latecleadera

miércoles, 23 de junio de 2021

El tunjo de oro



 ¿Te imaginas ir cabalgando por   el bosque en una noche de verano y escuchar el llanto de un niño al lado del camino? ¿Qué harías? Lo correcto sería averiguar qué es lo que pasa y brindar ayuda.  Puede que  hayas encontrado a un bebe abandonado,  y puede que tú seas el ángel guardián que le salve la vida.

Pero ¿qué pasaría si  al levantar con cuidado aquel bebe desnudo, este, con una sonrisa te dijera “mira, ya tengo dientes”, para luego brotar una llamarada de su boca?

Esto es lo que cuentan algunos abuelos que ocurría al encontrarse el tunjo de oro.

¿Y qué es el tunjo de oro?

Antes que llegaran los españoles,  los indígenas adoraban  muchos dioses,  al parecer uno de ellos era representado como una pequeña estatua de oro,  tal vez era un dios del bosque, o un dios de los juegos infantiles o un dios de la buena suerte,  pero una vez llegaron los conquistadores, en uno de los muchos saqueos que realizaron, mientras llevaban los tesoros robados en los lomos de sus caballos,  el pequeño ídolo cayo de una de las alforjas  quedando  perdido en la espesura del bosque,   en ese momento se convirtió en espectro y desde entonces   habita  los cruces de caminos o las orillas de los senderos,  en ocasiones se convierte   en un niño de carne y hueso, a la espera de un caminante que  cuide de él,  porque curiosamente es de los espantos que aunque asusta no causa daño, sino todo lo contrario, trae riquezas a quien lo tome.  Aunque claro, no todos se lo llevan,   muchas personas  presas del pánico salen corriendo despavoridas, y más aún cuando ven que el niño al perseguirlos se les monta en las ancas de su caballo o sobre sus hombros,   solo quienes conocen  el truco, toman el niño en sus brazos y antes que diga cualquier palabra y desencadene el hechizo, le hacen con saliva la señal de la cruz en la frente  y justo en ese momento se convierte en estatuilla de oro;  pero esta no se vende como cualquier guaca, se lleva a casa y allí se deja en una cajita cómoda y segura, donde a diario se le debe dar comida, (unos  granitos de cereal que crecen en las montañas de los andes),   en retribución  la figurita todos los días dará un pequeño bollito de oro.  Lo único que exige es que todos los días se le dé de comer, se le consienta y se le limpie su cajita, porque de no hacerlo, invocará lluvias y tormentas que inundaran el hogar donde se encuentra para liberarlo y llevarlo nuevamente a  los senderos a la espera de un nuevo afortunado.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario