Es por todos conocido que el Huila no es de los
departamentos más prósperos del país (aunque debería), como bien dijo un amigo:
-uno nota cuando
entra al Huila, el asfalto de la carretera parece más áspero-
Y es más conocido por todos, que nuestros representantes en el gobierno
nunca han sido ni los mejores, ni los más útiles, ni las más representativos
(no, el presidente Misael Pastrana no fue un buen ejemplo, ni tampoco su hijo Andrés
Pastrana)
Pareciera que hemos aceptado la famosa frase de Turbay “llevar
la corrupción a sus justas proporciones” y la hemos aplicado a nuestros
notables representantes; por mucho que
roben y roben al pueblo, cada cuatro años los opitas siempre seguirán votando por los mismos Villalvas, Gechems, Losadas,
González o Andrades, igual, si ya tuvimos
a nuestro embajador de la india, cualquier cosa después de él es ganancia.
Pero algo está ocurriendo;
en los últimos años algunos de
nuestros representantes están adquiriendo notoriedad, y no por el hecho de lograr el anhelado desarrollo de nuestra región, ni por presentar y llevar a buen final
proyectos en beneficio de los habitantes de la tierra del alto magdalena, se están dando a conocer por los desaguisados
(iba a escribir estupideces pero pensé que sonaría feo y lo omití) en sus
declaraciones (solo declaraciones porque de hechos y acciones poco se ve), sacaré del ruedo al senador Hernán Andrade y Rodrigo Villalva que por ahora
parece que están más interesados en ganar indulgencias electorales para el próximo
gobierno que en otra cosa. Los otros que
no nombro, pues no los nombro porque ni fu ni fa.
El tema se centra en dos personajes: el senador Ernesto Macías y el representante a
la cámara Álvaro Hernán Prada. El primero por sus comentarios en el congreso, muy
propios de un capítulo del chavo y el
segundo por su uso de las redes sociales,
cosa peor, pues el primero puede decir que ante cualquier cosa “se me
chispoteo” pero el segundo se supondría que tuvo tiempo para pensar antes de
escribir y publicar, pero es probable que lo primero le quede difícil y solo se
limite a escribir y publicar.
Ambos miembros del centro democrático, partido caracterizado
por depender en todos los aspectos del carisma de su jefe Uribe, y que está
condenado a desaparecer máximo en unos 25 años (cuando Uribe muera de viejo) ya
que él es el cerebro, corazón y alma, sin él todos son una masa amorfa, sin
sentido del tiempo y el espacio.
La gota que derramo la copa, vino de Prada cuando luego del
atentado en el centro comercial andino, soltó
su ímpetu bestial (por lo bestia) en redes sociales, dejando escapar su
verborrea insulsa, superficial e
incendiaria, mostrando lo más vulgar de su mentalidad política: el oportunismo político a expensas del dolor
y el terror tras un acto de violencia. No
fue el único, muchos siguieron su ejemplo (la mayoría de su corriente política)
incluso algunos tan chocantes como el pastor evangélico y YouTuber Ortiz, que
como buitre se acercó al sitio de la tragedia a dejar su granito de odio
disfrazado de indignación.
En la columna de opinión del diario del Huila, nuestro
ilustre representante a la cámara trató de tapar la cagada con unos párrafos donde
condenaba los actos terroristas, pero rematando con una increpación a todos
los que le habían acusado de oportunista y miserable, ni eso lo supo hacer bien, una cosa es fijar
una posición frente a actos terroristas, y otra aprovecharse de ellos para
realizar arengas políticas y de oposición.
Uno como huilense siente vergüenza al saber que estos dos
personajes son los que nos representan, que son nuestra cara y voz ante la nación, es una
lástima que estén en ese sitio gracias a la estrategia un tanto maquiavélica pero
legal de las listas cerradas, pero como
tendremos que soportarlos por otro año y medio, no queda más que decir que los
opitas no somos como ellos, que somos gente amable, con ideas, que queremos nuestro país y que preferimos
que nos identifiquen con el celio del programa “ordoñese de la risa”
y no con estos esperpentos.
Nota: dicen las malas lenguas que las altas esferas del
poder del centro democrático andan buscando ingenieros de sistemas que les
diseñen una aplicación que les permita detectar los errores pendejos en sus
publicaciones…no lo han encontrado