latecleadera

lunes, 14 de julio de 2014

Yo zombie



Tendría yo unos 8 años; en el pueblo no había cine ni nada que se le asemejase, algunos parroquianos con ínfulas de empresarios traían películas de la capital en formato beta y en un salón pequeño que servía de oficina de despacho de buses y chivas las exhibían  en un televisor a color de 32 pulgadas. El precio de la entrada nunca lo supe, nunca me dejaban entrar, pero por una rendija de una ventana, junto con algunos amigos, nos alternábamos para ver  películas como Rambo o Cobra.  En una de aquellas oportunidades, ya caída la noche,  pegado al vidrio tratando de distinguir algo en aquella minúscula pantalla, el dueño del local se acercó, me miro con recelo y me dijo –entre chino, pero se queda callado-  en silencio y algo asustado (si mis abuelos se enteraban que estaba  viendo esas cosas que solo mostraban indecencias, el castigo estaba asegurado) me senté en el suelo, junto a unas veinte personas  y disfrute de la función.  El nombre de la cinta “dejad que los muertos descansen en paz” o al menos eso fue lo que entendí  al que estaba a mi lado. Ese fue mi primer contacto con el mundo de los zombis, en ella, un hombre llamado  Martin, luego de morir por   la radiación de una maquinaria industrial se transformaba en un tenebroso y desgarbado ser, sediento de carne humana que acechaba a los habitantes de la región. A medida que trascurría la película por cada mordida que daba y cada brazo o pierna que digería, su víctima se convertía en un muerto viviente mas, extendiéndose la plaga en una orgía de sangre y canibalismo, para finalmente, luego de una lucha a muerte con los sobrevivientes, quedar solo y morir definitivamente a manos de su esposa en lo profundo de una cripta.


¿Qué diablos le pasaba por la mente al tipo que me dejo entrar? no lo sé, tal vez quería darme una lección para que nunca más estuviese pegado  a su ventana, pero el plan no le funciono.  Aunque he de señalar que por varias noches no dormí tranquilo, contando las cuadras que habían desde mi casa hasta el cementerio, triplicando las oraciones que mi tía abuela me había enseñado para antes de acostarme y encomendando a cuanto santo o ángel conocía para que por sus infinitas virtudes y bondades evitaran que los muertos  salieran de sus tumbas y si salían pasaran de largo por mi calle, las de mis familiares y amigos. Por algunos meses tuve pesadillas en las que hordas de muertos atacaban mi casa y en las que conocidos y familiares se convertían es estos monstruos.  Algún erudito psicólogo podría decir que quede traumado, pero no, luego de esa película no perdía la ocasión para ver otra del mismo tipo; se me revolvían las entrañas cuando salían escenas de explicito gore y nuevamente pasaba por las noches de poco sueño, oraciones prolongadas y una mayor confianza en mis aliados celestiales. Al mejor estilo del adulto que promete nunca más volver a tomar en pleno apogeo del guayabo para días después terminar emparrandado,  yo pasaba tragos amargos pero valientemente aceptaba nuevos retos. ¿La razón de esto? no la sé, alguna neurona neurótica o esquizofrénica en alguna circunvolución inconclusa, de las mismas que producen emos, punks, cristianos fanáticos y seguidores de Herbalife.


¿Dónde nacen los zombis?

La primera referencia que podríamos dar de un zombi como tal podría venir de la antigua Mesopotamia, cuando la diosa de los muertos Ereshkigal, luego de sufrir una pena de amor a causa de Nergal hace que este regrese a su lado después de proferir estas tiernas palabras de reconciliación:

“haré que los muertos asciendan y devoren a los vivos, haré que allí arriba haya más muertos que vivos”

Así quien no se enamora.

Luego vendrían  los ritos y cultos funerarios encargados de enviar el alma de los muertos al más allá y evitar que ronden por el mundo de los vivos, pero ese cuento era con el alma, al cuerpo lo dejaban quieto en su natural descomposición.

Adelantándonos en el tiempo la concepción del zombi fue tomando forma gracias a la tradición vudú y la cultura haitiana, allí la mezcla de temores y prejuicios del hombre blanco, junto con los ritos  funerarios, de sangre y la esclavitud dieron nacimiento a lo que sería el “muerto viviente” solo que este  era un sirviente más, una deformación del  esclavo de las plantaciones de caña, una macabra analogía de la denigración de la condición humana.

Luego en los años 30 llego el cine y con ellas las primeras cintas del genero Z, iniciando con “la legión de los hombres sin alma (1932)” “los muertos andantes (1936)” “yo anduve con un zombi (1949)” y “plan nueve del espacio exterior (1959)” esta última catalogada como una de las peores películas en la historia del cine, y en efecto lo es, pero igual es estupenda.

Después en 1968 llego el padre de la cultura zombi al que todo buen fanático del cine tipo B y su subgénero Z debe nombrar con respeto:  George A. Romero. Con “la noche de los muertos vivientes” dio vida al muerto viviente caníbal y bestial, comandado solo por sus instintos básicos de hambre y furia y por supuesto al escenario que se desprendía del actuar de estos seres, el temido apocalipsis zombi. Después de todas sus  películas la cultura zombi adquirió forma y se convirtió en la empresa de entretenimiento que es hoy.  De allí partió la figura típica del cadáver de andar lento, arrastrando su extinta humanidad hecha pedazos en busca de carne y posteriormente cerebros que calmen su dolor. Luego llegarían las hordas brutales y cazadoras, el zombi que persigue sus víctimas dejando escapar macabros gruñidos y gemidos (el amanecer de los muertos y the walking dead tanto el comic como la serie de tv) por ultimo ya se abandonan las pequeñas poblaciones o ciudades y se centra todo en el apocalipsis zombi, el fin del mundo tal como lo conocemos a manos de seres tan depredadores como nosotros.


