latecleadera

sábado, 4 de febrero de 2017

La segunda venida de Jesucristo oculta en un comic



Muchas veces se cae en el error de encasillar a los personajes del mundo de la historieta entre villanos y héroes, y dependiendo del universo editorial que se siga, en superhéroes y supervillanos.
Pero en ocasiones algunos de estos personajes aunque cumpliendo  algunas (si no muchas) de las características necesarias para ser catalogado como héroe, simplemente por su conducta dejan la sensación de no serlo,   de alguna forma han logrado trascender  dicho estado y amilanarse en una orden superior.

Entrando ya al tema, voy a decir que primero que todo  me voy a adentrar en el universo DC, y como no quiero entrar en recovecos y cositerias dejo el siguiente enlace


 Donde trato de explicar algo sobre el funcionamiento tanto de DC como de Marvel.
Ya salvado este obstáculo conceptual, me enfoco específicamente en un personaje que hasta hace pocas horas sabía que me llamaba la atención, pero no estaba seguro el porqué, pero luego de una mirada a vuelo de pájaro de la adaptación cinematográfica del comic, y presa del influjo de un libro sobre la historia del cristianismo que actualmente estoy leyendo,  llego a la conclusión que aquello que me impresionaba del doctor Manhattan  era simplemente su increíble parecido con el mito religioso de Jesucristo, y mejor aún,  la historia del doctor Manhattan a diferencia de los relatos evangélicos  y los arrumes teológicos  de siglos de erudición, logra de una forma  bastante fácil, trascender el dilema de la segunda venida del mesías y la restauración de la humanidad (la nueva Jerusalén)  mostrando en una manera bastante fiable, como sería este suceso en caso tal de que llegase a ocurrir.


Desecho de antemano toda la parafernalia infantil  en la que por desgracias millones de cristianos afianzan su fe,  y dando rienda suelta a mí imaginación me pregunto aquello que muchos en algún momento de sus vidas se han preguntado ¿Cómo será la venida de Jesucristo? Y con esto me refiero a la idea tal cual la concebimos en nuestras mentes parroquiales,  tal cual como la moldean los distintos pastores religiosos  y tal cual como nos aterra  dicho momento  dependiendo del nivel de religiosidad que se tenga, porque seamos sinceros,  para el grueso de la humanidad la teología y sus disertaciones filosóficas solo son cosas de unos pocos eruditos mezquinos,  lo nuestro es la magia y la milagrería vulgar, el sensacionalismo puro y la sobrestimulación de los sentidos.

Con base en esto puede decir  y haciendo guiños al mismo argumento de la historieta, que la historia del doctor Manhattan, desde sus inicios hasta su final, es el fiel reflejo de la vida “mágica” de Jesús de Nazaret y encuadra perfectamente dicho mito en el contexto actual, en la sociedad contemporánea,  y cual visión de Juan en la isla de Patmos, nos muestra como sería “el reinado del hijo de dios” en un mundo ya mandado al carajo.

Empecemos por las similitudes entre la vida de Jesús y la vida del Dr. Osterman. 

-hay poco énfasis en la mayor parte de su vida hasta poco antes del accidente, lo cual se asemeja bastante a los años perdidos de  Jesús y el breve tiempo de su apostolado.

-se hace una breve reseña de su niñez, cuando aún era un niño interesado por la relojería, impulsado por su padre, quien fuera el mismo que lo encaminaría a la física, luego del uso de la bomba atómica y la incertidumbre generada por la teoría de la relatividad en una labor que exigía un concepto de tiempo invariable,  esto perfectamente relacionado con la experiencia de Jesús en el templo,  la influencia paterna en el cambio de paradigma y muy posiblemente  la figura de la bomba y la relatividad como el demonio tentador.

-aunque no necesariamente encaja,  la figura de  Janey  suple perfectamente la figura femenina necesaria en la historia, tal como lo haría la Magdalena, curiosamente la “resurrección” completa de Osterman se da en presencia de esta última y es esta quien lo reconoce (como ocurrió en la resurrección cristiana)


-sus amigos físicos, que luego mueren por su causa, asemejan algunos de los apóstoles (incluida su actitud de indefensión frente a su muerte como en el caso de Jesús)

- las apariciones previas a su reconstrucción total en la base militar, guardan un increíble parecido con las apariciones del resucitado (que en algunos pasajes evangélicos da señas de estar en un “proceso”)

Y una vez reconstruido por sí mismo (como Jesús) y expuesto a toda la humanidad (como Jesús) es en este punto donde la historia se aparta de su base bíblica y toma su propio camino.  En el relato sagrado Jesús asciende a los cielos y allí se pierde su rastro (algo confuso y muy dado a la duda  en el caso de Saulo de Tarso) dejando solo el mensaje de espera y esperanza (o castigo según la corriente cristiana).  Osterman,  o en este caso ya el Dr. Manhattan,  se convierte en el mesías esperado,  en el hombre perfecto, en el ser omnipotente  que durante dos mil años la humanidad había estado esperando,  solo que trae consigo un problema,  y es que no es judío como el anterior, este es norteamericano, y los sucesos que narra la historieta son una buena aproximación de lo que pasaría si en algún momento viéramos el cielo abrirse y al compás del estruendo de trompetas ver bajar el hijo de dios,  necesariamente este debería tomar partido por algún tipo de ideología política,  sería extraño ver a un cristo mesías con inclinaciones socialistas marxistas o de tendencias radicales musulmanas,  o con cualquier corriente de pueblos orientales, el dios que adoramos (adoran) es estrictamente un dios occidental, su ética y su estética es occidental y lo más correcto es que fuese un patriota americano (tal como lo entiende mi presidente Trump), su poder se desplegaría para apaciguar los conflictos orientales (y latinoamericanos) y no por la vía del dialogo y el amor (ya había hecho eso en su anterior visita) sino haciendo uso de su poder divino, tal cual el Dr. Manhattan en el conflicto del Vietnam. Curiosamente el comic trasciende la teología y brinda el toque humano al ser omnipresente, pero su misma naturaleza sobrenatural hace que poco a poco se harte de este mundo, pierda interés en las nimiedades de esa masa ingente  de idiotas útiles,  y paso a paso vaya desligándose de la humanidad y sus preocupaciones,  tal cual lo muestra el comic, el Dr. Manhattan o el hipotético Jesucristo en su versión mejorada, acorde a sus más altos conceptos de ética y moral,  acorde a su clarividencia o omnisciencia, tarde que temprano tomarían decisiones que por encima  parecerían siniestras o malévolas (como cuando Dios creo el mal y de paso dio vía libre al nacimiento del demonio) y por el bien de un fin superior sacrificaría aquella multitud sedienta de ilusiones.

Paso a paso, tal como el Dr. Manhattan, el nuevo mesías comprendería que el mundo que soñó nunca había existido, que para que fuese real tendría que reinventarlo de nuevo, alterarlo desde sus más atómicas bases (como lo hizo en las crisis dimensionales del universo DC donde cautelosamente se le acusa de alterar el espacio tiempo para crear una nueva realidad) o simplemente dejaría todo a su suerte y partiría a nuevos escenarios para crear vida y ser lo que simple y llanamente era desde un principio, un dios creador.


Así como le ocurrió al Dr. manhattan, el Jesucristo postapocaliptico simplemente terminaría fastidiado de la humanidad.



“Estoy harto de la tierra, de las personas, estoy harto de sentirme atrapado en la maraña que conforman de sus vidas.

Dicen que trabajan para crear un paraíso, pero su paraíso está plagado de horrores. Quizá el mundo no se crea, quizá nada se crea, como un reloj sin relojero. Es demasiado tarde, siempre ha sido y siempre será… demasiado tarde.”

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