Hace poco vi la última película
del planeta de los simios. “el planeta
de los simios: confrontación” y no me sentí defraudado en absoluto, aunque esta
opinión es poco objetiva, tengo un gran sesgo de afinidad hacia dicha serie, de modo que
cualquier hueso que venga impreso con el adjetivo “simios” a mi corto parecer será súper.
El planeta de los simios en
cualquiera de sus variantes es una reflexión sobre el papel de los humanos en
este planeta, la fragilidad de su supervivencia como especie, la
desmitificación de su concepto de pináculo de la creación, y un recordatorio de
que no somos más que simples simios tecnológicos.
¿Y de dónde vino la idea de
chimpancés parlanchines y buscapleitos?
Todo nació de la mente del
escritor francés Pierre Boulle en 1963, allí narra la historia de una pareja
de astronautas que encuentra una botella en el espacio, esta guarda un manuscrito en el cual se narra
la historia de otros astronautas que en el año 2500 parten del planeta tierra
hacia un planeta de la estrella Betelgeuse y en el encuentran que este está habitado
por una raza de simios inteligentes y civilizados y en donde los humanos no son
más que simples animalitos salvajes. Las
peripecias de los protagonistas se las dejo a los futuros lectores del libro,
por cierto corto y de fácil lectura.
Debido al éxito del libro se creó
toda una saga de películas, series de tv y comics, siendo las de mayor
influencia las películas, hasta el momento 8.
Las primeras 5 salieron a luz entre los años 1968 y 1973, la sexta en 2001,
la séptima en 2012 y la ultima en 2014.
Pero me interesan las 5 primeras, ¿Por qué? Simple, porque de ellas se
desprende toda la simio manía que aún persiste en estos días.
Cuando un no existía Caracol, RCN
ni el canal del congreso, de vez en
cuando salían por la tv películas
buenas, y por allá en estos años
ochentas pude ver, no estoy seguro si
siguiendo una secuencia, algunas de estas cinco películas.
Todo comienza cuando un grupo de
astronautas comandados por el capitán Taylor, después de haber perdido el
rumbo, caen de emergencia en un planeta de características similares a la
tierra, habitado por simios inteligentes y humanos medio tarados, allí son
capturados por jinetes gorilas y
llevados a una pequeña ciudad donde estos viven en un sociedad que podría ser
comparable a la sociedad humana de finales del siglo XIX principios del
XX. En ella se crea una “crisis de
identidad” cuando se descubre que Taylor no es un animal humano más, si no que
al igual que ellos, también es un ser inteligente. Bajo un gobierno teocrático fundamentalista
(que redundancia) finalmente deciden
llevar a este “humano raro” a un área prohibida, donde comprenderá lo irrisorio y ridículo que es considerarse
una “especie inteligente”, allí Taylor
descubre de forma aterradora que no está en un planeta lejano si no en la
tierra siglos o miles de años después del siglo XX, y que toda la civilización
y la misma esencia de la humanidad ha desaparecido para darle espacio al dominio
de los simios.
En la segunda entrega “el retorno
al planeta de los simios” una nave que va
en búsqueda de la tripulación de Taylor, corre su misma suerte y termina
en este planeta (como quien dice no fue a ningún lado) allí el capitán Brent
después de sufrir situaciones similares a las de Taylor, escapa de la ciudad de
los simios hacia la zona prohibida, acompañado de dos chimpancés científicos
amigos; Cornelius y Zira. Dicha zona está próxima a ser invadida por los ejércitos
del general gorila Ursus. Brent descubre que es New York, la cual había
desaparecido a causa de una guerra nuclear. Ahí encuentran un grupo de humanos mutantes
sobrevivientes con poderes psíquicos
y organizados en una bizarra teocracia
(adoran una bomba atómica), estos tienen
prisionero a Taylor y ante el ataque de los simios en su locura mística deciden
detonar la bomba. Y es justamente en el
“altar sala de mando” cuando se forma la trifulca entre los simios atacantes,
los humanos mutantes, Taylor, Brent y sus aliados. En la refriega Nova (la novia de Taylor)
Brent, Ursus y Zaius (sacerdote gobernante simio) mueren y Taylor queda gravemente
herido. En el último instante, antes que
los simios se apoderen del arma, Taylor la detona…y el planeta tierra como muchos millones de años atrás, deja de
albergar vida.
