latecleadera

sábado, 10 de enero de 2015

Mi derecho a escribir lo que se me de la gana



¿Y que si pienso diferente  y contrario a lo que se supondría debería pensar?

En parís tres sociópatas ingresan a la sala de redacción de un diario satírico y acribillan sin remordimiento   a quienes allí se encuentran.  La noticia se riega como pólvora, los videos de la toma se vuelven virales en internet, y en uno de ellos se ve como uno de los asaltantes ultima con una ráfaga en la cabeza a uno de los policías herido en la calle, cual si fuera una escena de videojuego.

Europa se viste de luto, el mundo se indigna, pero ¿Por qué tiene que ser tan importante y trascendental la muerte de estos 12 hombres? ¿Qué hace que la muerte de estas personas merezca el rechazo global?  Pocas semanas antes cientos de niños pakistaníes eran  ejecutados en una escuela, la noticia no dura más de dos días en primera plana, poco se movieron las redes sociales y es probable que este suceso estuviese a la par de la última selfie ridícula de cualquier famoso. Retrocedemos el reloj y en México decenas de estudiantes son reducidos a cenizas por fuerzas policiales, México convulsiona, el resto del mundo mira apacible. Meses atrás Israel arrasa con pueblos palestinos, todo se convierte en una buena nota de mitad de noticiero, en las redes se comenta que es por  legítima defensa del pueblo de Israel.  En fin, todos los días y a toda hora aparecen noticias como aquellas, donde el cuerpo sangrante de cualquier persona es el plato predilecto del lente morboso del corresponsal.  ¿Por qué estos 12 nuevos muertos tendrían que ser diferentes? ¿Acaso los franceses  son  seres de primera categoría a diferencia del resto de la humanidad? Bueno tal vez ellos estén menos acostumbrados a estos hechos de bestialidad tan usuales en nuestras tierras y que por desgracia nos han dado un vergonzoso escudo de olvido e indiferencia.  Pero no creo que sea eso, estos doce hombres que perdieron la vida en un acto cobarde no son diferentes a los niños pakistaníes, a los estudiantes mexicanos, a los palestinos desterrados, a los soldados israelitas, a los colombianos diariamente asesinados.  Simplemente es el hecho de lo que su labor significaba.  10 hombres (2 eran policías) cuyo trabajo era el periodismo; irónico, vulgar, ofensivo o lo que fuese, pero a final de cuentas representaban uno de los tantos derechos que todos en algún momento de la vida hemos sacado a relucir,  el derecho a la libertad de expresión.

¿Y en esta sociedad distopica en la que vivimos que representa esto?  Posiblemente nada, esa libertad como muchas otras no deja de ser una mera ilusión, un mero juego de palabras para poder llevar esta vida cómodamente.  Todos hablan de libertad de opinión, de libertad de creencias, de libertad de expresión, pero la mayoría solo la aplica a aquello que está conforme a su opinión, sus creencias y su expresión.  Dan nauseas leer algunos comentarios en donde primero de manera solapadamente hipócrita lamentan la muerte de estos hombres, para luego, diplomáticamente  justificar su asesinato por el simple hecho de “ellos se lo buscaron” “o quien los manda a no respetar las creencias de los demás”.  Resulta que la libertad solo llega hasta el límite en que la libertad del otro lo permite. Lo que yo piense, mi opinión solo es válida y justificable hasta el punto en donde no lastime las opiniones y pensamientos del otro.  Parece sonar bien, pero no lo es, esa libertad condicionada solo es posible en el mundo mágico que nos venden  y engullen a toda hora la educación, los medios, la política, la sociedad.  Es esa puta hoja de ruta que llevamos pegada en nuestra cabeza y que día a día nos dice como todo debe marchar:  -Este mundo a pesar de todas sus penurias es un mundo feliz (por algo somos el país de los más felices) todo lo que tu deseas si lo buscas con fe y perseverancia lo lograras- producto esto de ese esperpento llamado pensamiento positivo que justificado por ese error de razonamiento  llamado sesgo de supervivencia, nos hace pensar que todo puede ser mejor, y es de este modo, como a punta de libros de Coelho, Osho y Riso, la cuántica fantasiosa de Chopra y los concejos de Duque Linares, cada día podemos vivir un poco mejor engañados. En la radio charlatanes nos venden sus ideas esotéricas de auto superación, psicólogos de medio pelo pululan con sus terapias angelicales, oníricas y  energéticas,  teguas disfrazados de científicos estafan a nombre de terapias alternativas y estafadores de grande alcurnia idiotizan multitudes desde pulpitos y templos vendiendo promesas que no pueden cumplir y que nadie puede reclamar.