¿Por qué llama tanto la atención este género de “terror”? será porque el zombi,  al igual que en los tiempos de esclavitud en Haití, es una analogía del hombre moderno, esclavo de un mundo fabricado para generar dinero a costa de la “vida” y libertad del individuo.  Será porque nos sentimos humanos sutilmente deshumanizados, hormigas más dentro del hormiguero, sirvientes sin voluntad de la tecnología y el mercado ¡Muertos vivientes! Y tal vez por eso mismo, es que la imagen del apocalipsis zombi tan pulcramente detallada en la industria del entretenimiento solo refleja nuestra esperanza de un mundo nuevo, la caída del status quo a manos de sus mismos creadores  convertidos en depredadores máximos.

Que irónico que en la representación de la muerte esté reflejada la esperanza… bueno, son solo ideas mías.


martes, 8 de julio de 2014

Espadas magicas y no tan magicas


Por alguna razón estos artilugios siempre han ejercido un extraño poder sobre todo hombre y niño, ¿quién no ha deseado tener en sus manos una fulgurante y letal espada? y con ella entablar senda batalla, bien sea con un único y experimentado maestro de la lucha, donde luego de minutos interminables de sablazos, saltos por el aire, chispas al chocar el metal y muestras de una habilidad sobrenatural, el oponente termine con la hoja atravesando su pecho hasta la empuñadura y exhalando alguna frase reveladora y trascendental antes de su muerte.  O en el otro caso, estar con ella en pleno campo de batalla, ante un muro de enemigos bestiales y sedientos de sangre y romper sus filas mientras brazos, piernas y cabezas saltan por los aires victimas de nuestra fuerza y agilidad descomunal y el filo mortal de nuestra compañera.

Las espadas siempre traen a flote ese guerrero nórdico brutal enclavado en lo más profundo de nuestra esencia chibcha. Su hoja que con un zumbido corta el aire,  por algún desconocido proceso óculo testicular libera torrentes de testosterona  asesina en nuestro torrente sanguíneo y activa la circunvolución infantilus que queda en alguna parte perdida del cerebro.

Las espadas tienen el poder de volvernos nuevamente niños. (Con las mujeres no sé si funcionara, personalmente no conozco a señoritas que quieran cortar cabezas o agarrarse a planazos en una batalla decisiva, aunque existen excepciones como Xena o Sonia la guerrera)

Por desgracia (o fortuna) nacimos en un mundo en donde la espada solo sirve de decoración (los casos que se ven por internet,  del uso de las espadas en el medio oriente digamos que no aplican a la regla) y lo que personalmente vi que más se asemeje a una de aquellas batallas es la pelea de dos borrachos en el pueblo con peinilla en mano dando planazos sin ninguna elegancia y con un poncho enredado en el antebrazo como escudo, pero a pesar de todo no dejan de  ser sobrecogedoras esas escenas.

De vez en cuando me da por consultar en internet sobre venta de espadas; hay unas de lo más regias, otras muy floripintas y otras aterradoramente fascinantes como las katanas japonesas de la china. Por desgracia y aplicando la canción de Jhonny Rivera, no soy un hombre soltero, y si un día llego a aparecer con una de esas en la casa, con esa misma me dan en la cabeza por gastarme la plata en cosas innecesarias y sin utilidad (aunque si pueden ser útiles; si un ladrón entra a la casa puede terminar ensartado en esta, y en los diarios aparecería el titular, “muere ladrón atravesado por una espada” –épico-.  Aunque otro diario local pondría de titular “ladrón fue por lana y le dieron chumbimba con un machete”) de modo que a no ser que me encuentre algún tesoro antiguo debajo de la casa del pueblo y saque de allí alguna espada española de la época de la conquista, o me gane la rifa de una espada medieval pro fondos para el paseo de algún grupo del colegio, tendré que posponer mis inclinaciones vikingas para dentro de unos años, cuando ya no haya niños en la casa que se puedan cortar con su filo.

Así que dejando tanto parloteo a un lado, demos un breve repaso sobre las espadas más famosas del  mundo.

-Excalibur:  la legendaria espada del rey Arturo forjada en Avalon y obsequiada por la dama del lago, Arturo adquirió el derecho a llevarla luego de sacarla de la  piedra en la cual Merlín la había incrustado.

-La espada del augurio: perteneciente al rey de Thundera o a su sucesor en este caso Leon-O.  Tenía en su empuñadura el ojo de Thundera, y con ella se podía ver más allá de lo evidente, disparaba rayos, se encogía de tamaño,  volaba a las manos de su señor y cuando León-O estaba en problemas votaba un rayo de luz a modo de señal de auxilio a los otros thundercats.

-espada de He man: era una espada mágica que servía de puente canalizador entre el poder de greyskull y Adam,  para transformarlo en He man y quitarle lo maricon a Kringer (¿contenía aquella espada la cura contra el homosexualismo que tanto cristiano radical busca?) como toda espada mágica despedía rayos, protegía con campos de fuerza y era indestructible.

-la espada Atlántida: fue la espada con la que Conan el barbaro mutilo a unos cuantos prójimos, de diseño sobrio servía como stiker para pegar en los cuadernos de colegio y protegía contra revisiones de tareas imprevistas, para poseerla se necesitaban dos años de gimnasio, anabolizantes y mucha proteína.

-la espada de Gryffindor: con ella Harry potter mato el basilisco y luego con ella pudo destruir uno de los horrocrux, salía de un sombrero parlanchín y como que no hacía nada más.

-Narsil Anduril: como Narsil fue la espada que utilizo Elendil para cortar el dedo de Sauron y arrebatarle el anillo mágico (la empuñadura para ser preciso) luego fue forjada nuevamente por los elfos, bautizada como Anduril y entregada a Aragorn para que fuese utilizada en la guerra del anillo.

