En lo profundo de las montañas, donde los
espesos bosques aún no han sido profanados por las manos del hombre, habita un
misterioso endriago, un ser con forma de mujer, cabellera larga y desaliñada
semejante a una extensa enredadera, boca con filudos colmillos de felino, ojos
de un rojo encendido, y algo que la distingue de cualquier ser fantástico; una
sola pierna que bien puede parecer una enorme garra de oso. Es la patasola, un espectro protector de las
selvas: peligrosa, agresiva, celosa ante
la intromisión de extraños en sus dominios.
Acecha a los colonos, cazadores o leñadores que se atreven buscar algún
provecho de los bosques vírgenes. En
ocasiones los atrae metamorfoseándose en una hermosa mujer, que con sus
encantos los va llevando a lo más profundo de la manigua. En otras ocasiones
lanza lamentos que se escuchan en las orillas del camino, los cuales son
seguidos por curiosos y despistados hombres que finalmente terminan perdidos
entre los árboles. De ellos nunca más se
vuelve a tener noticia, este ser, agresivo por naturaleza, tiene cierta
semejanza con los vampiros, todas sus víctimas inevitablemente son devoradas,
dejando solo el terror y el vacío de su desaparición en sus compañeros de
aventura. Por ello los cazadores suelen
ir acompañados de varios perros, al parecer el único animal que logra
ahuyentarla.
Algunos campesinos cuentan que este
espectro tuvo su origen hace mucho mucho tiempo en el trágico fin de una mujer
que le era infiel a su marido con el señor de aquellas remotas tierras. El esposo de la joven, ciego por los celos, vengó
la afrenta a su honor quitando la vida a los dos amantes y desapareciendo el
cuerpo de la mujer en lo profundo de los bosques que rodeaban su parcela. Al parecer, las fuerzas mágicas que murmuran
los árboles cuando el viento frio de la noche recorre sus ramas, confluyeron
frente al inerte cuerpo y antes que el alma de la desdichada mujer tomara su último
rumbo, la transformaron en una amalgama de ímpetu de bestias, exuberancia de
plantas y deseos y temores de humano. Un
fiero guardián de las montañas, uno al cual todos los hombres le temerían.
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