No me gusta mucho meterme en política...pero es que se metieron con el osito
Bien decía este querido
personaje:
“es que yo como digo una
cosa digo otra”
La posesión de cualquier
persona en un cargo público debería exigir de forma radical que esta cancele su
cuenta de twitter, o al menos que esto se diese como prerrequisito obligatorio
en todo integrante del senado. Parece ser que se ha vuelto costumbre en nuestros
honorables parlamentarios y principalmente en los del centro democrático que
cada tanto estén dando muestras de su infinita estupidez en redes sociales.
Sin contar las
variopintas salidas en falso de su carismática cabeza el expresidente Álvaro Uribe,
son fiel ejemplo de aquello el trino que
soltó el senador Daniel Cabrales cuando en un lapsus mezcló un partido de
futbol con política sin que ninguno
tuviese relación o la sonada encuesta de
la senadora María Fernanda Cabal en donde fue por lana y salió
trasquilada. Ahora le tocó el turno
(nuevamente) a la senadora Paloma Valencia, quien haciendo caso omiso a sus estudios de
derecho, filosofía y escritura creativa, dejó cantar al pajarito entonando esta canción:
Aunque las redes sociales
son herramientas de libre uso y en ellas nos podemos dar el lujo de colgar
cuanta barbaridad se nos ocurra, para uno de estos “supra colombianos” llamados senadores (pues se ganan en un mes lo
que Ud. y yo nos ganaremos en un muy
largo periodo de tiempo y eso sin contar las arandelas) lo mínimo que se
les puede pedir es congruencia (así sea
en su más basal estado) en cada frase que escriban, una comprensión del “modus
operandi” de la plataforma que utilizan
y porque no, algo de raciocinio en la idea que pretenden expresar.
Aunque después de la metida
de pata y en respuesta a la respuesta que dio parques nacionales, la senadora
lanzo nuevos tuits tratando dar explicación, en cierta medida con razón, de su
primer comentario, el mal ya estaba hecho, la ilustre senadora no pareció ver más
allá del momento (como muchos senadores)
Para el parroquiano estándar
al leer el tuit queda la sensación de que la ilustre política le está reclamando al oso a que este responda a los ganaderos por los daños causados. Aunque claro está, el reclamo va para parques nacionales. Pero ¿qué
hacen los marginados, sufridos y perseguidos ganaderos en un área de reserva
natural? ¿Será esta una nueva y sutil forma de justificar la política
latifundista que bien profesan los de su corriente? ¿Prima el interés de
particulares (ganaderos) ante una especie en vía de extinción? ¿Quienes quieren matar al oso? ¿Los ganaderos
de la región? ¿Los mismos a los cuales parque nacionales tiene que indemnizar?
El confuso mensaje que deja
entrever la senadora en una extraña mezcla de proteccionismos ambiental (no
maten al oso) dejen quietos a los ganaderos (indemnizar a los ganaderos) y que
se jodan parques nacionales.
Es probable que este oso de
la senadora termine cuando otro senador
haga una nueva estupidez en alguna red
social, o cuando el pobre oso, omnívoro de dieta preferencialmente vegetariana, carnívoro ocasional, posiblemente obligado por la deforestacion que
requieren las areas para pastoreo, muera a mano de sicarios contratados por
ganaderos al borde de la ruina por la muerte de una vaca.
Hasta la fecha la última noticia
del oso de anteojos de Totoro es que se le vio cerca del banco agrario haciendo una solicitud de préstamo. Ojala se lo aprueben para que todo esto
llegue a un final feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario