latecleadera

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Sin Título



Anochecer iluminado. Timothy Sorsdahl, copia de Javier Haeger Soto
Recorre la luna un cielo surcado de nubes tímidas de andar lento y anhelo de lluvia.  En el horizonte un grupo de estrellas de alguna desconocida constelación,  ocultan su belleza y solo dejan al amparo de la brisa y el polvo aquel lucero azul y titilante que camina con la melodía de las horas.  La penumbra cae sobre las montañas  y mezcla el oscuro firmamento con aquel azul profundo de los montes en  lejanía, y entre todo aquello solo se logra escurrir por las faldas de las lomas un verde opaco  de vida somnolienta, un color arrullado por el canto de los grillos y las luces de las luciérnagas cazadoras.

Es tarde ya, las aves nocturnas lanzan gritos de valentía sobre las copas de los árboles y raudas recorren los techos de las casas.  El gato de pelo gris y mirada amarilla levanta la cabeza y observa los insectos sonámbulos que golpean las bombillas de la calle. Un perro pendenciero olfatea el rastro que dejo un eterno contrincante hace ya muchas horas, y oculto en la sombra que derrama un árbol de almendro un pequeño ratón sigiloso espera que todo pase.

El caminante hace resonar la suela de sus zapatos en el asfalto frio;  y durante un solo segundo el ratón, el perro, el gato, el insecto, el ave, el verde opaco y el azul profundo, junto con la luna y todas las constelaciones nocturnas posan su mirada en su presencia. 

Paseo al anochecer.  Jorge Flores

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