latecleadera

martes, 20 de enero de 2015

EL CAZADOR VALIENTE *


No es justo, no es justo que la profesora piense montar una obra de teatro y que el personaje principal sea yo, o bueno el que interprete el personaje. 
La cosa empezó mal en la mañana, cuando nos comunicó que para la próxima semana tendría lugar la jornada cultural, y que al grado le correspondía una obra de teatro.  Hasta allí todo iba bien.  Luego dijo que ya sabía que obra de teatro era la que había que preparar; eso tampoco me preocupo,  pues era a voces sabido de mis pocos dotes de actor,  ya habría más de uno que levantaría la mano para estar ahí,  yo no.  Y esta era  la historia: Un cazador va por el bosque cazando animales, cuando de pronto una  serpiente venenosa sale entre las ramas de un árbol y le muerde,  el cazador cae mal herido y próximo a la muerte, pero en aquel instante una joven y bella campesina que pasaba por esos lados lo encuentra y con un solo beso lo cura, y viven felices por el resto de su vida.  Una historia interesante, lo malo es que sacó una cartilla donde estaba escrita  y ante todo el grupo la leyó: “Iba el joven alto y delgado cazador, de pelo negro y piel blanca recorriendo los bosques en busca de su presa…” e inmediatamente todos me miraron. Yo simplemente moví la cabeza en señal de negativa, mientras la profesora me decía que yo era el propio para el papel.  Alegue, ¿por qué no podía ser Juan Pablo? si él también era blanco, incluso más pálido que yo y además flaco, pero ella  dijo que no era alto ni de cabello oscuro.  Así que le bote la pelota a Diofante,  pero él dijo que no era paliducho como yo y además estaba calvo,  luego mire a Abelardo y simplemente dijo que su pelo rojo no salía con el cuento, y el único que me podía sacar de aquel embrollo era David, pero apenas lo miraron se puso más tartajoso que de costumbre, así que quedó inmediatamente descalificado. 
Con resignación, me tocó aceptar el bendito papel del cazador furtivo que recorría los bosques buscando dios sabe qué cosa y que al final por andar buscando lo que no debía fue mordido por una culebra.  Valiente cosa, a quien se le puede ocurrir que alguien como yo salga  de cacería, si no aguanto los mosquitos, cuando me pican se me forman unas ronchas  grandes por todo el cuerpo,  y si me asoleo mucho me quemo la cara y la espalda, y con lo flaco que soy que presa se supone que he de cazar.   Escritores locos que no saben que inventar. 

Pero eso no fue lo peor,  cuando  quedó claro que el personaje  lo iba a interpretar yo, la profesora preguntó quién quería ser la bella campesina, y de inmediato Diana María saltó del pupitre y con la mano  en alto gritó que ella quería el papel.  De este modo ella quedó como la campesina que me salvaría con un beso.  
Me preocupa eso pues en muchas ocasiones me mira con unos ojitos todos raros y me lanza risitas, ¿qué se le puede ocurrir  a ella en la función?  Tendré que hablar con la profesora para cambiar esa parte de la historia, y dejarla en que me dieron un medicamento, me cortaron la herida donde fui mordido o me llevaron al hospital donde al final me mejoraría. Como ocurre con toda la gente, además tendría más emoción pues entonces se necesitarían médicos y ambulancias y sirenas aullando y todo eso, y no un tonto beso que no ha curado nada a nadie que yo sepa.  Además  tendré que conseguirme una camisa negra que no tengo, pues todas las mías son claritas y una culebra que Duvier dijo que me la prestaría, es una de esas de plástico que está formada por partes más pequeñas que se pueden mover independientemente de tal forma que parece que fuera una culebra de verdad.  De todos modos todo este asunto del cazador,  la campesina y los besos no dejan de preocuparme.



* "federico corre bajo la lluvia" (inedito)

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