A
veces siento ese miedo macabro que nació en algún sueño cataclísmico y profético en mi niñez; siento el vacío de sentir la existencia de
todo lo que soy precipitarse de forma abrupta en un caos total. Es sentir
caer los cielos sobre una tierra inerme, o peor aún, ver caer la tierra en unos
cielos impasibles. Es sentir la desesperanza de comprenderse nulo, de ser algo sin mayor trascendencia... como un soplo de brisa pasajera. Es sentir hasta cierto punto el regocijo de vivir en un lugar cercano al abandono.