-la espada de Duncan MacLeod: no tenía nada de particular pero por su filo cayeron un montón de cabezas de inmortales.

-Los sables de luz: son el arma de los jedi, solo ellos tienen el poder para usarlos, cuando se mueven producen un sonido como de motor de licuadora fallando y se pueden guardar en el bolsillo, ya que tienen un botón de apagado.

-Frostmourne: usada por el príncipe Arthas  en el mundo de warcraf, con cada episodio aumentaba de poder, con ella mato a su padre y lo acompaño siendo el rey Lich.

- la katana de Michonne: es el vivo ejemplo de lo útil que puede ser una espada ante un eventual apocalipsis zombi, con su hoja mato centenares de muertos vivos  ¿?

-la espada de William Wallace: expuesta en un museo de Irlanda, con ella Mel Gibson. ..Perdón wallace mato unos cuantos ingleses de mierda. Imposible de usar por latinos (mide 168 cm)

-la espada de Bolívar: se la robo el M19 el 17 de enero de 1974 y fue devuelta al gobierno colombiano el 31 de enero de 1991,  reposa en la quinta de bolívar, aunque algunas malas lenguas dicen que yace junto a Hugo Chávez  en su féretro en la luna.

- el chipote chillón: no es una espada pero el chapulín colorado la usa como tal y con eso basta. 




jueves, 3 de julio de 2014

Mis libros perdidos. La familia mumin en invierno



Me gustan los libros infantiles.  Nunca me contaron un cuento al dormir y tampoco me gustaría que lo hubiesen hecho, ¿qué atención prestaría a la historia  con los ojos a media asta y la mente divagando en los territorios de Morfeo?  Tuve la suerte de disfrutar todas esas narraciones al amparo de la soledad y la penumbra de la biblioteca del pueblo.   Recuerdo que  habían dos: la del colegio, llena de libros de texto, enciclopedias, mapas, pupitres viejos, balones pinchados y cuanto desecho reutilizable se diera en cada año,  algo semejante a un cuarto de san alejo gigante, siempre ocupada por tres o cuatro estudiantes transcribiendo la tarea del libro al cuaderno con kilométrico azul con tapa mordisqueada y al lado el  lapicero rojo para los títulos en mayúscula. En la entrada la bibliotecaria menuda y amable, con sus gafas colgando del puente de la nariz, sentada en su escritorio, siempre ocupada, siempre llenando formatos de quien sabe que, y a su lado aquel molesto e insoportable invento producto de alguna mente psicorrigida y sádica, el mueble metálico donde se guardaban las fichas bibliográficas, apiladas y  apretujadas, llenas de códigos insoportables, donde encriptados estaban los títulos de los libros que uno podría necesitar.

La segunda era la biblioteca municipal, la mayoría del tiempo solitaria, con mesas como las que se utilizaban en el kínder, sillas para enanos y cinco estantes repletos de libros. ¿Quién los donó  o  compró? es un misterio, solo sé que quien quiera que haya sido  le quedo eternamente agradecido, allí tuve mi primer encuentro con Herge, Tolkien, Asimov, Michael Ende, Bradbury, Edgar rice y muchos que se me escapan.  Y para volver al tema de los cuentos infantiles, allí entre los tomos de los cuentos de editorial  EKARE (la única que recuerdo) y otros más, encontré un pequeño libro azul, no era el libro infantil estándar; grande, con historias sencillas,  prolijamente ilustrados y de pocas páginas,  este tenía más letras que dibujos y una escasa pero considerable cantidad de hojas que llevaban a  dejarlo siempre en lista de espera para años posteriores.  Finalmente lo leí, si la memoria no me falla cursaba décimo, luego lo volví a leer en vacaciones, luego en once  y  nuevamente en vacaciones, para esas fechas ya era un libro corto que se podía sacar perfectamente en dos días, después por cosas del destino, el librito terminó en mi casa, finalmente en el mismo espacio que ocuparon las fotocopias de farmacología y los libros de cirugía en mis épocas universitarias. Su nombre: LA FAMILIA MUMIN EN INVIERNO
Una novela infantil  producto de la mente prodigiosa de la finlandesa Tove Jansson.  Allí se narra la historia de los mumin, pequeños trols semejantes a hipopótamos, y en este caso particular, del pequeño Mumin que despierta de repente en invierno cuando todos deberían estar hibernando y descubre que mientras ellos duermen su casa es habitaba por decenas de seres misteriosos y divertidos, habitantes del invierno y la noche, que como entes de una dimensión alterna, son residentes corrientes de su hogar por aquellas épocas del año.  De este modo el pequeño Mumin cambia su rol de niño a adulto y se convierte en el “señor de la casa” tratando  conservar el orden ante las peripecias de los extraños inquilinos y de paso, tratando que estos se sientan lo mejor posible en aquel lugar.  Es un libro mágico, absorbente, en ocasiones misterioso y según la susceptibilidad del lector terrorífico.  Con  personajes de miradas penetrantes y flautas de melodías preámbulo de primavera (Manrico)
 filósofos y nostálgicos con camisas a rayas (tutiki)
o solitarios y oscuros como la Bu que busca el calor del fuego para apaciguar su frío interior.


La familia mumin en inverno según dicen fue la historia en la que Tove dio un giro narrativo, saliendo de las ideas sencillas e infantiles de  obras anteriores (la familia mumin, la llegada del cometa, las memorias de papa mumin, una noche de san juan bastante loca) dando a cada personaje una mayor profundidad.

Cuando estaba a punto de terminar mi carrera, lo regale a un antiguo amor del pasado (valga la redundancia) quien conociendo mis manías bibliófilas sugirió “algo” para el tedio; craso error, los mumin no son para el tedio, tal vez debería haberle regalado algo de Coelho o Cuauhtémoc, cuando años después, quise remediar mi error, pregunté por él, me respondió que nunca lo había leído, que eso era para niños y que no tenía ni idea  donde podría estar.  

