latecleadera

viernes, 10 de febrero de 2017

Señor político, ¿cual es la respuesta de la pregunta 43?



Partiré de la suposición de que la noticia publicada hace pocos días en  el diario “la nación” sobre nuevos (o antiguos siendo más precisos) actos de corrupción en la ciudad de Neiva es real, puede que solo sean simples calumnias, hoax parroquiales de internautas desocupados, pero esto solo el tiempo lo definirá.

La salud es uno de los sectores más golpeados por la corrupción y el Huila y especialmente la ciudad de Neiva es un buen ejemplo de ello.  Sin contar las ya usuales  notas que aparecen mensualmente en los diarios locales, donde se ventilan “pecadillos” de algunas instituciones o funcionarios  que en buena medida representan la conocida frase de un expresidente “la corrupción en sus justas proporciones”,  y dejando de lado grandes elefantes no blancos sino ultra blancos, como la torre materno infantil del hospital universitario de Neiva, que ya va a  completar 6 años en construcción, se ha llevado consigo cerca de $ 42.500 millones y sigue en obra negra (un buen espejo que nos muestra  que tipo de clase política maneja nuestro departamento) nos llega ahora una nueva pieza a este juego de bandidos y ladrones.

Entre el amasijo de acusaciones y confesiones registradas en un audio tomado ilegalmente (ya sabemos cómo terminara esto) a un ilustre (según algunos) excandidato al concejo de Neiva y ahora funcionario de la universidad surcolombiana, en el cual se explicaba el “modus operandi” entre este impoluto ciudadano y el exgerente de la ESE municipal y ahora según me comentaron docente de la surcolombiana, donde según lo escrito por el diario “la nación” daban buen ejemplo del tráfico de favores políticos, unos renglones llamaron mi atención:

“Esa especialización ---refiriéndose supuestamente a una especialización en pediatría hecha por la esposa de Cangrejo---, eran tres personas que son amigas, conservadoras, y ellas me dieron las preguntas a mí…”

Pongamos en contexto el asunto.

Las especializaciones  médicas  en Colombia son una odisea.  A diferencia de muchos postgrados de otras carreras, estas requieren dedicación absoluta, difícilmente solo queda tiempo para la familia.  Para realizar una residencia (que es como se llama a la especialización clínica en medicina)  se tiene que contar con un buen colchón financiero que solvente los gastos personales (y familiares si es el caso) por espacio de 3 o 4 años,  tiempo que será dedicado exclusivamente a la academia.

El gobierno se ufana de decir que contamos con el tercer mejor sistema de salud del mundo, tal vez le falto especificar algo, es el tercer mejor sistema de salud para las EPS y cuanto administrativo tenga metidas las manos en él, para el personal de salud y el paciente es una mierda.

Un residente no es un estudiante cualquiera, es un médico con experiencia laboral, que tuvo que sortear un riguroso proceso de selección, que se encuentra en constante formación y piensa entregar lo mejor de sí a la sociedad;  sus horarios de trabajo fácilmente exceden los de cualquier trabajador oficial,  cumple funciones administrativas, realiza funciones asistenciales y tiene que dar cuenta de actividades académicas, y solo en este país del sagrado corazón, no recibe un solo peso por ello,  el trabajo de residencia es gratis, no remunerado, al contrario, cada semestre dependiendo de la universidad puede variar entre los 5 y los 20 millones.  Curioso estímulo para un país que urge de disponibilidad de especialistas que aligeren las largas colas de espera de citas y procedimientos médicos,  pero como la malicia indígena nos embarga,  el gobierno sabiamente aparte de no dar recursos para el pago de estos profesionales,  decide recortar los cupos de becas que tenía asignados para “ayudar” a médicos de bajos recursos (que son bastantes).

Pero esta es la parte “buena” de la situación.  A diferencia de otros países  como Argentina, Chile o España (a los cuales  emigran  gran parte de los médicos colombianos) donde para ingresar a una residencia, luego de validar títulos y más cuestiones de rigor,  solo se tiene que presentar un examen de conocimientos médicos generales (absolutamente nada fácil) que representa un 80 o 90 por ciento del puntaje, siendo el resto dado por la hoja de vida,  y que dependiendo del resultado permite al postulado elegir la especialidad  y la institución donde piensa desarrollarla, dando sensación de transparencia y justicia, en Colombia las cosas son un poco diferentes.

