latecleadera

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Yo no soy de los Franco


Agradezco inmensamente al Canal A, luego Canal 1 y finalmente canal Caracol, el haber permitido educar y mantener en estricto orden y armonía mi agitado sistema gastrointestinal, principalmente en sus primeras porciones y funciones,  iniciando por la parte estimulativa de la región olfativa de mi nariz, la secreción  de mis glándulas salivales, el cálido preámbulo acidificante de mi estómago en espera del bolo alimenticio y los primeros dos metros de intestino degradando el quimo en sustancias solublemente nutritivas. 
Eran los 90s, años agitados y de cambio, el sol estaba en su cenit, los buitres giraban en espirales juguetonas cerca de las nubes, los ruidos de los trastes de cocina escapaban al compás de los vapores que desprendían los platos servidos en la mesa del comedor:  aroma de arroz cocido con trocitos de cebolla, carne frita en aceite viejo, papa cubierta de una exquisita mezcla de tomate, cebolla (nuevamente cebolla) color, caldo Maggui y dios sabe que otro ingrediente secreto (ricostilla no, esta llegó después) comúnmente conocida como “hogo” y la papa ascendida al título de “papa chorriada”, sopa de plátano y jugo de guayaba. Y en toda esta escena completa y absolutamente hogareña, se elevaba sobre las tapias y los techos de las casas, escapaba por las rendijas de las ventanas y por las puertas abiertas inundándolo todo, aquel sonido que salía de la cajita mágica llamada televisor, aquella melodía que si el oído no me engaña era interpretada por un sintetizador, un piano, una flauta?? Y una guitarra.  Algo así como “pa papa  papa, pa paparapa, pa papapa parapa, papa papa parapa parapa, pa papa, pa parapa papa, pa pa”.  Esa endemoniada melodía del programa número dos de los colombianos (el numero uno es sábados felices) Padres e Hijos.
Durante años aquella retahíla musical varias veces rediseñada pero siempre conservando su esencia fue la banda  sonora de los almuerzos colombianos, tan solo era escucharla y de inmediato alguna neurona en alguna circunvolución se activaba y nos advertía que era hora de comida.  Y cuando la cosa se puso mejor y el programa se extendió algo más allá del medio día, no solo nos preparaba para las delicias gastronómicas, sino que gracias a la complejidad de sus libretos nos inducia un agradable sueño post prandial.
En estos días y luego de la triste noticia de la muerte de Roberto Gómez Bolaños, muchos medios han proclamado y sin derecho a replicas que Chespirito y amigos,  es sin lugar a dudas el principal y más importante producto televisivo de Latinoamérica, porque 27 años de trabajo y cerca de 2010 capítulos dan suficientes motivos para considerar que la tarea se hizo con todas las de la ley.  Pero este monstruo de la televisión colombiana contó con la medio pendejadita de 16 años y 3500 capítulos, cada uno de ellos tan truculento como podría ser posible.
Hasta donde  la memoria me alcanza, los primeros capítulos los vi en compañía de mis tíos abuelos, sentados en la sala comedor y atentos a todos los comentarios y situaciones de aquella típica familia colombiana, los Franco.  Se esperaba atento el desenlace de la trama y la moraleja al final del capítulo,  corta y concisa, como el mensaje del cura del minuto de dios.  Pero las cosas fueron cambiando, el programa al igual que el hombre, nació puro e inocente y la sociedad lo corrompió,   empezaron a entrar en escena situaciones un tanto “amorales” que no es que brindaran un buen ejemplo a una mente adolescente como la mía,  de modo que el programa  salió del menú del almuerzo (y debo decir que fue un gran alivio).  Pasaron los años y Daniela creció con nosotros, la vimos enamorarse infinidad de veces -como la amiga bandida que todos tenemos- solo que esta no solo se limitaba a ennoviarse y ya,  gustaba de meterse en camisa de once varas, desde la primera vez que se cuadró con un chino bonito del conjunto y al que de manera hacendosa le lavaba la ropa, hasta esos amores y aventuras  tórpidas que la llevaron a situaciones al borde de la muerte. Las mujeres la detestaban por zorra, los hombres la detestábamos porque no seguía los lineamientos estéticos de todas las otras triple mamacitas que formaban el elenco;  ella, cari redondita y malgeniada…y si  zorra. (Aunque debo decir en su defensa que aunque nunca le seguí su evolución sexyromantica, bien podría aparecer en un capitulo con un muchachote y a los cuatro meses con otros muchachote, pero esto no era indicativo que se la jugará a los dos, es más, podría ser que estos miserables le rompían el corazón y ella simplemente buscaba consuelo en otros brazos, posiblemente Daniela solo fue la viva encarnación de una mujer incomprendida).