Los mumin son para leer en días de invierno, mientras las gotas repiquetean en el techo, los arboles mecen sus ramas llenas de humedad o simplemente en una noche de frío, en la cama, bajo las cobijas calienticas, sin bullicio ni televisor, como mucho, acompañado del sonido de un grillo noctambulo y la mirada furtiva de un niño curioso.

miércoles, 25 de junio de 2014

Las historias secretas de Roberto Tovar Gaitan





Por allá en los noventas, en  mis bellas épocas ufológicas y paranormales que abarcaron gran parte de mi adolescencia y parte de mi temprana adultez (¿sería por eso que no conseguía novia?? Entre otras muchas cosas más) emitían por alguno de los tres canales de televisión nacional un interesante programa, en el horario (10:30 a 11:30 am) que en el presente debe estar siendo acaparado por Jota Mario, alguna novela colombomexicovenezolana (como la santísima trinidad si no están los tres no funciona) o dios nos ampare y nos favorezca…el padre chucho.


Se llamaba en un principio "PAZ VERDE" allí, un hombre que nunca he conocido en persona, pero que orgullosamente tengo como amigo en Facebook (lo cual ya es mucho) dirigía el programa y cada cuanto, como profesor de colegio, armaba excursiones a sitios agrestes y salvajes de nuestra geografía colombiana.  De una manera amena y didáctica nos inculcaba (o al menos a mí) el amor y respeto por la biodiversidad de nuestro terruño. Años después rememoraría sus capítulos -al son de una canción rocanrolera que le servía de intro-  en las montañas de Colombia, en una vieja Land Rover que me servía de ambulancia, rodando sobre carreteras resquebrajas, trochas, ríos y quebradas cristalinas en busca de pacientes para brigadas de salud.

Tiempo después cambio sus paseos ecológicos y se fue inclinando hacia lo oculto y misterioso, ¿que lo llevaría a esto? Es todo un misterio, tal vez fue la rabia por no encontrar ni una miserable esmeralda en sus exploraciones a la laguna de Guatavita, donde como el profesor Cousteau, se metió con todo y cámara a sus profundas y turbias aguas, dejando registro solo de algas entrometidas y algún renacuajo curioso.  O tal vez encontró “algo” en alguno de los muchos bosques y montañas que recorrió.  Tal vez encaramado en la rama de un árbol, un ser semejante al Yoda de "star wars" le mostró el camino que debía seguir: "un camino nuevo  tomar debes, naves y extraterrestres tu misión serán”


Como todo jedi  que se respete, acató la orden de su maestro y paz verde de grabar dejó.

El nuevo programa se llamó "HISTORIAS SECRETAS"  y era fantabuloso desde su principio,  con un intro parecido al de la guerra de las galaxias o volver al futuro (aquí la memoria me falla) con imágenes de cajón de todo buen archivo ufológico.  Allí vi por primera vez las fotos y videos de los ocupantes de los platillos misteriosos que rondaban por todos lados, aquellos humanoides  grises de contextura infantil y oscuras intenciones. Supe de la existencia de Billy Meier y su mensaje de esperanza;  no estábamos solos, bajo el amparo de la preciosa Semjatse, Asket y Nera la tierra aun podía respirar tranquila, gracias a él las pléyades ya no eran solo un bonito manchón estelar si no un posible y plausible paraíso. Pero lo mejor de todo fue cuando quiso mostrarnos que no solo los gringos y los europeos tenían sus ET  tutelares, los colombianos también teníamos quien nos guiara hacia la luz, y para que se pusieran verdes de la envidia en el área 51, los teníamos en el mismísimo corazón de la cultura chibcha: en Tabio y Tenjo Cundinamarca,  allí, luego de un minucioso trabajo periodístico, nos llevó de la mano de los campesinos que veían aterrizar en las huertas de sus casas colosales discos metálicos y donde los más afortunados podían sentarse a las afueras de sus ranchos, bajo la luz de las estrellas y al calor de una fogata a platicar y platicar con estos intergalácticos seres de luz  llamados akpalus (o alphaluz como encontré después, pero prefiero el primer nombre, es  místico) 
lo más apoteósico de todo  fue cuando le siguió el rastro a un parroquiano que había sido raptado por una de aquellas naves y  llevado en cuestión de segundos de Pitalito a Boyacá (o al contrario?) fue examinado, preparado  y reprogramado para entregar un mensaje de paz, amor y esperanza a la humanidad, y por supuesto, también le fueron dados poderes como el de sanar. Por algunos capítulos, nuestro intrépido biólogo periodista siguió las andanzas de nuestro gurú latino, para finalmente descubrir que era un timador. Aún recuerdo la cara de decepción del presentador,  semejante a la mía al otro lado de la pantalla. Degenerados del carajo como se atreven a jugar con nuestras ilusiones.

Después de esto, guardó  los ovnis y extraterrestres en una caja de cartón y nos paseó por el mundo de los espantos y fantasmas de la candelaria, para ir desembocando en especiales de apariciones marianas, que como todos los de este tipo, eran demasiado milenaristas y apocalípticos para mis gustos; al final salió del aire y el programa reapareció meses después, pero esta vez con otro presentador y con otra temática: la de encontrar familias separadas por el destino, muchas lágrimas y gimoteo por todos lados.  Creo que este último sirvió de idea para un programa que años después conduciría un siniestro personaje…el padre chucho.


