Como ahora ando trabajando en mis ratos libres en un
proyecto  que nunca pensé saliera a flote
y en el cual siempre había querido participar,  
retomé una antigua afición  de
preadolescente y rememorando los días de invierno, encerrado en mi habitación en
la casa vieja del pueblo, apoyado sobre la mesa de madera repleta de papeles,
libros, lápices y  juguetes, un día cualquiera
a las 10 de la mañana, rayando con prisa y cautela cada hoja de un “cuaderno de
artista” mientras el tiempo de vacaciones transcurría;  dejándome llevar por  mis fantasías, dibujando personajes que  saltaban entre dimensiones y tiempos de
leyendas  o recreando la historia de un prófugo
del espacio con apariencia de oso de peluche o en el peor de los casos tratando
de emular burdamente alguna aventura de Kaliman con un superhéroe de porte
noventero.  Decidí nuevamente adentrarme
en el mundo de la historieta y el comic, mundo que nunca he abandonado, pero ahora
 no como critico sino como creador,  y ya que por fin le he dado forma y sentido a
un personaje,  de esos que con frecuencia
se le clavan a uno en el cerebro,   y
siguiendo el verso de Ricardo Arjona,  “papel
y lápiz en mano apunto la canción”  lanzo
los primeros trazos y encierro las ideas en viñetas… que dios me ampare y me
favorezca, rezaba mi tía… aquí  dejo la
primera, (de ojala muchas más) aventuras de “Federico el aventurero” (el nombre
lo puso mi esposa porque yo soy una pelota para colocarle nombres y títulos  a las cosas) 
 



 
No hay comentarios:
Publicar un comentario