Hoy sin querer, se me escapó de
las manos una de las puertas de la casa y terminó aplastando uno de mis dedos; la palabrota salió de mi alma, de lo más
profundo de mi ser y mejor que un gramo de acetaminofén (el que tanto critica
la gente) alivió mi dolor.
En este mundo de eufemismos el
lenguaje vulgar es apelativo de anatema, pero curiosamente solo lo es en los medios
de comunicación, allí la palabrota es innombrable, en los escritos el insulto
de la plebe es intolerable. En la vida
diaria, en la charla cotidiana es el complemento perfecto para todo, sirve de
saludo, de despedida, confirma lazos de amistad y en último caso crea un pronombre más.
¿por qué son tan detestadas? ¿Qué grupo financia esa
cruzada anti palabrotas? uno de los grandes enigmas de la humanidad.
Las hay de muchas formas y
colores, largas y cortas, con mayúsculas
y minúsculas, agudas y graves, nacionales y extranjeras. Y son estas últimas las que como en todo este
ambiente de globalización, también tratan de entrar en nuestra mente y usurpar
el espacio de nuestras castizas amigas.
Crecí viendo películas y
programas de tv donde las expresiones que bien podrían ser de insulto y ofensa, eran el pan de todos los días. Pero eran
palabrotas raras. Robín decía a Batman: -¡santos
frijoles saltarines batman!- o –rediantres batman-. No faltaban los ¡caspitas! o ¡recorcholis! Otro superhéroe decía: ¡chanfle! Y en películas como Rambo, rendir no
retroceder para tras nunca jamas
I,II,III, IV, V, VI , en el furor de la batalla, en el peor momento de
la tortura (cuando la cámara no enfoca lo que se supone están aplastando) o en
el momento final de la gran venganza salen a relucir palabras como: ¡malditos, lo pagaran! ¡Miserable muere! ¡Imbécil ten tu merecido!. Luego, con los años se permitieron unas más subiditas
de tono como malnacido, infame, perra o
bastardo y finalmente al desaparecer la censura, escuchar a diestra y siniestra la concha de tu
madre, chingados del demonio, jodete , bitch, shit y la archiconocida fuck you
en todas sus formas y presentaciones.
Somos conocidos por muchas cosas,
por ejemplo por ser el país más feliz del mundo, el de las mujeres más bellas
(aunque noticias que circulan por internet sobre solteronas serbias y
ucranianas pondrían en entredicho esto) el
país del café, las esmeraldas, las flores y la cocaína, el país con el
segundo mejor himno nacional, con las mejores
virreinas, con la mayor cantidad de reinados, hasta hace pocos días teníamos a
gabo, ahora nos queda Shakira, Nairo y
la selección de futbol. Somos el país con el primer puesto en patinaje, tejo y
rana y tenemos las capitales mundiales de la salsa, el vallenato y el
bambuco. Podríamos nombrar también que ocupamos un tercer puesto en
biodiversidad y el segundo en especies de aves (los lagartos, ratas, chulos, víboras
y micos del gremio político han aportado un buen porcentaje en esto). Y ahora, podría decir sin sostenérselo a
nadie, que somos el país con el mayor y el mejor uso de palabrotas del planeta.
(Los mexicanos dirán que es México, los españoles que España y los Suazilandeses
dirán que es Suazilandia)
Curiosamente la gran mayoría de
los insultos radican todo su poder en su clara connotación sexual. Aunque también existen insultos de tipo
intelectual como tonto y bobo pero estos peligrosamente se pueden transformar
en frases de cariño en boca de chicas románticas, como “mi bobito lindo” o “que tontito eres, yo
te quiero” (quién no recuerda la canción tonto de Miriam Hernández) también están
los estúpidos y ridículos que son improperios que lanzan mujeres iracundas
cuando se les dicen piropos subidos de tono o académicos y eruditos cuando
refutan argumentos de imbéciles.
Los insultos de verdad, la
palabrota, el madrazo, la frase que se esconde con un pitido en cualquier
parte, es el que sale del alma, el espontaneo, el que busca cumplir su cometido
primigenio, insultar y maldecir, pongamos ejemplos:
-MIERDA: producto de desecho del
metabolismo humano (el migajón o el popo de perro no cuentan) esta se puede
dar de comer, se puede acumular en cerros y ubicar un marco espacio-temporal
especifico (vaya como mierda, cómase un cerro de mierda o váyase para la
mierda).