Pero ya dejando al lado a nuestro Rasputín criollo, si tuviese una impresora 3D y pudiese recrear las figuritas de mis superhéroes favoritos, una de aquellas figuritas sería la de Roberto Tovar Gaitán, podrá tener sus ideas locas y todo lo demás, pero a mi parecer  merece compartir el palco con algunos superhéroes, ¿Cuáles? Pensé en Clark Kent o Peter Parker, por aquello del periodismo, pero no creo que le hayan picado arañas radioactivas, a lo mucho, mosquitos con malaria  y hasta donde sé, parece cachaco  no de Kriptón, ni Ganimedes, ni mucho menos de las pléyades, aunque vaya uno a saber, en estos días uno no sabe que anunaki puede tener al lado.

Quise etiquetarlo como el agente Mulder, pero no, no me cuadraba, así que al personaje que más se me asemejó fue a Tintín, claro, ni es de Bélgica, ni es joven, tampoco tiene un perro llamado milu, pero si es un reportero (o biólogo o periodista o lo que sea) arriesgado y en busca del misterio, para mí con eso basta.

lunes, 23 de junio de 2014

AVENTURAS lo mejor que ha dado El Tiempo



Entre los años 1991 y 1993 un anónimo genio, al cual le estoy eternamente agradecido, inició un genial proyecto en el diario El Tiempo.   Decidió cambiar el formato del suplemento dominical de tiras cómicas que venía junto con las lecturas dominicales (dos curiosas formas de promover la cultura en Colombia, la historieta y la literatura juntas en un mismo día). En aquel entonces la sección de comics estaba conformada por unas pocas páginas repletas de viñetas a todo color de los principales personajes del género a nivel mundial y al final un intricado crucigrama que servía de cebo para los hipotéticos lectores del fin de semana.  A partir del 93 se  dio  representatividad al grupo de lectores infantiles  y tratando  emular  la idea de la competencia -los monos del espectador-  nació  AVENTURAS.

¿Que tenían esas hojas de particular?

Mucho; durante tres largos años todos los domingos,  en seis hojas de 30 x 35 cm era posible ser niño, sin importar la edad que se tuviese.  En la portada una reseña breve y divertida de todos los personajes que habitan el mundo de la tira cómica o la historieta. No había discriminación de estilos, nacionalidad ni antigüedad, en esa simple página quedó plasmada la creación de mentes brillantes alrededor del mundo y el tiempo. Y este solo era el abrebocas,  en su interior sagradamente tenían su espacio  Bill y Bolin, el fantasma, Mafalda, Calvin y Hobbes, Olafo, Carlitos,  Pepita y por algunas temporadas, las yarumoradas, las tortugas ninja, Justo y Franco, Diógenes y el vagabundo, Atila y Chichacun.  Durante algunos meses fui fiel seguidor del curso de dibujo de historieta que dio Jairo Álvarez, que aún hoy  a pesar del abandono que se le da a las cosas importantes por eso del “adultismo” y “trabajismo” me permite dibujar un monigote ligeramente decente en momentos de tedio laboral. 
Estaba la sección de mascotas, que enseñaba a conocer el mundo animal (mejor que animal planet) y cuidar de cuanto bichito viéramos por ahí. La sección de experimentos denominada “atrévete” la cual despertaba ese MacGyver oculto que todo niño o adolescente ochentero llevaba dentro.   Las vitaminas de cultura general, la figurita de plastilandia  que siempre se veía tan sencilla de crear pero nunca quedaba como tenía que ser. 
La fatídica sección de recetas, por la cual gran parte de estos suplementos quedaron hechos recortes  y por último la sección de cartas y aportes, donde cientos de niños, todos ellos futuros frikis,  enviaban sus opiniones, dibujos, agradecimientos, historietas y cuentos.


Después del 93 el formato cambió, se omitió la reseña del inicio pero se dejaron algunas de las secciones antiguas, luego, con los años, estas también se sacaron quedando solamente las tiras cómicas sin más, y por último todo el suplemento desapareció.  Me imagino que cuando se saca a circulación algún diario, en algún lado debe estar escrito a modo de norma ISO como el tamaño de letra o el color de los encabezados,  que este debe tener una cosa llamada la caricatura del día, así que para seguir con la tradición, El Tiempo  quitó toda esa basura de cultura, ciencia y opinión para  niños, la remplazó por el tarot o el horóscopo (o los dos) y  aquel matachín que se negaba a morir lo apretujo en una sola página con el sudoku y el crucigrama.

¿Qué fue lo que pasó?  ¿Crecieron los niños y murieron las ideas? ¿Murió el comic para los medios de Colombia?   

Yo por mi parte, orgulloso aun guardo en mi cuarto de san alejo mi colección de AVENTURAS, para envidia de muchos…

viernes, 20 de junio de 2014

Orgullosamente opita



Hace muchos años, mi bisabuela,  mujer de sangre indígena y carácter austero, víctima de una enfermedad tuvo que ser trasladada de su rancho en el campo  a mi casa en espera de recuperación, nunca lo logro, los años cobraron factura y meses después moriría.  Pero antes que cayera en la locura senil pre mortem, que suele acompañar a todos los que se acercan a la centuria, en dos o tres palabras dejo claro lo que pensaba de las fiestas sampedrinas.  Era un 24 de junio, día de san juan (en algunas poblaciones del Huila este día es  igual o más importante que el mismo san pedro)  mi tía abuela, con quien yo vivía, había preparado un exquisito pollo, acompañado de asado huilense, insulso y  chicha de maíz;  cabe anotar que por aquellas épocas el pollo era el plato de honor, se servía solo en ocasiones especiales  y dependiendo del evento era su presentación: sancocho para paseos o como señal de gratitud y respeto ante la presencia de algún personaje importante como curas y políticos.  Arroz con pollo para matrimonios, quince años, primeras comuniones o grados. (Aun en estos días ultramodernos, no falta el gracioso que en cualquier fiesta aparece con su platico de arroz con pollo adornado con una gota inmensa de salsa de tomate fruko, dos tajaditas de pan bimbo y jugo de naranja tang).  Con cuidado llevamos a la anciana al comedor, cubierta con chales y mantas  para protegerla de los vientos impetuosos que suelen llegar en esas fechas, y  con alegría se le puso el plato al frente. Ella acostumbrada a la sopa de bando, la carne cocida, el arroz simple y la yuca, pregunto:
- ¿y esto?
 Mi tía con una sonrisa le contesto
– es el almuerzo de san juan mamita.
La vieja miro el plato meditabunda, hizo una mueca de desaprobación con su boca arrugada y dijo:
 – jumm, buen primor
Y empezó a comer en silencio.