Para presentarme a una residencia lo primero que tengo que hacer es comprar el formulario de inscripción, que según la universidad varía entre los 200 y 600 mil pesos, un buen negocio pues perfectamente se pueden presentar cientos de médicos a una especialidad que solo brinda la opción de 3 o 4 cupos.  El siguiente paso es  presentar el examen de conocimientos médicos generales y específicos a la especialidad escogida, que requiere para su resolución varias   horas de estudio al día por varios meses;   si paso el examen  clasifico a la prueba psicotécnica, si paso  esta,  algunas instituciones exigen una semana de rotación para “conocer” a sus futuros estudiantes y por último la prueba definitiva,  la archiconocida y temida entrevista.  Quien sortee todos estos obstáculos felizmente entrará a formar parte del selecto grupo de residentes  (RCN nos vendió la idea  que estos son  estudiantes promiscuos, que cada noche sellaban su jornada con una copa de licor en un bar estrato siete y que tenían los conocimientos médicos típicos de un estudiante de pregrado de primeros semestres).

Pareciera un proceso riguroso y justo para escoger profesionales en los cuales quedara la salud de muchos pacientes, pero….

Es conocido por todos los médicos que lo único imparcial en este proceso es el examen, que este es el único “punto seguro”  en un océano de subjetividades  y pareceres.  Se rumora entre médicos que en X o Y universidad de los 3 o 4 cupos asignados uno  o dos de ellos ya están asignados para hijos o recomendados de ilustres personajes (la mayoría de las veces esto se cumple), que muchas universidades escudándose en triquiñuelas de supuesto origen administrativo  disminuyen o aplazan cupos dependiendo del mercado local,  que algunas por temporadas prefieren estudiantes de otras regiones para en el futuro no verse  en problemas de competencia laboral,  que algunas reciben egresados de esta universidad  y de esta no,  que muchas exigen un “perfil” que nadie, aparte de sus escogidos, saben cuál es. 

Dentro del anecdotario de todo médico está el número de veces que se ha presentado a residencia  y las veces que la “entrevista” los ha descabezado.

Situaciones como estas son motivo de  jocosa y triste conversación.
¿Doctor Pablito Ud. de donde es?
De Neiva doctor.
Allá hace mucho calor ¿cierto?
Sí señor,
Ah bueno, puede retirarse.

O que simplemente al entrar a la entrevista, uno de los evaluadores con solo darle un vistazo dictamine.
-          Lo siento doctor Ud. no cumple con el perfil  ****ista, puede  retirarse.

Algo así solo muestra que el nivel de imparcialidad y objetividad de las universidades del país tiende a  cero, exceptuando el resultado del examen,  el boleto dorado, la llave maestra (aunque casos se han visto en el que el primer puntaje no siempre pasa a residencia)

Y resulta ahora, que según esos audios, lo que hasta hace poco era lo más sagrado en términos académicos,  el sacrosanto del  conocimiento médico, andaba de arriba para abajo, de un lado para otro, cual lista de mercado,  en las manos de políticos baratos,  como moneda de pago para favores personales,  algo que de ser cierto es completamente vergonzoso, algo que nos escupe en la cara a todos y cada de los egresados de la universidad surcolombiana,  algo que por simple decencia las directivas de la USCO tienen que desmentir o en el peor de los casos castigar con severidad, algo que como profesionales surcolombianos sencillamente no podemos permitir siga ocurriendo.

Mientras esto ocurre algunos galenos tienen pensado visitar las distintas oficinas de los partidos políticos regionales, con el fin de solicitar  a cambio de los votos de su núcleo familiar, la temática que cubrirán las preguntas para las próxima convocatorias a residencia, porque al final de cuentas son estos honorables personajes quienes nuevamente  definirían nuestros destinos, ¿o no?  


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