-GÜEVON o su variante GÜEVA: una deformación
de la palabra hueva que vendría siendo el femenino de huevo, que vendría siendo
una analogía de testículo. ¿Por qué es una ofensa? Ni idea, esa glandulita sí
que es importante para los hombres
(curiosamente las mujeres también la utilizan, me imagino como analogía a
ovarios poliquisticos) será que cuando se tiene la testosterona y los estrógenos
por las nubes terminamos en actos un
poco estúpidos.
-La VERGA: utiliza toda su fuerza lingüística
y fonética bien sea para inducir el insulto (usted si es una verga, o ese tipo
care verga) o como respuesta a otro insulto (mejor chúpeme la verga) y tiene
que ser verga, no pene, ni pipi. No me imagino gritándole a un conductor
iracundo: ¡por qué mejor no me chupa el pipi!.
-PAJUELO: aparte de ser el apellido
de un futbolista también es el apelativo que se le asigna a todo aquel que por
razones masturbacionales no rinde adecuadamente en una actividad. (Mano usted si es mucho pajuelo)
-MARICA: muy a pesar de la
comunidad LGTB, sigue siendo una de las palabrotas más utilizadas, puede ser sinónimo
de tonto (mucho marica no hizo eso) cobarde (hay tan mariquita le da miedo)
homosexual (hay tan marica ella ¿? Y el problema es cuando se le dice marica a
un marica, el insulto se anula) otros
usos no necesariamente insultantes son como saludo (que mas marica, o que hay
de nuevo marica) o como remplazo del
punto y la coma (estábamos en el bar marica y eso vieja vino marica y estaba
rebuena marica)
-MALPARIDO: aún guarda toda su energía
insultante aunque no es claro en su origen. ¿Se refiere a productos de partos difíciles o
cesáreas? para que cumpla
bien su función lo mejor es usarlo fuera de un contexto clínico y vetarlo para
los profesionales de ginecología (enfermera por favor le aplica la vitamina k
al malparido de la paciente de la cama
10)
-GONORREA: es de las palabrotas de exportación gracias a
la virgen de los sicarios y a la vendedora de rosas, se puede anular fácilmente
con penicilina, de modo que si se la nombran simplemente haga uso de sus aptitudes histriónicas y en
el mejor paisa posible responda “suerte... aquí tiene su penicilina”. Si por el contrario tiene una secreción purulenta
por su uretra es probable que no sea un gonorrea si no que tenga gonorrea y lo
mejor es que vaya al médico.
Gorzofia, gurrupleta y bazofia
puede que sean mutaciones de alguna venérea (exceptuando bazofia que la aprendí
de los Simpson)
Y por último la señora, la madre
de todas, la que por alguna razón esta codificada en nuestro adn, pues es de
las primeras palabras que gracias a tíos díscolos o abuelos alcahuetes aprendemos.
La archiconocida hijueputa (o jijueputa o jueputa), variante de la españoleta
hijo de puta. Pero aquí en Colombia no
nos entrometemos con las putas, estas en sus variantes eufemísticas: damas de compañía,
prepagos y fufurufas, quedan en sus respectivos sitios: en burdeles, whiskerías
y algunos canales de tv.
Hijueputa aplica a todo, se
combina con todo, y puede ofender a todo, es como el agua, sirve para todo. Si
nos va mal es culpa de la hijueputa vida, si un martillo nos cae en el pie es
el hijueputa martillo, si nos suben los impuestos es el hijueputa gobierno, si
gana Santos es el hijueputa santos y si gana Uribe es el hijueputa Uribe. En fin, hijueputa representa todo lo que nos
molesta, nos incomoda, es algo que nos hace colombianos. Y para reforzar el porque somos el país con
la mejor vulgaridad posible, la podemos potencializar y repotencializar, puede
ser ese doblehijueputa dolor o ese tetradoblehijueputa profesor, la
triplehijueputa vieja o la catrehijueputa cuota, o como dijo un amigo de
colegio, la recontratriplecatredoblehijueputa tarea.
Ya quisiera ver yo a Steven Seagal
gritando a un grupo de mafiosos: “salgan recontratriplehijueputas malparidos,
que les voy a dar plomo por el culo”