Tiempo después entendí el porqué de su expresión.  Según narraban los viejos, en sus épocas mozas las fiestas de san juan y san pedro en el Huila eran cosa seria, ante todo, eran fiestas de campos y pueblos, con bastantes días de antelación preparaban todas la viandas y bizcochos, enterraban la chicha y el guarapo para que estuviese a punto, engordaban los marranitos que no iban a disfrutar para nada esos días, tejían los sombreros de pindo (accesorio obligatorio para los hombres) afinaban las cuerdas de los tiples y guitarras, apretaban el cuero de las tamboras y la  puerca y  me imagino, preparaban el discurso para conquistar a la futura abuela.   Cuando llegaban los días, era la francachela y la comilona (pero todo con mucha decencia dicen los viejos) los abuelos que en ese entonces eran mozos, ahítos de aguardiente fabricado en alambiques clandestinos, la barriga llena ya que al mejor estilo de un utópico país comunista,  la comida de todas las casas era la comida de   todos. Bailando bambucos y pasillos hasta acabar las alpargatas de cuero, montando los caballos carga leñas y alazanes  del diario trabajar en cabalgatas ostentosas, desenfundando ocasionalmente las peinillas para ver quién era el más machito y haciendo caso omiso a las imprecaciones del cura en el pulpito.   De las resacas de estos parroquianos nacerían historias de espantos y diablos, justicieros morales que darían su merecido castigo a estos  degenerados del carajo y que terminarían siendo los cuentos de terror de las próximas generaciones. 

De la forma como dio a entender mi bisabuela aquel día, el almuerzo y la algarabía incipiente en las calles del pueblo solo eran la sombra del Woodstock  de sus épocas mozas, ¿que rememoraría la vieja en aquel momento? Me cuesta imaginarlo, y por respeto a su memoria prefiero no hacerlo. 

A mí el san pedro me alcanzo  con las benditas reinas incluidas, pero por suerte no eran lo más importante. Era usual ver el pueblo inundado (literalmente) de vendedores ambulantes a los cuales se les compraba la muda de ropa para las fiestas, eso si luego de un largo regateo. Las calles principales intransitables por los caballos briosos y sus jinetes beodos, voladores tronando sobre mi cabeza y una banda de viento armando la parranda en el parque principal. Vi muy a  mi pesar, aquel juego macabro de la descabezadura de gallos. El ritual de la matanza de marranos era algo de locos, en vísperas de san pedro, poco después de la media noche, el pueblo se despertaba por los chillidos de los animalitos, algo aterrador, pero que sepa, no dejo traumado a nadie.  Luego al amanecer el olor a carne asada inundaba todas las casas.  La preparación de la comida  era todo un evento social y familiar, allí, en las casas viejas y grandes, los hermanos dispersos por el mundo se volvían a reunir, ya se pueden imaginar la algarabía de diez  o más hermanos con sus esposas e hijos, riendo y tomando licor, adobando la carne y metiéndola al horno de barro, espantando los perros golosos,  dejando a los niños corretear por todos lados y a los más grandecitos acolitándoles  sus primeras escapadas al mundo cruel del romance. En las noches Los entablados populares con orquestas  famosas y de medio pelo, plan de cacería buscando la victima lo suficientemente ebria para acceder a peticiones non sanctas, los borrachitos de siempre formando pleitos y los dos o tres heridos por puñal o machete que le daban ese toque picante a las festividad.  El día principal  era la coronación de las reinas de san juanero, donde lo que importaba era el baile y nada más, las preguntas ya se sabían y las respuestas también: ¿a quién admira? ¿Qué es lo que más le gusta hacer? ¿Cuál es su personaje favorito?  Las respuestas variaban entre el papa Juan Pablo segundo, la madre Teresa de Calcuta, dios, mi papa y mi mama, Jesucristo, Gabriel García Márquez y la más culta Simón Bolívar.  Todas sin excepción gustaban de la lectura y de pintar. Al final ganaba cualquiera por los motivos que fuera, y siempre, siempre, se habían robado la corona, ocasionalmente había cruce de palabrotas entre comadres y vecinas pero de ahí no pasaba a más.  Cuando todo se acababa, un lunes, era la despedida de los tíos y los primos, el desenhuese de las conquistas de las noches previas, las confesiones de las puritanas que habían pecado más de la cuenta, las largas jornadas de trabajo para reponer lo que se había gastado y el anhelo de que llegase pronto el nuevo junio.



