latecleadera

martes, 20 de abril de 2021

La patasola.

 


En lo profundo de las montañas, donde los espesos bosques aún no han sido profanados por las manos del hombre, habita un misterioso endriago, un ser con forma de mujer, cabellera larga y desaliñada semejante a una extensa enredadera, boca con filudos colmillos de felino, ojos de un rojo encendido, y algo que la distingue de cualquier ser fantástico; una sola pierna que bien puede parecer una enorme garra de oso.  Es la patasola, un espectro protector de las selvas:  peligrosa, agresiva, celosa ante la intromisión de extraños en sus dominios.  Acecha a los colonos, cazadores o leñadores que se atreven buscar algún provecho de los bosques vírgenes.  En ocasiones los atrae metamorfoseándose en una hermosa mujer, que con sus encantos los va llevando a lo más profundo de la manigua. En otras ocasiones lanza lamentos que se escuchan en las orillas del camino, los cuales son seguidos por curiosos y despistados hombres que finalmente terminan perdidos entre los árboles.  De ellos nunca más se vuelve a tener noticia, este ser, agresivo por naturaleza, tiene cierta semejanza con los vampiros, todas sus víctimas inevitablemente son devoradas, dejando solo el terror y el vacío de su desaparición en sus compañeros de aventura.   Por ello los cazadores suelen ir acompañados de varios perros, al parecer el único animal que logra ahuyentarla.

Algunos campesinos cuentan que este espectro tuvo su origen hace mucho mucho tiempo en el trágico fin de una mujer que le era infiel a su marido con el señor de aquellas remotas tierras.  El esposo de la joven, ciego por los celos, vengó la afrenta a su honor quitando la vida a los dos amantes y desapareciendo el cuerpo de la mujer en lo profundo de los bosques que rodeaban su parcela.  Al parecer, las fuerzas mágicas que murmuran los árboles cuando el viento frio de la noche recorre sus ramas, confluyeron frente al inerte cuerpo y antes que el alma de la desdichada mujer tomara su último rumbo, la transformaron en una amalgama de ímpetu de bestias, exuberancia de plantas y deseos y temores de humano.    Un fiero guardián de las montañas, uno al cual todos los hombres le temerían.

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