En la tercera entrega “Escape del
planeta de los simios” tres chimpancés: milo, Cornelius y Zira, logran escapar
del holocausto nuclear, al encontrar y reparar la nave de Taylor y antes que
este oprima el botón rojo, levantan vuelo y sin querer viajan al pasado,
aterrizando en la tierra de los años 70, allí luego de algunas aventurillas
(milo muere a manos de un gorila setentero) los dos chimpancés se dan una vida de comodidades en este nuevo
ambiente humano, casi como estrellas de cine, pero un científico que no confía
en ellos, ni en su cuento de que vienen del futuro ( o al menos como ellos lo
narran) en una noche de copas embriaga a Zira y le saca la verdad del futuro: los simios serán la especie dominante y los
humanos sus esclavos. Ante esto, el
gobierno actúa y decide que el hijo que Zira espera no debe nacer, es aquí
cuando aparece Armando, el dueño de un circo , que brinda escondite a los dos
chimpancés y permite que el nacimiento se produzca (una extraña analogía con Jesús) conscientes del riesgo que su hijo corre,
deciden dejarlo al cuidado de Armando y ellos huyen en un barco con la cría de
un chimpancé del circo, es ahí cuando son encontrado por las fuerzas del gobierno
y los tres son asesinados (Zira, Cornelius y el bebe chimpancé inocente). Mientras, Armando se encarga de la crianza
del verdadero hijo de los simios del futuro y lo llama Cesar.
La cuarta entrega “la rebelión (o
conquista) del planeta de los simios” Cesar ya adulto forma parte de los tantos
simios que son sirvientes de los humanos, luego que en 1983 una plaga acabara
con todos los perros y gatos del mundo.
Primero fueron mascotas, pero ante sus habilidades pasaron a ser “mano
de obra gratis” (esclavos) de la humanidad.
Armando conocedor del pasado de Cesar, siempre le mantiene prevenido
sobre los riesgos que correría si se descubre su inteligencia y su historia,
pero en una ocasión, este deja escapar un grito de protesta ante el maltrato
que es sometido un simio, esto terminara en graves problemas, Armando se hará responsable de estas palabras
con tal de evitar sea descubierto el secreto y Cesar pasara a ser esclavizado, terminando como sirviente de
MacDonal, ayudante de Brek, gobernador de la ciudad y poco simpatizante de los
simios. Armando es interrogado pues se sospecha que su
mono sea el hijo de Zira y Cornelius, y
este prefiere suicidarse antes que dejar escapar la verdad. Ante esto, en Cesar nace el odio hacia los
humanos y en secreto empieza a entrenar a los demás simios en técnicas de batalla y uso de armas. Brek termina sospechando de Cesar y luego de
torturarlo descubre la verdad, ordena ejecutarlo, pero gracias a la
intervención de MacDonal logra
salvarse. Después de esto, Cesar
organiza la rebelión de los monos contra los humanos, saliendo finalmente victorioso. Es en este
punto donde inicia la caída del hombre como especie dominante.
En la quinta entrega “la batalla
por el planeta de los simios” ha pasado más
de una década desde la rebelión y la humanidad ha sido sometida, eso si a un
alto costo; esta es una civilización
post-nuclear y en ella Cesar trata de crear
un modelo de convivencia pacífica entre las dos especies sobrevivientes. Para ello
busca los archivos que sus padres dejaron, necesita conocer el futuro, y en
esta misión llegan a la antigua ciudad,
arrasada por la guerra nuclear y habitada por humanos con secuelas de radiación
que terminan entablando guerra con la ciudad de los simios, esta termina siendo
ganada por los simios. Pero como en
todo, Aldo, un simio conspirador intenta
por todos los medios tomar el poder de Cesar a tal punto que por sus acciones Cornelius
(el hijo de Cesar) termina muerto. Este mismo,
(Aldo) una vez ganada la guerra decide ejecutar a todos los humanos
sobrevivientes, ante lo cual Cesar se opone y entran en lucha, finalmente Aldo
muere a manos de Cesar, y este decepcionado, comprende que tanto simios como
humanos comparten el deseo de destrucción.
Al final de la película, 600 años
después, un gorila lee esta historia a un grupo de niños humanos y simios, dando
a entender que al final, la paz y la convivencia se alcanzaron.
Estas películas y el libro deberían
estar a la mano de centenares o miles de judíos, palestinos, extremistas religiosos, guerrilleros, gobernantes corruptos y ciudadanos comunes y
corrientes que creen que con balas, discriminación e intolerancia el mundo será un lugar digno
para vivir, si algo he aprendido del planeta de los simios, es a considerar que
el botón rojo puede ser una realidad.
Solo se que puedo decir que eres un maestro en tu arte y este articulo maravilloso es la evidencia de lo ya plasmado
ResponderEliminarBY : Edwin Tamayo Peña
me toco ponerme a ver las peliculas
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