Hoy algunas cosas han cambiado; nos inundan los sombreros vueltiaos, el vallenato de la nueva ola (que ya debe ser vieja) y el reguetón, aunque grupos culturales de una manera sorprendente están logrando devolver el estatus original a los bambucos y rajaleñas.  Los desfiles presumen ser malas copias de los de Barranquilla y  Pasto.  el reinado roba todo, asfixia, condiciona y limita, el sanjuanero pierde su encanto y se transforma en una melodía insoportable de tanto escuchar (después de una jornada  de elección donde se toca y se baila en más de 50 oportunidades ya es intolerable) y lo peor es que solo existe el sanjuanero de Anselmo Duran, todo lo demás desaparece, todos los otros bambucos se aminoran, el tradicional en ocasiones pasa a ser una mofa.  El oficial tan pulcro, tan estilizado, tan de la elite ya ni se baila, se camina;  poco se de baile, pero en la escuela lo poco que me enseñaron o que quise aprender era una paso alegre y elegante, el conocido bambuqueo, una extraña mezcla de saltos y volteretas que nunca aprendí, pero que me fascinaba, hoy solo se ve algo caminado, algo raro, algo más que aquellas señoras y señores de alta alcurnia también desean acabar, como quieren acabar nuestro dejo característico, que para algunos pasa a ser vergonzoso (no conozco al primer paisa o costeño que se avergüence de su acento)en aras de modernizar las fiestas de san juan y san pedro, de convertirlas en émulos deformes de reinados de belleza, de centro nacional e internacional de la farándula, de volverla la fiesta y el festival de los festivales, solo queda un hibrido simplón de todo y de nada, una fiesta  más de pueblo ¿será porque precisamente eso es lo que es? la fiesta del pueblo opita, la que no necesita de reinas insulsas ni festivales estruendosos. Somos descendientes de los bravos yalcones, andakies, paeces, tamas y pijaos, hijos de españoles rudos de mente pastoril, el recuerdo vivo de generaciones de campesinos curtidos bajo el sol ardiente del valle del magdalena. Si alguien quiere desfiles soberbios, reinas de belleza artificial y grandes artistas bien puede ir a cualquier parte de Colombia a disfrutar de ello, aquí lo que tenemos es asado y mistela, bambucos y rajaleñas, opitas a mucho honor celebrando la memoria de nuestros antepasados.


Anoche, viendo por la tv uno de los tantos desfiles y cabalgatas, torcí la jeta  al mejor estilo opita y con el típico acento cantadito que nos caracteriza, dije:

-jumm, buen primor.


lunes, 16 de junio de 2014

Voto a inconciencia.


Hoy por hoy con todo esto de las elecciones presidenciales  y las segundas vueltas (¿nos hicieron la vuelta dos veces??) y las próximas elecciones de gobernadores y alcaldes, y las elecciones que ya  tenemos encima de las candidatas del bambuco en el Huila, la mora en Mesitas Cundinamarca y la ruana en Nobsa Boyacá. Quise por pura y sucia curiosidad consultar a ciencia cierta qué era eso de la política  de la que tanto hablábamos.  Como era de esperarse en estos tiempos tormentosos, consulte en la Wikipedia y que curioso lo que encontré:

“es una rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva.”

Cada día se aprenden cosas nuevas y en mis treinta y tantos años aun creía que la política era la ciencia y el arte de robar descarada, pero decentemente. Y mira que no, que estaba equivocado, que era toda una rama de la moral;  me imagino que como ahora hay segundas vueltas y cada nada hay comicios electorales y todo aquello, debe ser muy repetitiva la cosa, entonces podríamos considerarla algo así como una rama de la doble moral.

Siendo así la cosa, me monte en el carro y me fui a cumplir con el sagrado derecho del voto. durante cerca de dos horas recorrí la carretera llena de huecos y resaltos, que administraciones de políticos anteriores (personas dedicadas a la política, esa que es rama de la moral) habían dejado en el olvido,  y mientras esquivaba cráteres, lagartijas suicidas y escuchaba soda stereo en la radio, pensaba ¿y por quien se supone que voy a votar? Por un lado estaba el presidente santos, el que si le cae harina en la cara quedaría como el payaso asesino de la cosa. El mismo que había dicho “ese paro agrario no existe” y ya lleva en la cuenta como dos (que recuerde), el que por primera vez hizo marchar hombro a hombro a médicos especialistas y auxiliares de enfermería ante las amenazas de una reforma y deforma en la salud, el que les devolvió la primita de 8 millones a los congresistas, al que si se descuida le meten una cosa toda rara llamada reforma a la justicia, el que se orino en los pantalones y se cayó de la bicicleta, el que permitió la continuación de la explotación petrolera en las cuencas de los ríos y la construcción de represas a cualquier precio en estas tierras opitas, el que casi nos manda a darnos en la jeta con los venezolanos cuando estaba de amigo con el patrón Uribe. Y por el otro lado estaba Zuluaga, un man que hasta hace pocos meses no sabía que existía, pero que luego, según comentaron algunos, si existía, pues fue por sus gracias que  nos jodieron lo de las horas extras y recargos nocturnos, pero luego salió siendo el pupilo del patrón Uribe, su emulo, pues hablaba como él, se expresaba como el, pensaba como él, salía en los afiches de campaña con él, y era como el pero sin ser él.  Pero como la cosa era con Zuluaga y no con Uribe, omití todo lo del patrón (que si es bien largo) y me centre en osquitar.  Solo llego a mi mente lo que la gran mayoría de los colombianos sabíamos: que la señora loca de las naranjas si votaría a todo corazón por Zuluaga pero la abuelita de la miscelania no,  bien podía su sobrina ir a comer mierda (ver nota “colombianos orgullosamente groseros”)
de modo que mis dos referentes electorales me dejaban en las mismas.  Luego me acorde del proceso de paz, al cual santos se aferraba y Zuluaga decía que si pero que luego no, pero después como que si. Lo que me gusta del proceso, que por fin se abre una puerta para la paz, y lo que no me gusta, que a las farc nadie les cree. De modo que las promesas de paz de ambos candidatos me sonaban a castillos en el aire, lo único seria preguntarle al  guerrillero que está en la montaña, que opina  de todo esto, pues a final de cuentas él es el que me va a joder la vida si se le da la gana, los de la Habana no.

