Siempre me han gustado las ferias locales del libro que una
o dos veces al año se realizan en la ciudad.
Obviamente no tienen nada que ver con las ferias internacionales llenas
de eventos, mercadotecnia y escritores famosos, estas son simplemente ventas de
libros nuevos y usados a precios módicos, lo de feria es para darle
glamour. En estos lugares he encontrado
verdaderas joyas a precios risibles, y una de estas fue “el negocio de la
virgen” de Moisés Garrido. Aunque está enfocado en el fenómeno marianista
español, sus conclusiones se pueden aplicar a cualquier lugar del mundo. Gracias a las entretenidas páginas de este
libro, conocí sobre las apariciones de Garabandal, El Escorial y el súper híper
famoso Palmar de Troya; todas ellas estafas del cielo a la tierra y en el caso
del Palmar de Troya abiertamente
peligrosas. No está de más decir (y a muchos
no les gustará ni cinco) pero casos como el de Lourdes, Fátima, Guadalupe o Medjugorje, son
estafas ya oficializadas, algunas con cierto contenido sobrenatural, pero ante
todo un inmenso interés político y económico.
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La señora del Palmar de Troya |
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videntes de Garabandal |
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Señora del Escorial |
Y es precisamente esto lo que me trae a la memoria un caso
marianista colombiano: la virgen de Piendamó en el Cauca. Este lo recuerdo especialmente
porque mis tíos abuelos me contaban que cuando estaba jóvenes, habían ido de
peregrinación a este sitio con la
esperanza de poder ver a la madre del señor creador, pero solo habían logrado observar
tras la multitud a la que al parecer era
la vidente. Al final solo se quedaron
con una pequeña piedra de la peña donde la santísima virgen había posado su
sacra humanidad, eso sí, a un no tan módico
precio, (por lo que casi a modo de susurro decían que los habían estafado) y
que en realidad era un fósil de una vértebra de vaya yo a saber que animal prehistórico.
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"reliquia de Piendamó" |
El caso como tal de Dorita la niña de Piendamó, guardó
siempre la misma dinámica de las
apariciones marianas: Un ser femenino mágico se
le aparece a una mujer (niña, adolescente o señora con problemas psiquiátricos)
da una serie de mensajes absurdamente simples ajustados a la coyuntura local,
en ocasiones semánticamente confusos, y cuando ya la romería es lo suficiente, la
señora de los cielos solicita la construcción de una catedral en el sitio donde
colocó sus posaderas. Si le asociamos a esto jornadas milagreras y la colaboración
de hombres de pocos escrúpulos, nacen emporios como el Palmar de Troya, y si
estas empresas dan parte justa de sus ingresos a la iglesia católica, aparecen fenómenos
como Lourdes, Guadalupe, Fátima y dos o tres más. El caso colombiano no trascendió, Dorita tuvo su cuarto de hora, aunque no se volvió
millonaria si le dio para vivir cómodamente
en este país del sagrado corazón, con
los años mantuvo su perfil semi místico algo bajo y se terminó cazando y
formando una familia como cualquier mortal.
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Señora de Piendamó |
El libro lo presté, y como todo libro prestado, pues no se
volvió a saber de él.