Del chavo del ocho podrán decir
muchas cosas, que es tierno, que es tonto, que ridiculiza al latinoamericano,
que fomenta la violencia contra la niñez, que es sano y divertido y por
supuesto, no podía faltar, que es obra de mentes perversas con contenido satánico oculto tras bambalinas (esto según un
video de YouTube). Pero aparte de todo esto, yo diré que el chavo también tiene
capítulos de terror… si de terror como el que se tiene al ver películas tipo el
embrujo, actividad paranormal , crepúsculo o cualquier película cantada de Disney.
Rememorando veo al pobre chavito,
ya entrada la noche, jodido de hambre pues nunca comía, (solo se alimentaba de
ilusiones), sentado sobre unas cajas de madera en el patio de la vecindad, al
lado de la perversa chilindrina, que con toda la teatralidad del mundo narraba
historias de fantasmas y muertos (curiosamente me recuerda mucho mi niñez,
sentado en los andenes del pueblo en compañía de mis tíos que narraban con toda la teatralidad del caso historias de
fantasmas y muertos) y es allí en ese ambiente oscuro, solitario y con una brisa fría en donde salen a relucir los espíritus
chocarreros, y el pobre chavo presa del pánico cae en sus ataques de garrotera.
Gracias al trabajo perseverante
de los canales nacionales y extranjeros, el chavo ha entrado a nuestras vidas
de una forma o de otra, bien sea los fines de semana en las mañanas, o los
fines de semana en las tardes, o de lunes a viernes en la mañana, haciendo competencia con Jota Mario,
o por épocas en las tardes antes o después de la telenovela de moda que nadie
ve… en fin a cualquier hora del día y cualquier día si busco con cuidado es
posible que vea a chespirito dando vueltas por algún lado. Y no me molesta, hoy, igual que hace 10 años
o hace 20 años me sale la sonrisa espontanea ante las ocurrencias y chistes
flojos de cualquiera de sus personajes. Bien pueden los humoristas estrato 7 de los
comediantes de la noche sentarse a llorar o el “paspi” del suso cerrar su boca ante
el maestro de maestros.
Así que volviendo al tema, diría que
en todos esos capítulos en donde el chavo por obligación tenía que escuchar las
historias de la chilindrina o de doña Clotilde (la bruja del 71) sobre espíritus
andariegos y asustadores, un frío corría por mi nuca y de reojo miraba
sobre mi hombro, temiendo de la nada saliera un espíritu chocarrero.
Pero ¿Qué era un espíritu chocarrero? A ciencia cierta no lo sé, siempre pensé que serían formas difusas del tamaño de una persona, volando por entre los tejados, riendo perversamente, tirando cosas a su paso y por supuesto, chocando tarros para hacer más bullicio ¿? (es probable que la mente calenturienta de niño confundiera chocarrero con chatarrero y de ahí en adelante al pobre espectro le tocó andar con latas y tarros al traste para hacerse notar). Luego ante las dudas decidí consultar al profesor google y este me dijo que lo más semejante a un espíritu chocarrero era un poltergeist, pero esto no me gustó, primero porque de chocarrero a poltergeist hay una gran diferencia lingüística…la lengua se me enreda más fácilmente pronunciando eso del poliéster o polgeiser o como se diga; chocarrero tiene la che, de leche, de chino, de chupe y de chute, y la rr de carro, serrucho (tan de moda) y rrosita la más bonita. El polgiester ese es muy gringo, siempre se lo pasa metido en casas, rompiendo platos, encendiendo televisores a la hora de estilo RCN y dejando los inquilinos algo atolondrados y con tendencias si no asesinas al menos suicidas; los chocarreros solo asustan y ya, como cuando suena el celular a las 3 de la mañana. Los polkgeiser siempre terminan en manos de médiums, curas anglicanos, o tipos musculosos armados hasta los dientes
los chocarreros no tienen enemigos, muy de vez
en cuando la bruja del 71 los invocaba y ya. Y por último los polgestier son
producto de inocentes brutalmente asesinados y por algún familiar maniaco o vienen de cementerios
indios o de cementerios de mascotas, o de cementerios de mascotas indias. Los chocarreros no se saben ni de dónde
vienen ni para donde van, algo así como un bachiller académico promedio.
En fin, prefiero en este caso
hacer como mucho fanático religioso, cerrar mis ojos y tapar mis oídos y
recitar: los espíritus chocarreros existen, salen de noche, asustan los niños
que no se van a acostar temprano y tienen tarros colgados que hacen mucho ruido,
por eso se llaman chocarreros.
Algo que si me extrañó fue no
encontrar referencias de estos seres en el libro del chavo del ocho, que
lastima, hubiese resuelto uno de los grandes interrogantes de la humanidad, tan
importante como la teoría de campo unificada o la máquina de movimiento perpetuo. Algo que deja entrever es que el profesor Jirafales
como que si “coronó” a doña Florinda… no
una, varias veces, y no lo digo yo, lo
dijo el chavo.