Entre los años 1991 y 1993 un anónimo
genio, al cual le estoy eternamente agradecido, inició un genial proyecto en el
diario El Tiempo. Decidió cambiar el formato del suplemento
dominical de tiras cómicas que venía junto con las lecturas dominicales (dos
curiosas formas de promover la cultura en Colombia, la historieta y la
literatura juntas en un mismo día). En aquel entonces la sección de comics
estaba conformada por unas pocas páginas repletas de viñetas a todo color de
los principales personajes del género a nivel mundial y al final un intricado
crucigrama que servía de cebo para los hipotéticos lectores del fin de
semana. A partir del 93 se dio representatividad al grupo de lectores
infantiles y tratando emular la idea de la competencia -los monos del espectador- nació AVENTURAS.
¿Que tenían esas hojas de
particular?
Mucho; durante tres largos años todos los domingos, en seis hojas de 30 x
35 cm era posible ser niño, sin importar la edad que se tuviese. En la portada una reseña breve y divertida de
todos los personajes que habitan el mundo de la tira cómica o la historieta. No
había discriminación de estilos, nacionalidad ni antigüedad, en esa simple página
quedó plasmada la creación de mentes brillantes alrededor del mundo y el
tiempo. Y este solo era el abrebocas, en
su interior sagradamente tenían su espacio Bill y Bolin, el fantasma, Mafalda,
Calvin y Hobbes, Olafo, Carlitos, Pepita
y por algunas temporadas, las yarumoradas, las tortugas ninja, Justo y Franco, Diógenes
y el vagabundo, Atila y Chichacun. Durante
algunos meses fui fiel seguidor del curso de dibujo de historieta que dio Jairo
Álvarez, que aún hoy a pesar del abandono que se le da a las cosas
importantes por eso del “adultismo” y “trabajismo” me permite dibujar un
monigote ligeramente decente en momentos de tedio laboral.
Estaba la sección de mascotas, que enseñaba a
conocer el mundo animal (mejor que animal planet) y cuidar de cuanto bichito viéramos
por ahí. La sección de experimentos denominada “atrévete” la cual despertaba
ese MacGyver oculto que todo niño o adolescente ochentero llevaba dentro. Las vitaminas de cultura general, la
figurita de plastilandia que siempre se veía tan sencilla de crear pero nunca
quedaba como tenía que ser.
La fatídica sección
de recetas, por la cual gran parte de estos suplementos quedaron hechos
recortes y por último la sección de
cartas y aportes, donde cientos de niños, todos ellos futuros frikis, enviaban
sus opiniones, dibujos, agradecimientos, historietas y cuentos.
Después del 93 el formato cambió,
se omitió la reseña del inicio pero se dejaron algunas de las secciones
antiguas, luego, con los años, estas también se sacaron quedando solamente las
tiras cómicas sin más, y por último todo el suplemento desapareció. Me imagino que cuando se saca a circulación algún
diario, en algún lado debe estar escrito a modo de norma ISO como el tamaño de
letra o el color de los encabezados, que
este debe tener una cosa llamada la caricatura del día, así que para seguir con
la tradición, El Tiempo quitó toda esa
basura de cultura, ciencia y opinión para niños, la remplazó por el tarot o el
horóscopo (o los dos) y aquel matachín que se negaba a morir lo apretujo en
una sola página con el sudoku y el crucigrama.
¿Qué fue lo que pasó? ¿Crecieron los niños y murieron las ideas?
¿Murió el comic para los medios de Colombia?
Yo por mi parte, orgulloso aun
guardo en mi cuarto de san alejo mi colección de AVENTURAS, para envidia de
muchos…
Hey Fredy que buen recuerdo, yo también soy uno de esos que fueron influenciados pro al sección de dibujo del maestro jairo A con Bukubú y esta grandiosas "aventuras" que creo que desde el 85 publicaba el Tiempo. Gracias por compartir esta información.
ResponderEliminargracias por visitar mi blog, y que bueno encontrar uno de los discípulos de "aventuras" no todo cayo en saco roto
EliminarEra muy feliz leyendo las cada domingo
ResponderEliminarLe tengo otro clásico q ni c imaginan q salió en las historietas dl tiempo q tenían un profundo mensaje ecológico q era d un marciano o algo así q c llamaba teolomaceta q
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