Nos vendieron la idea de un mundo perfecto cimentado en un lodazal edificable.   Y en esta cloaca de sociedad es donde sacamos a relucir  nuestra libertad de expresión,  y entre todas estas libertades,  la libertad de creencias es la que más lastra lleva en todo esto.   Doce hombres murieron a bala porque tres idiotas sintieron en lo más profundo que sus creencias habían sido insultadas,  que su cultura había sido socavada.   Y muchos justificaron estos actos aduciendo que dentro de las libertades había que poner el límite en no ofender   las creencias de los demás.  ¿Y de cuando para acá las creencias  y las ideas se tienen que respetar? Son las personas las que merecen respeto, las que no se acribillan o se queman o se desaparecen, las ideas no se respetan, se debaten, se argumentan, ellas no requieren ningún tipo de respeto, son ajenas a él.  Si esta suposición fuese cierta,  también tendríamos que respetar el racismo ya que es una idea, una creencia,  por cierto lo mas de documentada, tendríamos que respetar la  subyugación de la mujer ante el hombre y quien sabe cuanta estupidez más, pues por más ridículas  y ruines que sean no dejan de ser ideas, opiniones y como tal tendrían que respetarse.

Y es en este juego de palabras donde nos sumergimos,  y en un estado de catarsis nos indignamos ante las declaraciones racistas de algún senador imbécil so excusa de la libertad y dignidad de las minorías, pero no decimos ni jota cuando una turba iracunda mata a patadas un animal en una fiesta, nos indignamos y nos ponemos colorados de la furia si una artista plástica expone una custodia  en forma de vagina en una iglesia museo, pero nos quedamos callados ante los discursos homofóbicos de curas y pastores en sus oficinas-templos. Doble moral de mierda es la que tenemos. Nos gusta la libertad que nos conviene porque no hemos aprendido a debatir las ideas y respetar a quien las expone.


Por eso, antes que en este mundo de princesas y príncipes, de ositos cariñositos sobre arcoíris y lluvias de chocolates, se suspenda la libertad para opinar lo que se quiera.  Debo decir que tenemos derecho a expresar  lo que nos dé la gana, tenemos derechos a mandar al carajo esa ilusión de perfección leguleya que nos venden  y proclamar que somos unos malditos pesimistas  y negativos a mucho honor.   Que los eufemismos se los pueden meter por donde se les dé la gana. Que si dios necesita respeto, que baje personalmente y  se defienda de las ofensas que se le lanzan.  Sería bueno que el omnisciente ala (yaveh-jehova o como se quiera llamar) diera la cara y dejara de esconderse tras las faldas de sus matones de mierda.  Que Jesús quitara de su rostro esa sonrisa estúpida que tiene en alguna de las imágenes que pululan por todos  los muros de Facebook y se pusiera al frente de sus ejércitos de idiotas útiles (alias creyentes, y si, son ejércitos, pues estoy cansado de escuchar a muchos cristianos y pastores llamarse soldados de la fe, guerreros de cristo) y respondiera por todos y cada uno de los crímenes que ha permitido se cometan en su nombre.  Que la virgen maría dejara de mirarnos con esos ojos de mosquita muerta, dejara de llorar sangre y aparecerse en grutas y tostadas a decir babosadas, y reprendiera a todos esos  católicos de mierda homofobos, misóginos, depravados y sicarios que cada día y a toda hora se encomiendan a sus favores para su bien;  ojala todos y cada uno de los  miles de dioses que según algunos no son ideas, si no seres  reales y verídicos y por lo tanto merecedores de  respeto  y adoración,  dejaran de rascarse sus traseros en sus paradisiacos lupanares y bajaran a este mundo imperfecto, brutal y cruel y dieran la cara ante todos sus seguidores para que estos de una vez por todas entraran en razón y dejaran al resto de humanidad, que no tiene la culpa por sus locuras, vivir en paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario