Revisando mi muro de Facebook y
escuchando los comentarios de algunos compañeros de trabajo, me pico el bichito
de la curiosidad de ver el último video del humorista colombiano Hassam, que al parecer estaba causando indignación en
el gremio médico.
No soy fan del comediante pero
cuando quiero reírme de cualquier pendejada pongo sus videos o si estoy
desparchado un sábado en la noche espero su presentación en “sábados felices”.
Sin mayor expectativa le di play
al controversial video y… pues vi lo que se supone que tendría que ver; una parodia muy a lo colombiano de la atención
en salud: caricaturizaciones del equipo médico (como se esperaría en este tipo de material)
el desgastado cliché de “las locas” o “maricas” sin lo cual ningún chiste tiene
gracia (le faltó el negro y el pastuso) abuelitos despistados sirviendo de
extras y la insoportable canción de moda. Es más, no le vi gran mérito a la producción del
video, pues era la escena típica en una
sala de espera de un hospital.
El embrollo se formó al parecer
porque había dejado en el aire la idea de que aparte de la responsabilidad del gobierno,
gran parte del problema del sistema de salud recaía en manos de sus ejecutores, desde el
celador hasta el medico “loca” que atendía.
Un chiste flojo, algo de humor negro, y si, algo de desinformación…pero…
al final de cuentas eso era lo que se supondría vería, en realidad no esperaba la superproducción académico-filosófica
que abriera un nuevo campo del saber.
Muchos médicos se indignaron
(somos el país de los indignados, después del futbol es nuestro deporte
nacional) y hasta donde vi, respetuosamente le reclamaron por sus distintas
redes sociales.
Me sorprendí por sus respuestas,
para ser una persona inmersa en el mundo del espectáculo parece que se tomó muy
a pecho los comentarios (tal vez nunca había tenido tanta audiencia) y con
frases descalificativas encendió más la hoguera; expresiones como: “creídos y maricones” “estudie otros 6 años más”
o simplemente comparándoles con “ñeros” y rematando con una observación en su última
presentación en sábados felices, donde sugería que si nos indignábamos nos indignáramos
por algo de verdad importante, no por un simple humorista.
Quise entrar en la onda de la indignación,
pero me di cuenta que Hassam no tenía la culpa,
a efectos prácticos, él, su video y los miles de seguidores-opinadores, más
que reflejar el fallido sistema de salud, simplemente reflejaba al colombiano
de a pie: el que cree que con su descuento de salud y pensión paga los
honorarios de los profesionales de salud (el que no entiende de donde viene y para
dónde va la plata nunca sabrá como lo están robando), el que cree que con dos
billetes de cincuenta mil compra la
conciencia de cualquier persona, el que
primero insulta y luego exige un trato digno,
el que se siente estafado con un acetaminofén o un ibuprofeno pero que
sacrifica medio sueldo en una bebida que termine en “life”, en el bebedizo de cualquier brujo o en la
pasta que formula la vecina de la esquina, el que se retira de manera
voluntaria porque lo que se ordena (si dejan) no es lo que el medico considere
sino lo que él cree pertinente…en fin., es una verdad innegable que el
sistema no es el mejor, pero caer en el facilismo de inculpar a los
profesionales de la salud es solo muestra de la ligereza de pensamiento, mal pandémico
en el país.
Tal vez a muchos les parezca exagerada
la reacción del gremio de la salud ante un simple video, pero tal vez todo se
deba a ese continuo estado de tensión y
paranoia en el cual nos encontramos inmersos quien en esto trabajamos a tal
punto que ya no aguantamos ni un chiste.
Pero es que saber que de no
cambiar las cosas este sistema de salud inevitablemente colapsara (por mucho
que lo nieguen los ministros y el presidente) produce cierta “palpitadera en la
sien”, y ser conscientes que un fallo en este sistema se traducirá en muertes
en las que pueden estar incluidas
personas como Ud. y yo, sin contar claro
está, que de sobrevivir será más viable vender arepas en una esquina que seguir
ejerciendo como profesional de salud en este país del sagrado corazón, dadas
las garantías que ofrecen, casi que rompe el aneurisma que todos llevamos
dentro, y no sé, da cierta putería que de las pocas personas que comparten esta ”epifanía”
y que han saltado las trabas mentales
causadas por la muerte del último gran cantante vallenato o de los últimos 10
minutos que jugó James en el futbol europeo, vengan y con un video lo mas de gracioso (porque es gracioso) a achacarle
la culpa de todo a quienes de otra forma también son víctimas de este negocio
llamado sistema de salud colombiano.
Tal vez deberían darle el collar
de arepas a Hassan pues con sus personajes ha reflejado perfectamente nuestro país. Un país manejado por algunos “Proculos rico”,
que todos sabemos dónde están sentados y a qué horas sesionan, administrado por muchos “Rogelios pataquiva”
que construyen un puente en cinco años,
convocan marchas de principios bíblicos o en el caso de la salud, conjuran infecciones y enfermedades desde memorandos
en su escritorio, condenan con base en
lo que no entienden o roban a costillas de demandas por “fallidas” anticoncepciones, y por ultimo sustentado por
miles…no, cientos de miles…no, millones de “Güevardos” que se creen cuanta cosa
les dicen.
Por último dejaré la frase que más
gracia me causó “si no le gustan los médicos, estudie seis años y cúrese ud
mismo”