"ser onírico en disolución bajo una luna verde" óleo sobre lienzo. |
A veces pienso en los sueños, en esa media vida que en muchas
ocasiones me niego a vivir. Pienso en los lugares que visito, en las personas
con las cuales hablo, en las preocupaciones y decisiones que he de tomar.
En los sueños no soy yo quien allí habita, en los sueños soy
otro hombre, soy aquello que no fui; soy
el vagabundo invariable, el hombre que nunca se detiene, el hombre que no tiene
hogar, el hombre que siempre busca algo y que solo en muy contadas ocasiones lo
encuentra. En los sueños soy quien no
soy, la antítesis de la divinidad.
En los sueños solo comparto con mi vida en vela el recuerdo
de un pasado alterado por la memoria y los deseos… que extraño, el mundo que
nos une es un mundo inexistente, un ahora frustrado, no hay cabida para el
presente, el futuro solo es una brisa que se estrella contra el ocaso.
Somos el pasado, proyectamos nuestro mañana impulsados por él.
No hay tal cosa llamada presente, no hay realidad. Lo único que marca la diferencia entre el
mundo onírico y el mundo consecutivo y lineal es el arrume de sensaciones que
dispara un cuerpo en desgaste, sin él no existirían diferencias entre el uno y el
otro, podría ser una multitud de seres con un recuerdo en común que
ocasionalmente sueñan una vida rutinaria en un mundo estructurado.
Quisiera poder verme en sueños como el que es soñado y soñar
al soñador, visitar su mundo y alterar con descaro su orden, desafiar lo que se
llama realidad, irrumpir el sueño y en ese estado preguntar la razón de todo esto.
"cadáver de un ser onírico emergiendo del sueño, resurrección" óleo sobre lienzo |
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