Ya casi completo dos meses sin escribir en el blog, pero, es que aparte de la inherente pereza que con inusitada frecuencia se presenta por estas épocas, también puedo decir a mi favor que parte del tiempo libre que me queda lo he estado utilizando en el desarrollo de un nuevo proyecto (otro) que junto con el canal de YouTube del blog, una cuenta de tik tok exclusiva para material mitológico (esta aplicación ya me está sacando el malgenio con la saturación de contenido basura y memoria en dispositivos), las discusiones con desconocidos aleluyos, terraplanistas, conspiranoicos, ultraderechistas, progres, feministas y otro 98% de la comunidad facebokera, el tramite y proceso para publicar un libro en Amazon (yo tengo el primero, desgraciadamente costoso por aquello del envío), las ilustraciones de no sé qué cantidad de cosas que tengo pendientes, el asunto de las abejas y cuatro o cinco cosas más que ya ni me acuerdo, pues me mantienen algo ocupado, aunque no tanto como otra gente que procrastina menos y se enfoca más en sus metas y obsesiones.
Lo de ahora en una idea nacida de tres tipos, que aprovechando la actividad chismosística de un pueblito, decidieron saltar del discurso jocoso de wasap y grabar tertulias insufribles para subirlas a un nuevo canal de YouTube y como podcast en Spotify e Ivoox. Son capítulos largos porque en contracorriente de la tendencia de contenidos actual, entre más se extienda uno sobre un tema, mejor, perderá audiencia pero la que quede será fiel.
Los tres tipos desocupados son; Edwin, un
señor que es filósofo o está estudiando eso, sabe y trabaja en programación, escribe poesía que solo él entiende y tiene
esos aires bohemios que no llevan a nada bueno.
Otro es Daian, un tipo que fue seminarista en Roma, donde salió
sin hábitos tal vez por su poca fe, o por mucha fe en cosas que no eran de la
fe o por mujeres…no sé. También estuvo
en las vueltas filosóficas, enseña italiano y es o estudia alguna cosa
relacionada con la biología.
Y el otro soy yo…
Y al mejor estilo de una serie animada ochentera, los tres reúnen sus poderes y forman una fuerza llamada “mefistofélicos” cuyo objetivo será combatir la pseuciencia, hablar de temas de borrachos, molestar a gente de valores conservadores y fomentar el sueño en todos aquellos que osen escucharlos desprevenidamente.
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