latecleadera

sábado, 27 de febrero de 2021

La candileja

 


 Poco después que el sol se escondiera tras las montañas, o pocas horas antes del amanecer, era posible ver a lo lejos en el horizonte, sobre las copas de los árboles o recorriendo los extensos potreros de las haciendas,  una extraña luz rojiza que al acercarse se transformaba en tres brasas ardientes que de forma caótica  chocaban entre si liberando infinitas chispas por todos lados.

Aquello era llamado por los abuelos como la candileja, un espectro del más allá, que gustaba acercarse a los hombres mujeriegos  e irresponsables que disfrutaban recorrer los caminos de los campos a altas horas de la noche;   también solía perseguir a los borrachos o a los jinetes nocturnos,  enredándose en las ancas de las bestias, espantando los animales y buscando hacer caer a los asustados campesinos de sus monturas.

Mucho se habló sobre cuál podría ser el origen de la candileja:  Unos decían que era el alma en pena de una mujer indígena que había muerto dentro de su choza incendiada,  otros decían que eran los espíritus de una mujer y sus hijos quemados en la época de la violencia en Colombia,  otros hablaban que era el alma de una esposa abandonada y engañada por su esposo aficionado a los caballos,  y por último se decía que eran las animas en pena de una abuela alcahueta y sus dos nietos  traviesos e irrespetuosos, que al morir y llegar a las puertas del cielo, fueron devueltos a la tierra transformados en fuego para purgar todas las faltas cometidas en vida,  por eso se les veía chocar y lanzar chispas, discutiendo sobre quien había tenido la culpa de su castigo,  por eso se le veía descendiendo sobre ríos tratando de calmar infructuosamente el fuego que los consumía.

Contaban los abuelos que si se tenía la mala suerte de encontrarse  este espanto en las noches solitarias por los caminos,  nunca había que rezarle, pues esto atraía la candileja creyendo que podía buscar consuelo en las oraciones ajenas.  Para ahuyentarla había que gritarle e insultarle por haber sido una vieja permisiva con unos hijos malcriados, esto bastaba para lograr deshacerse de tan incendiario ser.

Hace mucho que no se tienen noticias de ella,  tal vez las almas que la conformaban por fin comprendieron la responsabilidad de sus acciones, aceptaron su culpa, enmendaron sus errores y entraron finalmente al reino de los cielos.

** publicado originalmente en la desaparecida revista "güipas" del diario "La nación"  2019

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