Federico o mejor Naren Daryanany entró y salió sin mucha bulla, al igual que Natalia Franco que no se en que capitulo partió  para el exterior y desde allí decidió entrar al cine erótico (no porno, erótico) en donde al  ritmo de tabaco y chanel se le empelota a un tipo, muestra el corte Hitler y mientras el individuo en cuestión le da por delante y detrás como actor de la franja nocturna de fill zone, ella deja escapar un soliloquio moralista como en los mejores tiempos de la serie de tv colombiana (como diablos puede ser esto porno, porno el de nuestra ilustre y honorable representante cultural Esperanza Gómez)
A Carlos Alberto lo vimos con cabello, luego calvo y nuevamente con pelo matemáticamente implantado,  siendo el vivo ejemplo del padre de familia en el que todos debíamos convertirnos. Un tipo que yo no sé a qué horas trabajaba, pero que con lo poco que hacía, tenía suficiente para permitirle a su familia una cómoda vida estrato seis. Ese hombre  fue el padre que miles de huérfanos tomaron en adopción, el objetivo que el programa matrix asignó a los campos de cultivo correspondientes a lo que sería Colombia, nuestro ideal patriarcal, nuestro macho alfa televisivo; es por esto mismo, que ahora que soy un padre de familia, todos los días cuando me levanto y luego de cepillarme y peinarme frente al espejo, me repito una y otra vez “ni por el hijueputa te vas a convertir en Carlos Alberto” luego de esta oración, puedo partir en paz a cumplir mis labores cotidianas.
La señora de Franco al igual que una criatura mitológica, llegaba, se reproducía, luego moría, luego resucitaba, se reproducía nuevamente y luego se divorciaba,  en fin fueron tantos personajes (¿2?) igual de neuróticos y corrientes que si yo fuera mujer todos los días luego de cepillarme y peinarme en el espejo diría “ni por el hijueputas vas a ser la señora de Franco”.
Del resto solo puedo decir que eran todos bonitos, tanto ellas como ellos, al parecer el programa se convirtió en la puerta de entrada de cuanto modelo, presentador y animador se requería  para la televisión nacional.  Las historias cada día eran más truculentas (recuerdo un capitulo en el cual un personaje de moda, el personaje X, había sido secuestrado, y en un descuido de sus captores, logró escapar, pero a mitad del camino, recapacitó, llegó a lo conclusión que no era justo hacerles pasar un mal rato a sus secuestradores, pues a pesar de todo, lo habían tratado bien, y decidió regresar nuevamente a su sitio de cautiverio).   Y debido a que todos estos actores y actoras (para que no haya exclusión de género) eran apuestos y apuestísimas, se convirtieron en el referente para bautizar a cuanto infante naciera bajo el influjo televisivo de aquellos años.  Nuestra época, la época de los Jhons, Jhonatans, fredys, Williams, willintongs, wilsons y más conjugaciones de la Jota la ye, la hache y la doble u , pasó de moda y entraron a poblar las escuelas y jardines los camilos, santiagos, sebastianes, nicolas, camilas, paulas,  maria paos y más nombres que  pocos años antes eran de uso exclusivo para los abuelos.

Un viernes 24 de julio del 2009 la serie llegó a su fin, ¿Qué ocurrió en dicho capitulo? Para mí es un secreto, un secreto que como los secretos de Fátima, es mejor no conocer,  solo sé que a partir de esa fecha el número de casos de problemas gástricos se elevó exponencialmente,  aquella melodía que hacía las veces de milanta, omeprazol o levosupirida desapareció y el grueso de la población quedó expuesto a largos capítulos de estilo RCN o Show Caracol.  Diversos grupos de investigación médica auguran para un futuro próximo alta incidencia de cáncer gástrico  en pacientes con tumores cerebrales y desordenes cognitivos.  Que dios se ampare de nosotros.


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