Hace ya varios años, cuando niños y jóvenes (y algunos
adultos) no tenían a su mano aparatos electrónicos y el internet aun no
existía, utilizaban su tiempo libre en
actividades que a los ojos de los padres de familia de aquel entonces no eran muy bien vistas, tales como pasar horas
sentados jugando naipes, haciendo
apuestas clandestinas, tomando
licor o deambulando a altas horas de la
noche por las calles y caminos de los pueblos
buscando lo que no se les había perdido.
Por eso estas personas si corrían con mala suerte podían recibir la
desagradable visita del pollo malo.
Algunos abuelos cuentan que el pollo malo
es el mismísimo diablo convertido en esta ave,
otros dicen que es otro de los tantos espectros salidos del
inframundo que gustan deambular por los
parajes solitarios; pues parece que el
infierno no solo está lleno de almas en pena sino también de
animales siniestros, plantas siniestras
y quien sabe que otras cosas siniestras.
El canto de este espanto es similar al de
un pollo pequeño solo que mucho más agudo y en ocasiones da tonos que se confunden con
el silbido de un humano. Nunca se le puede ver, siempre aparece con el viento frio que
arrastra el polvo en las noches solitarias y oscuras. Se escucha detrás de las piedras, en las
esquinas de las casas, al lado de los caminos, tras los arbustos secos o en las ramas de
los árboles cercanos. Cuando escoge su
víctima la acecha con su canto triste por todos lados, busca confundirla y
esperar que el pánico le haga perder el rumbo,
en ocasiones se enreda en los pies del perseguido haciéndole caer, o
desde la oscuridad con sus alas invisibles le golpea en la nuca o en la cara en
un aleteo insoportable. Por suerte no
causa más daño, que se sepa, nadie ha
muerto por su culpa o ha desaparecido por sus jugarretas.
Dicen los viejos que si se escucha al pollo
malo lo mejor es alejarse de ese lugar,
en ocasiones puede ser mensajero de malas noticias y gusta merodear los
velorios y cementerios.
Aconsejaba mi abuela que si ese espanto se vuelve muy molesto, lo mejor es rezarle la novena de san miguel arcángel y asunto resuelto, desaparece llevado por el mismo viento frío que lo trajo.
Algo que decían los vecinos era que si se escuchaba muy cerca el pollo estaba muy lejos y viceversa. En la cuadra perseguía a los borrachos del barrio. incluso uno vió el diablo... eso contó.
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