Llegue al puesto de votación nervioso, sudando frio y con cólicos abdominales, ¿por quién voto? Si tan solo estuviese Nairo o Pekerman en el tarjetón, por mi diosito que les tacharía la cara con una X. pero no, solo estaban estos dos vergajos como decía mi abuela, y eso era como escoger entre un machucón de huevas o levantarse una uña con una astilla.  Dios mío ayúdame, animas benditas del purgatorio ilumínenme. De pronto cual epifanía democrática llego a mi mente la frase de un compañero de trabajo.  “por mi fuera no votaría por ninguno de esos hp (honorables políticos) pero si santos pierde, mi hermana se queda sin trabajo”  así que para evitar desgracias en aquella familia, decidí votar por santos, y justamente cuando tenía el marcador en mi mano, vi la cara que le acompañaba, me acorde  que este bellaco era el que casi nos jode a los que no la pasamos bajando porquerías de la internet con eso de la ley lleras.  Y ante la confusión, le dibuje dos ojitos y una boquita triste al blanco y le puse la X encima.

Por suerte el jueves juega de nuevo Colombia, y si dios quiere ganaremos y todo será mejor.



viernes, 13 de junio de 2014

Superman tan real como usted y yo



Hace muchos años tuve una acalorada discusión con algunos de mis compañeros de escuela  frente a los muros del hospital, donde jugábamos a los pistoleros y ladrones.  Entramos en franco debate y formamos dos grupos; en una esquina esta yo (el burro por delante dicen los viejitos) David y Wilson y en la otra esquina estaban Kiko, Dilmer y Abelardo; los seis, versados académicos de 7 u 8 años. ¿La manzana de la discordia? Un tema trascendental, de importancia vital, prioritario ¿existía Superman? Mi grupo era pro superhéroe y el otro vulgares negacionistas. ¿Cuantos minutos u horas permanecimos allí exponiendo puntos de vista, citando textos filosóficos y pensadores del renacimiento, postulando teorías y encontrando fallas lógicas y falacias en lo que se decía? no lo recuerdo, lo que si recuerdo es que en algún momento del debate vi en los ojos de Wilson (QEPD) cierto atisbo de duda.  David cual pastor  en domingo de evangelización fue fiel hasta los tuétanos. Yo como principal defensor de la existencia del hombre de acero, no podía darme el lujo de permitir que uno de mis adeptos se cambiara de bando como vil político de provincia. En silencio me encomendé al espíritu santo y a las animas benditas (que siempre ayudaban a mi  tía cuando algo se le perdía) y por si hacia falta, también invoque en silencio el poder de Grayskull.  Como era de esperarse, los poderes sobrenaturales nunca dejan pasar la suplica de un niño, vino a mi mente la prueba reina que derrumbaría todos los argumentos de mis opositores, algo tangible, veraz, irrefutable,  y lo mejor, estaba justo en la mesa de la sala de mi casa.  Dije “tay” (no se de donde viene la palabrita, si es de origen quechua, hebreo o celta, pero en mis tierras cuando un niño quiere parar un juego grita a todo pulmón “tay tay” y todos dan un receso) Salí corriendo a mi casa y regresé a los pocos segundos con algo en la mano.  Era un libro (bueno en realidad una revista, pero en el contexto del debate era como un libro) donde quedaba demostrada la existencia de Superman.  Con ceremonialidad busque la página reveladora... y allí, a todo color, estaba el hombre de azul y rojo volando sobre la ciudad de Metrópolis con su mirada fija en un horizonte de peligro. Pero eso no era todo, también reseñaba la actividad que estaba a punto de realizar:  proteger el mundo de las fuerzas oscuras del capitán Zod y sus secuaces, y  para rematar  daba la hora, fecha y canal donde se  documentaría tan prodigiosa hazaña.  

El nombre del libro en cuestión – revista TV guía-.  


Un oscuro silencio embargó a kiko, Abelardo y Dilmer; no tenían nada que decir, si algo salía en los diarios era verdad y punto.  Con el rabo entre las piernas aceptaron que Superman existía, que venía de kriptón, que tenía visión de rayos X, volaba por los cielos, con su súper fuerza nos protegería de todo mal,  perdonaría nuestras culpas y nos acompañaría  en la televisión. Amen.



Ahora,  con unos años encima, debo decir que Superman me causa sentimientos encontrados, primero porque el tipo es uno de esos moralistas, republicano, alienado del carajo  al que nadie le puede hacer nada ni le puede decir nada ya que tienen todos esos superpoderes que lo vuelven invulnerable a todo.  Segundo, porque es de esos superhéroes que se acomodan a todo, algo así como un senador o congresista, siempre del lado del estado, uno pensaría que tiene acciones en alguna EPS o amarrado algún contrato de carreteras.  Tercero, porque un tipo que anda en calzoncillos rojos, con una pijama azul ajustada y un mantel en su espalda es un tipo raro…muy raro.   Pero por otro lado, no me puedo perder ninguna de sus películas ochenteras:  Superman I  y II dos películas tan malas que de lo mismo malas son buenas, la III tiene una escena bárbara que es cuando una maquina atrapa una mujer y la robotiza.


sin contar con el dilema existencial que se formula al existir en un mismo lugar un Superman bueno y uno malo,  la IV hasta hace unos meses no sabia que existía.  De  “Superman retorna” lo mejor es no hablar y la ultima “Superman el hombre de acero” fue buena, aunque creo que estimuló mas la mente calenturienta de unas cuantas mujeres y a los hombres de a pie, los que no tenemos superpoderes pero si una superbarriga nos dejó como un zapato. 

Sin quererlo mi cerebro fue y sigue bombardeado por la creación de Jerry Siegel y Joe Shuster, desde las épocas del hombre calvo en los años 30, el hombre rudo de los 40, el pacifista de los 60, el culebrón que luego se inventaron con las tierras paralelas y los multiuniversos, el cuasi metrosexual Superboy ochentero, el ufológico Clark Kent de smallville, la superchica (superbuena) el súper perro, la liga de la justicia y la súper muerte a manos de Doomsday y su resurrección posterior.


Es innegable, Superman existe, Nietzsche puede descansar en paz. Lo tenemos en todos lados.