces de luz enceguecedores.

Es el camino que bien puede ser de polvo o cemento, no importa, es monótono e hipnotizante en toda su extensión, a pesar de sus accidentes y variaciones es el único que puede brindar uniformidad ante una vida en transcurso de incertidumbre.

Siempre  hay un camino que en las orillas guarda todos los secretos, todos los escenarios, todas las situaciones.

Un camino rodeado de  piedras que a pesar de la nocturnidad del frio aun desprenden el calor solar de un día cualquiera.

Un camino rodeado de pequeñas callejuelas entre los matorrales y  cercos  que se pierden entre montañas que disuelven su esencia en el horizonte de anochecer y oscuridad perennes.
Siempre el camino lleva a cualquier lado,  esa es la esencia de su existir,  conducir  a donde los sueños indican,  a donde las pesadillas escapan,  a todo aquello que bien pudo ser  y no pudimos dejar existir.

El camino se dirige  al pasado remoto de mi vida mientras yace de lado abrazando un futuro hipotéticamente nunca existente.

Las bestias nocturnas observan desde sus orillas; siempre he querido detenerme y dialogar con ellas, pero no puedo, la importancia de la travesía es mantener una velocidad que brinde un escape de la realidad.

Mundos alternos se forman alrededor, civilizaciones caen, familias nacen, la mujer de las mil caras está esperándome en algunas de ellas,  en ocasiones veo al mago cargando su mochila por los potreros circundantes, mirándome con curiosidad mientras se dirige al valle de los seres de piel cobriza y olor a verano.

El camino en ocasiones aparece en sueños, el camino en ocasiones sale de la nada mientras conduzco  el  carro a cualquier lado.

El camino soy yo, un eterno devenir de ideas, un constante renacer de un pasado inexistente, el constante anhelo de un incierto futuro, el deseo de ser todo y a la vez diluirme en mil cosas y terminar siendo nada

El camino soy yo, eso fue lo que me trató decir el hombre con el frio de muerte impreso en su rostro, cuando en un día de ensueño infantil emergió una mañana cualquiera entre la hojarasca en medio del sendero que conducía al bosque de los niños de piedra.   Años y años buscando entender sus palabras inentendibles, las palabras con las cuales de nuevo se sumergió en su sueño frio, bajo las hojas secas, entre las piedras frías, al amparo de las sombras  que proyectaban los árboles que nunca mueren.

¿Hombre de la hojarasca dónde estás? Necesito nuevamente escuchar las palabras que se desprendían de tus gélidos labios. 

¿Dónde encuentro su tumba?   Es necesario llegar a ella para dar inicio a la marcha y tomar los senderos que inevitablemente llevaran a lo incierto y mágicamente sacrílego.



miércoles, 15 de agosto de 2018

Onírico

"ser onírico en disolución bajo una luna verde"  óleo sobre lienzo.



A veces pienso en los sueños, en esa media vida que en muchas ocasiones me niego a vivir. Pienso en los lugares que visito, en las personas con las cuales hablo, en las preocupaciones y decisiones que he de  tomar.

En los sueños no soy yo quien allí habita, en los sueños soy otro hombre,  soy aquello que no fui; soy el vagabundo invariable, el hombre que nunca se detiene, el hombre que no tiene hogar, el hombre que siempre busca algo  y que solo en muy contadas ocasiones lo encuentra.  En los sueños soy quien no soy, la antítesis de la divinidad.

En los sueños solo comparto con mi vida en vela el recuerdo de un pasado alterado por la memoria y los deseos… que extraño, el mundo que nos une es un mundo inexistente, un ahora frustrado, no hay cabida para el presente, el futuro solo es una brisa que se estrella contra el ocaso.

Somos el pasado, proyectamos nuestro mañana impulsados por él. No hay tal cosa llamada presente, no hay realidad.  Lo único que marca la diferencia entre el mundo onírico y el mundo consecutivo y lineal es el arrume de sensaciones que dispara un cuerpo en desgaste,  sin él  no existirían diferencias entre el uno y el otro, podría ser una multitud de seres con un recuerdo en común que ocasionalmente sueñan una vida rutinaria en un mundo estructurado.

Quisiera poder verme en sueños como el que es soñado y soñar al soñador, visitar su mundo y alterar con descaro su orden, desafiar lo que se llama realidad, irrumpir el sueño y en ese estado preguntar  la razón de todo esto.


"cadáver de un ser onírico emergiendo del sueño, resurrección"  óleo sobre lienzo

lunes, 16 de julio de 2018

Breve elogio a la muerte.






La muerte como único fin,  la muerte silenciosa y pasajera
La muerte que rasguña las cabezas,  
que espera escondida entre las entrañas.
La muerte lisonjera y pendenciera
La muerte que invocan los valientes suicidas
Porque nadie conoce los demonios que cada quien estuvo condenado a llevar
Hay muertes de esperanza
Muertes que no son muerte sino  una eterna progresión  de senderos sin sentido
Hay muertes que prometen lo improbable
Paraísos ajenos a su esencia
Muertes que invocan al vacío
Todos temen, todos la evitan, todos la conjuran en homilías insulsas
Todos inevitablemente se postran ante su presencia

 Látigo de Osiris


Sangrante corazón de Jesucristo


Sonrisa macabra de Mictlantecuhtli


Collar de Kali


Una sutil  manera de representar la nada.
Una sutil forma de entender el anhelado reposo.


miércoles, 13 de junio de 2018

preámbulo de tormentas




Me gusta ver correr el viento  cuando es preámbulo de tormenta;  cuando en el principio de la tarde  los nubarrones  bajan y se dejan acariciar por los buitres serenos  en tanto  el sol  oculta su cara tras las montañas de agua  en suspensión.  Me gusta el silencio de esos instantes; una calma que huele a  flor de orquídea y  a libro viejo recién robado.  Me gusta sentir el trémulo que produce el agitar de las alas de las mariposas  y escuchar el repiqueteo de las hormigas presurosas corriendo a su nido, ver la hierba seca mecerse al compás de la brisa mientras sobre ella danzan juguetonas las hojas marrones que caen de los árboles robustos.   Quiero  de nuevo, un día cualquiera, volver a sentarme en el asiento de madera y olvidar todo lo que soy… solo contemplar el viento correr en el preámbulo de la tormenta.

"Federico y los días de colores"